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Hace un par de meses vi una película en la que un señor ya mayor le dice a su hijo: ¿Por qué estás haciendo cosas de mujer?, cuando lo ve cargando al bebé y dándole la mamila. El hijo le contesta: «no son cosas de mujeres, son cosas de papás». Era finales de los 90s.

¿Las cosas han cambiado?

Un poco, quizá. Pero falta muchísimo. 

Los roles de género están a penas cambiando o más bien, a penas se está hablando de eso: «no hay juegos/ juguetes/ ropa para niñas o niños» o se buscan «nombres sin género para bebés». El punto es que actualmente se busca cambiar el chip para que los más pequeños no tengan la carga emocional y de género que hemos tenido por siglos. 

Pero… ¿qué pasa con los mayores? Los mayores de 20, 30 ¡y ni hablar de los mayores de 40 o 50! Al parecer lo que «hace un hombre» y lo que «hace una mujer» sigue estando dividido. «Eso es de viejas».

Ahora que vi esta campaña de una marca de lácteos reflexioné en el punto. Claro, me hizo reír -porque está muy bien hecha, apelando al lado cómico del asunto- pero también pensar en qué tanto se siguen replicando los roles. 

 

Yo sé que much@s hablarán sobre la «inutilidad» masculina, lo cual a mí me parece absurdo; conozco a muchos hombres que en serio, son expertos en labores del hogar y en tantas cosas más que por siglos se les atribuyeron a las mujeres; así como nosotras en «tareas masculinas». 

¿Qué tan dispuest@s estamos a cambiar esto? Porque la verdad es que a todos nos asusta el cambio. Aunque esté «muy de la fregada» la realidad, es mejor lo «malo conocido que bueno por conocer», ¿a poco no? Pero tanto hombres como mujeres ya sentimos, vemos, vivimos que no podemos seguir así. La sociedad no lo está exigiendo, demandando, ¡urgiendo! 

Así que qué mejor abrirnos y comenzar a aprender lo que por tanto tiempo le correspondió al otro. Sí, será un reto, sí da flojera (no se hagan, señores), sí, es más cómodo que alguien más lo haga (el hada que mágicamente desaparece los trastes sucios o el duende que sin falla lleva a verificar el auto). Pero si queremos un cambio real, tenemos que comenzar con el ejemplo, por nosotros mismos. Veremos que, al final, no es tan terrible como se pinta. Incluso en el video de arriba. 


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