Aprovecha la temporada de tejocotes para disfrutar su aroma y sabor agridulce.

Una de las frutas más esperadas de la época invernal sin duda es el tejocote. Hay quienes no perdonan un vasito de ponche o quienes lo prefieren en dulce o mermelada. Sea como sea, esta fruta además de ser un manjar de la temporada, es una gran fuente de vitaminas y minerales, cuyo uso se remonta a la época prehispánica.

El poder del texocótl

Para nuestros ancestros, el texocótl o ”piedra agria” era esencial para la buena salud. Ya fueran problemas respiratorios, estomacales o incluso para curar un buen susto, la fruta y las hojas del tejocote no podían faltar en su repertorio de infusiones medicinales. Hoy sabemos que esta fruta posee una gran cantidad de vitamina C, por lo que la hace perfecta para fortalecer nuestro sistema inmunológico contra los resfriados invernales.

Radiografía del tejocote:
Calcio: indispensable para huesos y dientes.
Hierro: mineral responsable de la producción de hemoglobina.
Vitamina C: además de ser un antigripal, contribuye a la absorción correcta de hierro.
Complejo B: ayuda a la renovación celular.

Sin cáscara
Aunque la cáscara es perfectamente comestible, hay quienes prefieren quitársela con este sencillo método.

  1. Lava tus tejocotes muy bien con agua fría.
  2. Pon a calentar suficiente agua para que cubra los tejocotes.
  3. En cuanto empiece a hervir el agua, agrega los tejocotes y déjalos entre dos y cuatro minutos, aproximadamente.
  4. Transfiere los tejocotes a un recipiente con agua fría para detener el proceso de cocción; déjalos reposar durante un par de minutos.
  5. Con tus uñas separa la cáscara de la fruta.
  6. No olvides quitar el hueso si vas a dárselo de comer a un niño.

Fuente: Archivo Kena Cocina


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