¿Necesitas una pausa y un poco de paz ? Haz tus maletas y dirígete a Tepoztlán. Allí te espera Amomoxtli, un hotel que cultiva el turismo unplugged.

Por Vida de hotel

Te urge un descanso, pero aún recuerdas la última vez que te fuiste de vacaciones: te la pasaste contestando chats a los diez grupos de Whatsapp a los que perteneces, amén de responder correos de trabajo y ponerte al día con tus redes sociales. ¿El resultado? Terminaste el viaje tanto o más agotada que antes de iniciarlo y con la sensación de que tu cabeza no estuvo ni un segundo en off. Tranquila, a muchas nos pasa lo mismo, y es por ello que en los últimos años han proliferado propuestas turísticas que dan a sus huéspedes la posibilidad de apagar sus dispositivos durante su estadía, para una desconexión de la mente y el espíritu que redunde en un descanso efectivo. Si bien los hoteles 100 por ciento libres de dispositivos electrónicos aún son una panacea, muchas propiedades facilitan el turismo «desenchufado» para quienes lo requieran. A continuación, compartimos sus puntos más atractivos para que lo consideres para tus próximas vacaciones.

-Montaña mística: No hace falta que enumeremos los encantos de Tepoztlán, destino infaltable entre quienes quieren huir del caos y el estrés de la capital mexicana. Pero no todos los que visitan este pueblo mágico tienen la fortuna de levantarse por la mañana a los pies de la cordillera del Tepozteco. En Amomoxtli, sus habitaciones y suites están tan cerca de la montaña que se tiene la impresión de poder alcanzarlas con la punta de los dedos. Pero es desde su jardín y alberca, en donde se puede disfrutar la mejor panorámica, sobre todo al atardecer, cuando el sol hace un juego de colores sobre la cadena montañosa. No te pierdas la ceremonia del tecocoli, que se repite varias veces por día y se realiza con un cuerno hecho con un caracol gigante. Con él se invoca a los cuatro vientos, en cada punto cardinal, mientras se invita al relax y a la introspección.

-Yoga y Spa: Amomoxtli se erige sobre un terreno que en el pasado supo ser un centro de yoga. Desde entonces, un aura de bienestar sobrevuela a este hotel operado desde hace un tiempo por el grupo Hamak. Clases de yoga, caminatas guiadas o sesiones de meditación con aromaterapia son algunas de las actividades programadas que van variando según el calendario.

Pero la estrella del hotel es su Spa, liderado por Heliane Santana. Quien tenga la dicha de recibir un masaje hecho por sus entrenadas manos, protagonizará una experiencia física y emocional que revelará aspectos hasta entonces desconocidos. “Es habitual que las clientas lloren durante o al final del masaje, porque se ha liberado algún sentimiento que ya estaba ahí», cuenta Heliane. La cereza del postre son las cuidadas caricias que se reciben durante el masaje. Las mencionamos porque este tratamiento busca, antes que nada, diferenciarse de la frialdad de un servicio proporcionado por un Spa común y corriente, por más lujoso y bueno que sea. Aquí, los terapeutas tienen un gran manejo de las técnicas de manipulación del cuerpo, pero también una sensibilidad especial que nace de la voluntad de apapachar y hacer sentir bien a quien lo reciba.

-Detox digital: una política de Amomoxtli es el respeto por el prójimo, en un ambiente 100 por ciento libre de ruidos. Así es como en las áreas comunes como restaraurante y alberca no hay música y se reparten audífonos a quien quiera escuchar su propia playlist sin molestar. Otro aspecto interesante es que en ninguna de sus habitaciones y suites hay TV: en su lugar, hay una agradable terraza con sillón y un fogón, que se puede encender de noche (la recepción funciona vía Whatsapp y el sistema es muy eficiente para pedir servicio a la habitación). El efecto hipnótico del fuego, la ausencia de pantallas que alarguen la vigilia, junto con los sonidos de la naturaleza garantizarán un buen descanso. Por ultimo, un detalle que se valora: en la mesa de noche, hay tapones para quienes tengan alguna dificultad para conciliar el sueño.

-100 % local: ningún aspecto ha sido descuidado en Amomoxtli y eso incluye su cocina, cuyo menú fue diseñado con ingredientes frescos de la zona. Cada platillo fue concebido con la idea de apoyar a los productores locales, celebrar la cocina mexicana –con un giro moderno- y reducir al máximo la huella de carbono. Después de manejar por carretera desde la CDMX, se recomienda pedir algo rápido como un guacamole con chicharrón –si te gusta lo dulce, el helado de mazapán es sublime-, un agua del día –o un coctel con mezcal para quien quiera brindar- e instalarse en la alberca, climatizada las 24 horas a 29 grados. La carta gourmet con vinos de guarda, por la noche, y el copioso desayuno, durante la mañana, serán el broche de oro.


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