Las conversaciones difíciles son una realidad inevitable en el ámbito laboral. Ya sea para abordar un problema de rendimiento, dar feedback que puede no ser tan positivo para la contraparte, o mediar en un conflicto entre compañeros, estas interacciones pueden generar incomodidad, ansiedad e incluso estrés. En base a esto, te regalamos algunos consejos para iniciar una conversación difícil en tu trabajo.
Sin embargo, manejarlas de manera efectiva es crucial para mantener un ambiente de trabajo positivo, productivo y respetuoso.
Nora Taboada, coach ejecutiva y fundadora de AFE-Liderazgo Consciente, nos presenta una guía con consejos prácticos para iniciar una conversación difícil en el trabajo, junto con ejemplos de situaciones comunes en las que estas conversaciones pueden surgir.
Preparación: La clave para un buen comienzo
Antes de iniciar cualquier conversación difícil, es fundamental prepararse adecuadamente. Esto implica:
- Definir el objetivo de la conversación. ¿Qué quieres lograr con esta interacción? ¿Es para corregir un comportamiento, dar feedback, resolver un conflicto o simplemente expresar una preocupación? Tener un objetivo claro te ayudará a enfocar la conversación y mantenerte en el tema.
- Recopilar información. Reúne toda la información relevante sobre la situación que vas a abordar. Esto puede incluir datos concretos, ejemplos específicos y observaciones objetivas.
- Planificar tu enfoque. Decide cómo vas a iniciar la conversación y qué puntos clave quieres abordar. Practicar lo que vas a decir puede ayudarte a sentirte más seguro y preparado.
- Elegir el momento y lugar adecuados. Busca un momento en el que ambos tengan tiempo y privacidad para conversar sin interrupciones. Un lugar neutral y tranquilo puede ayudar a crear un ambiente más propicio para la comunicación abierta.
Consejos para una conversación difícil pero efectiva
Durante la conversación, es importante seguir estos principios:
- Mantén una actitud tranquila y profesional. Evita mostrar emociones negativas como ira, frustración o resentimiento. Respira hondo y mantén un tono de voz neutral y calmado.
- Comienza con empatía. Reconoce los sentimientos o la perspectiva de la otra persona antes de expresar tu punto de vista. Esto puede ayudar a reducir la defensividad y abrir el camino para una comunicación más constructiva.
- Sé específico y directo. Explica la situación de manera clara y concisa, sin rodeos ni ambigüedades. Enfócate en los hechos y comportamientos específicos, evitando generalizaciones o ataques personales.
- Utiliza un lenguaje «yo». Expresa tus preocupaciones o feedback desde tu propia perspectiva, utilizando frases como «Me siento…» o «Me preocupa que…». Esto ayuda a evitar la culpabilización y fomentar un diálogo más colaborativo.
- Escucha activamente. Presta atención a lo que la otra persona tiene que decir sin interrumpir. Haz preguntas para aclarar dudas y demostrar que estás interesado en su punto de vista.
- Busca soluciones en conjunto. Trabaja con la otra persona para encontrar soluciones que satisfagan las necesidades de ambas partes. Es importante estar abierto a diferentes perspectivas y enfoques.
- Mantén la calma y la profesionalidad. Si la conversación se vuelve tensa, mantén la calma y evita entrar en discusiones o descalificaciones. Respeta las opiniones de la otra persona, incluso si no estás de acuerdo con ellas.
- Termina la conversación de manera positiva. Resume los puntos clave de la conversación y reitera los próximos pasos o acuerdos a los que se hayan llegado. Agradece a la otra persona por su tiempo y disposición.
Fuente: AFE-Liderazgo Consciente
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