Aunque no lo parezca, someterse constantemente a altos decibeles de ruido puede causar daños irreversibles al ser humano y a los animales.
Los amantes de la música suelen escucharla, desde muy jóvenes, a muy alto volumen. Las personas que viven en las grandes ciudades están acostumbradas al bullicio que genera el tránsito y las personas que circulan a diario entre sus calles.
Sin darse cuenta, ese ruido al que están familiarizadas muchas personas, porque forma parte de su cotidianidad, termina generando un efecto negativo que va en detrimento de su salud.
El daño que ocasiona y que parece ser irrelevante para muchos, ha sido tema de estudio durante los últimos años por las repercusiones negativas que tiene el ruido, no solo en el ser humano, sino también en los animales.
En términos concretos
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define el ruido como un sonido no deseado y cuyas consecuencias son molestas para el público, con riesgo para su salud física y mental.
El ruido es un contaminante físico, un agente invisible que causa un gran número de dolencias y enfermedades de origen medioambientales e incluso, es responsable de la muerte prematura de 10.000 personas cada año en la Unión Europea.
En conclusión, el ruido es un sonido no deseado e intempestivo y por consiguiente molesto, desagradable, perturbador y que además, mata.
Está demostrado que el ruido es un agente agresor que perjudica la salud del colectivo.
¿Por qué evitar el ruido?
La exposición continua al ruido produce alteraciones que se han clasificado en dos grupos.
- Efecto auditivo. Tiene que ver con una exposición directa al ruido. Genera una pérdida de audición o hipoacusia.
- Efecto no auditivo. Provoca daños más allá de las lesiones auditivas. Tiene que ver con los efectos psicológicos, por ejemplo: aumento de la irritabilidad, agresividad y alteraciones del sueño. Además de los efectos fisiológicos que pueden ir desde aumento de la presión arterial, modificación de la circulación periférica, trastorno digestivo y respiratorio, hasta elevación del metabolismo basal.
Según la edad
Se suele atribuir los problemas de audición a la edad, pero nada más lejos de la realidad. Existen estudios científicos que demuestran que estas molestias aparecen a edades cada vez más tempranas.
Los jóvenes y adolescentes, quienes no controlan adecuadamente el nivel de sonido de sus dispositivos para escuchar música, están siendo seriamente afectados por el ruido. Incluso, los altos niveles de decibeles en discotecas y bares, y hasta en las salas de cine, han terminado lesionando el oído de muchos miembros de este sector de la población.
¿Qué hacer?
- Regular el volumen de los reproductores de música y aparatos electrónicos, en especial al utilizar auriculares.
- Limitar el tiempo de estancia en ambientes ruidosos.
- Minimizar el volumen de televisores y radios mientras se usan.
- Evitar la exposición a ruidos durante las horas de descanso.
- Utilizar tapones en caso de que se necesite dormir durante el día, cuando se está en un concierto muy cerca de los altavoces y sobre todo, si se trabaja en lugares ruidosos, donde su uso es obligatorio.
Las mascotas y el ruido
El oído de las mascotas también se ve afectado por los ruidos, los cuales terminan perjudicando el desenvolvimiento y bienestar del animal. Muchas veces ocasionan comportamientos como:
- Nerviosismo.
- Agresividad.
- Escaparse.
- Hacer sus necesidades en cualquier lugar de la casa.
Cómo afecta el ruido
El acostumbrarse a que la mayor parte del tiempo se está con diferentes sonidos, hace que las personas no sean conscientes del ruido que existe a su alrededor.
Entre alguna de las consecuencias para la salud se encuentran:
- Alteraciones del sueño.
- Dolor de cabeza.
- Aumento de la sensación de fatiga y estrés.
- Problemas de concentración.
- Disminución del rendimiento.
- Sensación de vértigo y náuseas.
Decibeles peligrosos
El sonido se vuelve perjudicial a los 75 dB y doloroso alrededor de los 120 dB. Es por ello que la OMS recomienda que las personas no se expongan a más de 55 dB durante todo el día.
En caso de no ser posible, el oído necesitará más de 16 horas de reposo para compensar el daño causado, así se haya expuesto a dos horas con 100 dB.
Foto principal: Freepik
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