Cuando pensamos en fortalecer nuestras relaciones, ¿qué es lo primero que nos viene a la mente? Generalmente, nos enfocamos en aprender a gestionar los momentos difíciles: cómo resolver un conflicto, cómo navegar los celos, cómo manejar el estrés juntos. La mayoría de nosotros creemos que la clave de las relaciones positivas reside en nuestra habilidad para comunicarnos constructivamente durante las tormentas.

Pero, ¿y si te dijera que la investigación en Psicología Positiva ha descubierto un secreto mucho más poderoso y, a menudo, pasado por alto? ¿Y si la verdadera fortaleza de un vínculo no se construye en la adversidad, sino en la alegría compartida?

Los estudios sugieren que nuestra habilidad para responder con entusiasmo a las buenas noticias de nuestra pareja, hijos, amigos o colegas es incluso más importante que cómo nos comunicamos durante los malos tiempos. Es en esos momentos de calma y celebración donde podemos tejer una red de seguridad emocional tan fuerte que sea capaz de sostenernos en cualquier crisis.

Los 4 estilos de respuesta: ¿Cuál usas tú?

La investigadora de psicología positiva, Shelley Gable, y su equipo de la Universidad de California, han identificado cuatro estilos principales con los que respondemos a las buenas noticias de los demás. A menudo, caemos en los tres primeros de manera inconsciente, sin darnos cuenta del daño sutil que pueden causar. Identificarlos es el primer paso para transformar nuestra comunicación.

Imaginemos un escenario simple: tu pareja llega a casa emocionada y te dice: «¡Me promovieron en el trabajo!». Veamos cómo se desarrolla cada estilo.

1. El pasivo-constructivo: el «minimizador» de alegría

La otra persona responde de manera apagada, sin entusiasmo: «Qué bueno, felicidades. Oye, ¿qué vamos a cenar?».

«Lo que te pasa es importante, pero no lo suficiente como para detener mi propio tren de pensamientos. Mis prioridades son más urgentes».

Aunque hay un reconocimiento superficial, la falta de energía y de preguntas de seguimiento apaga la emoción del otro. La persona que compartió la buena noticia se siente poco importante y, con el tiempo, dejará de compartir sus triunfos por temor a ser recibida con indiferencia. Esta respuesta enfría la conexión.

2. El pasivo-destructivo: el «ladrón» de protagonismo

La persona ignora completamente la noticia y cambia de tema, a menudo para centrar la conversación en sí misma: «Ah. No sabes el día terrible que tuve, se me quedaron las llaves dentro del coche y luego me mordió un perro».

«Tu alegría no solo no me importa, sino que me incomoda. Hablemos de mí».

Este es uno de los estilos más dañinos para las relaciones positivas. Es una invalidación total de la experiencia del otro. La persona se siente ignorada, egoísta por haber compartido su alegría, y profundamente sola. Este tipo de respuesta erosiona la confianza y crea una distancia emocional abismal.

3. El activo-destructivo: el «aguafiestas» analítico

La persona responde de forma activa, pero enfocándose en todos los aspectos negativos y problemáticos de la buena noticia: «¡Ay, no! ¿Una promoción? Ahora tendrás que ir a la otra oficina, habrá más tráfico, tendrás muchísimo más trabajo y seguro saldrás más tarde todos los días».

«Tu éxito es, en realidad, un problema. Déjame explicarte por qué no deberías estar tan feliz».

Esta respuesta «aplasta» la alegría. Disfraza la crítica o la envidia de un falso pragmatismo. La persona que compartió la noticia se siente ingenua, culpable por su felicidad y desanimada. El lenguaje corporal aquí es clave: ceños fruncidos, suspiros, falta de sonrisa. Es una forma muy efectiva de sabotear la intimidad.

4. El activo-constructivo: el amplificador de alegría

La persona responde con un nivel de energía y entusiasmo genuino que refleja el de su pareja: «¡Felicidades, mi amor! ¡Qué increíble noticia! ¡Estoy tan orgulloso/a de ti! Cuéntamelo todo, ¿cómo pasó? ¿Qué te dijeron exactamente? ¿Cómo te sientes?».

«Tu felicidad es mi felicidad. Me importas tú y me importa lo que te importa a ti. Quiero revivir este momento contigo».

Esta es la piedra angular para fortalecer la relación. La respuesta activo-constructiva va más allá de un simple «felicidades». Implica detener lo que estás haciendo, hacer contacto visual, sonreír, quizás dar un abrazo. Se hacen preguntas para prolongar y amplificar el sentimiento positivo. Se valida la importancia del evento para la otra persona. Y, el paso final y más poderoso, se sugiere celebrar.

Cómo convertirte en un amplificador de alegría

La buena noticia es que la respuesta activo-constructiva es una habilidad que se puede aprender y cultivar. No se trata de fingir, sino de tomar una decisión consciente.

  1. Haz una pausa y conecta. Cuando alguien te comparta una buena noticia, detén lo que estás haciendo. Baja el teléfono, gira tu cuerpo hacia esa persona y haz contacto visual. Tu atención plena es el primer regalo.

  2. Sintoniza con su energía. Intenta reflejar su nivel de emoción. Si está radiante, sonríe ampliamente. Si está tranquilamente orgulloso, usa un tono de voz cálido y sincero.

  3. Usa la curiosidad genuina. Conviértete en un «detective de la alegría». Haz preguntas abiertas que inviten a compartir más detalles: «¿Cuál fue la mejor parte?», «¿Con quién lo compartiste primero?», «¿Qué significa esto para ti?». Esto le demuestra que no solo te interesa el titular, sino toda la historia.

  4. Propón una celebración. Este paso sella la experiencia. No tiene que ser algo grande. Puede ser un simple «¿Brindamos esta noche?», «¿Qué te parece si pedimos tu postre favorito para celebrar?» o «Este fin de semana hacemos algo especial para festejarlo». La celebración ancla el momento positivo en la memoria de la relación.

Más allá de la pareja: un superpoder para todas tus relaciones

Esta habilidad no se limita a las relaciones románticas. Practícala con tus hijos cuando te cuenten que sacaron una buena nota, con tus amigos cuando consiguen un nuevo trabajo, o con tus colegas cuando cierran un proyecto importante. Ser la persona que sabe celebrar genuinamente los triunfos de los demás te convierte en un pilar de apoyo y confianza en la vida de todos.

Al final, construir relaciones positivas es como tener una cuenta bancaria emocional. Cada vez que respondes de forma activo-constructiva a una buena noticia, estás haciendo un gran depósito. Y cuando lleguen las tormentas inevitables, tendrás un capital de confianza, amor y conexión tan grande que podréis superarlas juntos.

Fuente: Nota Taboada, modificada por Mariel Gadaleta
Fotos: Freepik


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