Por: Mtro. Manuel Mariano Hernández García, Psicoanalista
El Covid trajo consigo una serie de cambios en nuestras vidas, entre los cuales está la convivencia y la socialización, la forma de trabajar e incluso la forma de estudiar. Como parte de las estrategias que se realizaron para hacer frente al confinamiento y adaptarnos a las circunstancias se implementó el uso de las videollamadas a través de plataformas como Skype, Teams, Zoom, entre otras.
Una solución…
Si bien es cierto que han resultado efectivas para poder avanzar y mantenernos comunicados, también es un hecho que estas herramientas han derivado en un cansancio significativo. A este fenómeno (por llamarlo de alguna manera) se le conoce como fatiga Zoom.
Algunos especialistas explican que las videollamadas tienen un impacto en la forma de comunicarnos, es decir, no vemos a la persona de cuerpo completo, lo que deriva en que nuestro cerebro haga un doble esfuerzo para interpretar pequeños gestos o movimientos, en cuanto al contacto visual también ocurre lo propio en el sentido de querer contactar con la mirada del otro como lo hacemos de forma natural cuando las reuniones son presenciales.
Por otro lado, los problemas de conexión hacen que prestemos mayor atención a un silencio o pausa por parte del interlocutor, ya que no se vuelve sencillo discernir si se trata de una pausa natural o bien la llamada se congeló. Y no se diga los problemas de audio que nos obligan a estar más atentos, incluso a tratar de descifrar lo que nos están queriendo comunicar.
Todo esto en conjunto trae como resultado mayor cansancio y agotamiento, incluso estrés y frustración.
Los más afectados
Ha llamado mucho la atención que, en niños y adolescentes, principalmente los últimos, no quieran prender la cámara en sus clases o que estén con una sudadera con capucha para tratar de mantener una cierta “incógnita”, esto obedece a que psicológicamente la videollamada se experimenta como una invasión a la intimidad y a la privacidad y eso nos pone a la defensiva.
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Recomendaciones ante la fatiga por Zoom
Al respecto se han venido haciendo algunas recomendaciones a fin de mitigar en lo posible el cansancio producido por las videollamadas, entre ellas están:
- Evitar utilizar más de un aparato electrónico mientras se está en videollamada.
- Apagar la cámara, ya que reduce la cantidad de estímulos.
- Minimizar la pantalla.
- Revisar nuestra conexión a internet y el micrófono para garantizar una calidad de llamada y que no nos genere ansiedad al fallar.
Sabemos que las circunstancias están mejorando, pero la pandemia nos ha dejado una nueva realidad y es probable que no volvamos a las cosas como eran antes.
Las juntas, algunas clases e incluso reuniones a distancia pudieron haber llegado para quedarse, por lo que hay que estar preparados para enfrentar y en su caso convivir de la mejor forma con la fatiga que nos provocan las videollamadas. No podemos perder de vista que la adaptación al cambio es la clave para seguir avanzando.
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