
Hay experiencias que se viven con los sentidos y otras que marcan profundamente. Viajar a Austria para conocer a fondo a RINGANA fue ambas cosas. No solo se trató de una visita a una empresa: fue un encuentro con una filosofía de vida que se respira, se siente y se transforma en acción. Basándonos en la esencia de la frescura de la marca, conoce detalles interesantes al respecto.
Esencia de la frescura en el corazón de Austria: RINGANA cosmética fresca, vegana y sostenible
Ya había tenido la oportunidad de conocer los productos de la marca y me quedaba claro lo innovadores que eran. Pero fue al recorrer sus oficinas, al conocer a las mentes que idearon esta marca y sentir su compromiso en cada detalle, comprendí por completo su esencia: una combinación poderosa de ciencia, naturaleza y ética, que no compromete ni la frescura ni la conciencia.
Austria me recibió con su elegancia habitual, con cielos azules en contraste con bellos edificios, y verdes árboles, pero lo que realmente me cautivó fue la calidez de quienes forman parte del universo RINGANA. Conocí a Andreas Wilfinger, su fundador, cuya historia —inspirada por la búsqueda de seguridad para su propio hijo— es tan poderosa como auténtica.
Conocí a parte del equipo de la marca: Patrick Sonnleitner, Director de Responsabilidad Social y Medioambiental; Carola Schuhmacher, experta en Investigación y Desarrollo; Ximena Rodríguez, una de sus cosmetólogas; y quienes fueron las mejores anfitrionas Celine Fuhrmann y Stephanie Bleimuth, encargadas de comunicación. Al platicar con ellos y ver el amor y profesionalismo con el que crean estos productos descubrí que no hay discurso forzado, no hay marketing vacío: hay convicción real. Esa misma convicción con la que en 1996 iniciaron un camino que hoy los posiciona como pioneros en cosmética fresca, vegana y sostenible.
¿Cómo nace cada formulación de Ringana? Esencia de la frescura pura
Estar allí, en el corazón de su operación, me permitió ver cómo cada fórmula nace de la investigación más rigurosa y del respeto absoluto por la naturaleza y por el cuerpo humano. Nada se improvisa, nada se adapta al mercado. Cada producto que desarrollan tiene una razón, un porqué, una misión.
“Hay una tendencia mundial hacía una alimentación más natural, pero no lo había en los productos de belleza, eso es lo que buscamos en RINGANA, que se aprovechen mejor los beneficios de los ingredientes naturales que utilizamos en nuestros productos. Hemos colocado, en cada uno de ellos, la lista de los ingredientes que contienen, y que puedes buscar en internet para saber de qué se trata cada uno”, comenta Andreas, “eso con el propósito de entender que todo está hecho estrictamente para ser el producto honesto y responsable que hacemos”.
Uno de los momentos más significativos fue conocer su centro de producción en Hartberg, un pueblo medieval ubicado en el estado de Estiria, en Austria. Todo está pensado para preservar la frescura de los ingredientes, desde el momento en que se cultivan hasta que llegan a las manos del consumidor. No hay conservadores, no hay atajos. Hay procesos que respetan el tiempo natural de las cosas, como si la sostenibilidad se viviera no solo como estrategia, sino como principio vital. Y es por ello que también, su fecha de caducidad es tan clara, porque se pierden los nutrientes y elementos que hacen a los productos de RINGANA lo que nuestro cuerpo, cabello, piel, necesitan.
Es impresionante conocer dónde nacen los productos y ver de primera mano cómo se entrelazan con la filosofía de la empresa, con una construcción abierta, sostenible y respetuosa con el clima y la naturaleza, rodeada de una plantación con 60 diferentes árboles frutales.
La sostenibilidad, parte de sus valores clave, se nota claramente en su abastecimiento energético: su planta fotovoltaica tiene una potencia de 1,200 kWp. El consumo de energía proviene 100% de electricidad verde, más de la mitad es de su propia planta fotovoltaica. Esta planta permite una producción fresca altamente tecnificada, diseñada para una capacidad diaria máxima de 30,000 kg.
Productos artesanales con esencia de la frescura,
¡en más de 36 países!
Me emocionó especialmente ver cómo, incluso después de haber conquistado mercados en 36 países y de contar con más de 600 colaboradores, RINGANA sigue apostando por la cercanía, por lo artesanal dentro de la innovación, por el rostro humano detrás de cada producto. Prácticamente es experimentar un proceso exclusivo, pero desde lo íntimo de sentirse en casa, tal y como cuando uno mismo se cuida y atiende un domingo por la tarde.
En este viaje pude conocer de primera mano sus distintas líneas de productos, ideadas con extractos naturales como agua de arroz fermentada para los shampoos, extractos de hongos y proteínas vegetales, extractos florales y por supuesto, ingredientes activos que ayudan a que cada parte de nuestro cuerpo y rostro absorba y aproveche sus bondades.
Saber que el origen de RINGANA se inspira en el amor por un hijo y en la necesidad de proteger lo más frágil, me hizo conectar desde un lugar muy personal. Porque es como uno entiende que la marca nació, con el claro propósito del cuidado como papás, y está garantizado que será un buen producto, que respeta que lo esencial es proteger con amor y esmero.
México: primer país en Latinoamérica con líneas
FRESH y FRESH baby
RINGANA cuenta con un portafolio de 64 productos que están divididos en 7 categorías: FRESH, DRINKS, PACKS, CAPS, FRESH baby, COMPLETE y SPORT. México es el primer país en Latinoamérica en el que podemos encontrar sus productos, ya se encuentran a la venta las líneas FRESH y FRESH baby, que corresponden a cosmética fresca que trabaja con sustancias activas muy potentes a las que la cosmética convencional no tiene acceso. Como adelanto les cuento que está por llegar también la línea CAPS. Todas ellas las puedes adquirir en línea en su página: Ringana.com
Volví de Viena con el corazón lleno, con la certeza de que detrás de cada frasco de RINGANA hay personas reales, decisiones conscientes y un compromiso irrenunciable con el futuro. Hoy, más que nunca, usar RINGANA no es solo un acto de autocuidado, es una decisión que habla de lo que valoramos, de cómo queremos habitar este mundo. Y yo, después de este viaje, lo tengo más claro que nunca: vivir fresco también es vivir con propósito.
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