El lavado nasal, también conocido como irrigación nasal, sirve para limpiar las fosas nasales y los senos paranasales, ayudando a eliminar el exceso de mucosidad, partículas irritantes, alérgenos y gérmenes.
Esta práctica es útil para aliviar la congestión nasal, reducir los síntomas de alergias, prevenir infecciones respiratorias y mejorar la respiración. Además, es una técnica efectiva para mantener la salud nasal en general.
Lavado nasal ¿A partir de qué edad?
Se puede realizar en niños a partir de los 2 años de edad, aunque es importante adaptar la técnica a la edad y capacidad del niño.
Es fundamental utilizar soluciones salinas suaves y adecuadas para niños, así como supervisar el proceso para garantizar su seguridad y comodidad.
Siempre es recomendable consultar con un pediatra antes de comenzar cualquier tratamiento en niños pequeños.
Pasos para realizarlo de forma correcta
- Mezcla 1 taza de agua tibia (previamente hervida o destilada) con 1 cucharadita de sal sin yodo y media cucharadita de bicarbonato de sodio. Puedes comprar soluciones salinas premezcladas en farmacias si lo prefieres.
- Inclina la cabeza hacia un lado sobre un lavabo o en la ducha.
- Vierte la solución salina en la fosa nasal superior.
- Deja que la solución salina fluya por la fosa nasal superior y salga por la fosa nasal inferior. Debes respirar por la boca mientras haces esto.
- Repite el proceso en el otro lado inclinando la cabeza hacia el lado opuesto.
- Sopla suavemente la nariz para eliminar cualquier exceso de solución salina y mucosidad.
Recuerda usar agua tibia para evitar sensaciones desagradables y nunca fuerces la solución salina hacia la nariz. Si tienes dudas o molestias, consulta con un profesional de la salud.
Foto Freepik
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