El cáncer de mama es una enfermedad en la que las células de la mama se alteran y comienzan a multiplicarse sin control, formando tumores que, de no ser tratados a tiempo, pueden propagarse por todo el cuerpo y causar la muerte.

En este sentido, el temor se convierte en uno de los principales obstáculos para la detección temprana, ya que muchas personas evitan los chequeos preventivos por miedo al diagnóstico. Este miedo, al hacer que las personas retrasen la consulta médica, puede llevar a que la enfermedad se detecte en etapas más avanzadas, lo que reduce las probabilidades de éxito en el tratamiento.

Cáncer de mama: Claves para la detección temprana

Como parte de su iniciativa “Estar Para Ellas”, Avon ofrece información útil para sensibilizar  concientizar la importancia de la detección temprana, promoviendo la educación sobre la salud mamaria. La prevención es clave para combatir el cáncer de mama, y el conocimiento y superación de los miedos relacionados con la enfermedad son esenciales para tomar decisiones oportunas.

La esperanza de vida disminuye conforme aumenta el tamaño del tumor; es decir, en etapa 1, las probabilidades de curación son de 95 por ciento, mientras que en etapa 3 se reducen a 70 por ciento. En nuestro país, el 70% de las pacientes llegan en etapas tardías. Estos datos destacan la importancia crucial de la detección temprana, ya que cuanto antes se detecte, mayores serán las posibilidades de tratamiento exitoso.

El cáncer es una enfermedad compleja y su aparición depende de una combinación de factores no modificables como la genética, sexo, edad y antecedentes familiares, por otra parte, se encuentran los factores modificables que están relacionados con el estilo de vida: dieta adecuada, ejercicio físico, evitar el consumo de alcohol y tabaquismo. Reconocer estas situaciones es fundamental para poder actuar a tiempo y reducir los riesgos.

Además, el bienestar emocional juega un papel crucial. El miedo, la ansiedad y el estrés son algunas de las emociones más comunes que acompañan el diagnóstico y tratamiento del cáncer de mama, lo que puede afectar la salud mental y física de la paciente. Es fundamental contar con redes de apoyo, así como caminar de la mano con profesionales que aporten al bienestar integral.

Estar informados y actuar con responsabilidad es clave para minimización de riesgos y asegurar la mejor atención posible. Avon recuerda a todas sus representantes de belleza que cuentan con el acceso al “Protocolo de atención” en alianza con la Asociación Mexicana de Lucha Contra el Cáncer, dónde pueden acceder a diversos programas que buscan apoyar integralmente a pacientes en situación de vulnerabilidad a favor de mejorar su calidad de vida junto con la de sus cuidadores.

Fuente: Avon
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Síntomas comunes

  1. Bulto en la mama. Un bulto o nódulo en la mama o en la axila que puede sentirse diferente al tejido circundante.
  2. Cambios en la piel. Cambios en la textura de la piel, como hoyuelos, arrugas o enrojecimiento.
  3. Secreción del pezón. Flujo inusual del pezón, que puede ser sanguinolento o claro.
  4. Cambios en el tamaño o forma. Alteraciones en la forma o tamaño de la mama.
  5. Dolor. Dolor en la mama o en la axila que no está relacionado con el ciclo menstrual.
  6. Inflamación. Hinchazón en la mama o en la zona cercana al pezón.

Finalmente, es crucial realizar autoexámenes regulares y mamografías para detectar cualquier cambio inusual lo antes posible. Si notas alguno de estos síntomas, es recomendable consultar a un médico para una evaluación adecuada.

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Estrés y estrategias de afrontamiento de mujeres con cáncer de mama 

El cáncer de mama genera un alto nivel de estrés tanto físico como emocional en quienes lo padecen. El diagnóstico y los tratamientos asociados, como la quimioterapia y la radioterapia, pueden provocar ansiedad, miedo y depresión. Este estrés no solo afecta la salud mental, sino que también puede tener repercusiones en el bienestar físico, exacerbando síntomas como la fatiga y el dolor. La incertidumbre sobre el futuro, las preocupaciones por la salud y la posibilidad de recaída son factores que contribuyen a este estado de tensión constante.

Para manejar el estrés asociado con el cáncer de mama, es fundamental implementar estrategias de afrontamiento efectivas. Una de las más recomendadas es el establecimiento de una red de apoyo social. Hablar con amigos, familiares o grupos de apoyo puede proporcionar un espacio seguro para expresar sentimientos y preocupaciones. Además, compartir experiencias con otros que han pasado por situaciones similares puede ser reconfortante y motivador.

Otra estrategia efectiva es la práctica de técnicas de relajación, como la meditación y la respiración profunda. Estas prácticas ayudan a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés, y promueven una sensación de calma y bienestar. La actividad física también juega un papel crucial; el ejercicio regular no solo mejora la salud física, sino que también libera endorfinas, conocidas como las hormonas de la felicidad, que ayudan a combatir el estrés y la ansiedad.

Además, la atención plena (mindfulness) puede ser una herramienta poderosa. Esta técnica permite a las personas centrarse en el momento presente, reduciendo la rumiación sobre el pasado o la preocupación por el futuro. La atención plena puede ayudar a los pacientes a aceptar sus emociones y a lidiar con el estrés de manera más efectiva.

Por último, es esencial buscar apoyo profesional si el estrés se vuelve abrumador. Un terapeuta o consejero especializado en oncología puede ofrecer estrategias personalizadas y ayudar a los pacientes a desarrollar habilidades de afrontamiento que se adapten a sus necesidades individuales. En resumen, aunque el estrés es una parte inevitable del proceso de enfrentarse al cáncer de mama, existen múltiples estrategias que pueden ayudar a manejarlo y mejorar la calidad de vida.

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