En perspectiva, muchas celebridades pasan la mayor parte de su tiempo ajustando sus agendas, estirando o acortando sus plazos de tiempo. Lo peor es cuando empiezan desde tan temprano, pues crecen con la idea de que el tiempo es algo poco relevante. Encontrar a una actriz que haya buscado de mil formas -como viajes, retiros, trabajos etc.- esa senda que seguirá para tener una vida plena, contrasta con la mayoría de las estrellas de este nuevo siglo.

Tal vez su personalidad eclética y un tanto rebelde explique por qué Ilse Salas tiene tantas historias que contar con apenas 34 años vividos. De dos grandes viajes, una pequeña decepción académica y un maestro notorio, mucho se pudo sacar. El resultado: una trayectoria que recoge experiencias transcendentes en televisión y cine, como su participación en el papel de Valentina, esposa de Mario Moreno, en la película Cantinflas (2014).

Valentina Ivanova ilse salas

Rebeldía y hábito

Después de enterarte de que formó parte de una banda de música rock, mucho más te costará creer que antes la actriz deseaba ser monja. Pero, como ella misma lo explica, fue una etapa en la que la cautivaron los sonetos de Sor Juana, que reflejaban entrega y vocación. Imaginaba esos amores intensos, contenidos, secretos. Su poesía me intrigaba y me fascinaba que, metida en un claustro, dentro de ella ocurriera un mundo. Ahora ve con un poco de risa y ternura esa etapa de su vida.

Si bien tuvo una etapa tan llena de iluminación, como quien diría, también pasó por su periodo de rebeldía, que obviamente la sacó de su convicción de tomar el hábito, cuando a los 15 años formó parte de una banda musical, “La Libélula”, de la cual le queda un tatuaje en su muñeca derecha y buenos recuerdos. ¿Y a quién no? Si no hay nada más fascinante que hacer lo que uno desea. “Fue una etapa divertidísima, en donde tocábamos en los antros de mala muerte de la Ciudad de México, o cualquier fiesta a la que nos invitaran, hasta ferias culturales. Yo lo recuerdo así, como una de las etapas más divertidas de mi adolescencia”.

 

Actuar o no actuar, he allí el dilema

Las almas más sensibles suelen ser las más aptas para la actuación. Lo que muchos ignoran es que para llegar allí, algunos tienen un recorrido un poco más tortuoso que otros, en su necesidad por encontrar el sentido de lo que hacen. Para la Ilse fue así.

Al graduarse de la preparatoria, con 19 años de edad, viajó a Inglaterra y vivió durante un tiempo en Londres: “Me fui un año a vivir, a viajar, a ganar dinero de manera ilegal, como la mayoría de mis paisanos. Fue una etapa de atrevimiento, porque si no lo haces a esa edad ya luego no corres ese riesgo. Irte con una mochila a cualquier lugar, a donde se te antoje, vivir con tres pesos, comer lo que sea. Todo eso lo haces cuando estás muy jovencito, con unas ganas que ya después difícilmente alcanzas”.

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Por otro lado, al terminar su primera producción en Televisa, Locas de amor (2009), en la que Ilse tiene uno de los protagónicos, decide retirarse durante un tiempo, por lo que viaja a la República Checa, instalándose en Český Krumlov, un pueblo sacado de un cuento de Andersen, que cruza el río Moldava. “Entonces yo pensaba que ser actriz solo era actuar, y no, implica muchas otras cosas. Implica buscar trabajo constantemente, hacer relaciones públicas, todo un mundo que yo no conocía, y como que huí de eso, y fue cuando viajé a la República Checa, que en realidad no fue sino como un mes, mes y medio”. La actriz reconoce que este viaje la ayudó a replantearse “qué era lo que quería ser, por dónde me quería ir; y una vez que regresé ya estaba más tranquila, menos asustada y convencida del camino que quería tomar”. De República Checa volvió para participar en la producción del film Hidalgo: La historia jamás contada (2010).

 

Aprender de los errores

– De decepciones está hecha la vida. Y parece que tú las sentiste cuando fuiste rechazada para ingresar a la Escuela Nacional de Arte Teatral. ¿Qué lección aprendiste entonces? ¿Qué no olvidarás nunca de ese día?

Fui rechazada por haber llegado tarde, seguramente porque estaba peleando con mi novio de entonces”, dice entre risas Ilse sobre un momento de su vida que, a pesar de haber sido un mal trago, resultó una de esas malas pisadas que luego te conducen a algo mejor. Porque después estudió en la escuela de Ludwik Margules, donde aprendió más que solo actuar: a abrir su mente a nuevas experiencias, pensamientos, corrientes culturales y herramientas de interpretación que luego puedan ser de utilidad para su trabajo. Allí no se preparaban solo estrellas, se preparaban intérpretes. “Recuerdo mucho que Ludwik decía que tenía que poner atención a los dramas de la vida cotidiana, y corazón, porque es de allí de donde tomarás todo, tanto para tu vida, como para tu trabajo”.

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En su piel

Interpretar es entrar en la piel de un personaje, para que cuando los espectadores te vean te sientan hasta en la dermis. Los personajes de Ilse tienen esa particularidad: cuando la observas, ya sea en la pantalla grande o chica, ella te transmite esa sensación de que estás allí, en sus zapatos.

Verla en el papel de Valentina Ivanova fue algo para no olvidar. Fue el trabajo que la hizo darse a conocer, porque su rostro contó esa parte un tanto triste y dramática de la vida de Mario Moreno que fue el impedimento de procrear un hijo, a pesar del amor que esta pareja se tenía. Entonces ves a Ilse como dos mujeres, esas viva actriz que conquistó el corazón de Cantinflas, y luego esa esposa triste que no puede hacer algo que considera tan natural. Yo soy mamá, pero me imaginaba simplemente como el dolor que puede sentir alguien que quiere ser mamá, y no puede”. Un dolor contenido que Salas supo mostrar ante las cámaras.

Ilse Salas en Sabrás qué hacer conmigo

Ilse Salas en Sabrás qué hacer conmigo

En su último trabajo para la gran pantalla, Sabrás qué hacer conmigo (2016), interpreta a Isabel, una mujer ultra sensible que pasa por momentos difíciles, de la que Ilse rescata y aprecia el nivel de iluminación que alcanza en el momento cumbre de la historia. La verdad es que este personaje es uno de los más sensibles que ha hecho, y llama mucho la atención porque no puedes evitar identificarte con ese dolor por la pérdida que ella vive y que manifiesta con una personalidad un tanto negativa, que solo el amor por otro la ayuda a enfrentar. “Siempre un dolor viene de algún lugar, y hay que rasgar para hallarlo. Entonces me interesó conocer este trasfondo de Isabel, y que le impedía entregarse otros, al amor, a la vida… ”.

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Ilse agradece la suerte que ha tenido, que le ha permitido darse el lujo de seleccionar cada uno de sus trabajos con minuciosidad. Papeles con los que se identifica y hace memoria en quienes la ven. Con razón es cada vez más notada, y seguro tú escucharás su nombre también.

 


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