Entre artistas y diseñadores se ha visto mucho el regreso de “sus mejores éxitos”. La retrospectiva al pasado y revivirlo al presente parece estar de moda. La película de Navidad es “Mary Poppins” donde Emily Blunt, vestida de Dior, será nuestra nueva Nanny favorita.

Marc Jacbos hizo un pop up de “grunge redux” en Madison Avenue. Su colección más infame, hoy convertida en algo preciado. Y Donatella Versace, quien ya había celebrado los mejores momentos de su hermano en 2017, ayer en la ciudad de New York en su desfile Pre Fall, (un término un tanto ambiguo de entender y posicionar en el calendario) presentó una elegía a los vestidos con los imperdibles de su hermano.

Si bien fue Elizabeth Hurley quien causó furor en 1994 al lucir  el sensual vestido, la historia de éste creció y hoy en día sirvió para inspirar toda una colección.

Por  esto nos preguntamos, el ¿por qué de este reciclaje creativo? Parte se le puede atribuir al clima tan extraño que está viviendo el mundo de la moda. Se están reinventado ideas, conceptos de mercadeo, etc. Los mercados ya no son los mimos, los Millennials, sobre todo en Asia, tienen un poder adquisitivo enorme y la idea de que “si en algún momento ya  sirvió”, entonces  ¿por qué no repetirlo?

El show, que también es el primero luego de que la casa italiana se unió a Capri Holdings, formalmente conocido como Michael Kors INC, se decidió a lanzarlo entre temporadas en esta ciudad  rindiendo cierto tributo  con camisetas en las que, entre patrones de Versace, se lee “I Love NY” . Es interesante observar que también presentó cierta opulencia y así pareciera estar dándole  la bienvenida a una nueva página en el mercadeo de la marca.

En un escenario amplio, en un edificio abandonado del American Stock Market, un puñete dorado aludiendo a la antorcha de la Estatua de la libertad, se presentó la colección. La estrategia no deja de ser curiosa: celebra la marca y revitaliza su historia, apostando  a un diseño seguro adaptado a nuestros tiempos, pero, a su vez, lo hace con una dinámica diferente, mucho más grande, más llamativa,  mucho más impactante para así vender.

A la par de esta presentación, Beyonce, en Suráfrica, vistió un jumper color amarillo, también de esta colección, para tomar el escenario en el concierto del Global Citizen. La sinergia del mercadeo trasciende pasarelas, ya que este atuendo, aunque se presentó a diferentes horas, se develó el mismo día mostrando una increíble argucia.

 

 

Una columna de Gabi Ramos desde Nueva York

Gabi Ramos columnista de moda


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