Aunque muchos la descubrimos este año con las restricciones impuestas por la pandemia del Covid-19, la telemedicina existe en el mundo desde que la tecnología empezó a desarrollarse. Y no hablamos solo de la desenfrenada evolución de las computadoras y los teléfonos inteligentes.
Algunos sitúan el origen de la telemedicina a principios del siglo XIX, cuando el telégrafo hizo su aparición y era usado en la Guerra Civil estadounidense para pedir suministros médicos y, presumiblemente, también para hacer consultas. Esto adquirió un nuevo nivel cuando apareció el teléfono, y sobre todo en el siglo XX, cuando su uso se volvió masivo.
¿Quién en algún momento no ha llamado a su médico, o al menos ha querido tener la oportunidad de hacerlo? Ahora, con el desarrollo tecnológico y el uso del Internet, cada vez hay más herramientas a la mano.
¿Qué es la telemedicina?
Es la atención médica a distancia, que en esta era digital no se limita a consultas telefónicas aunque es, de momento, el uso más expandido. El acceso a dispositivos tecnológicos y a Internet ha llevado las consultas médicas a otro nivel.
Una videollamada e incluso un chat a través de WhatsApp puede ser la manera idónea para presentar un caso ante un profesional de la medicina y recibir sus instrucciones de forma expedita e incluso gráfica.
¿Cómo son las consultas?
Una médico residente en Panamá explica la dinámica: “La telemedicina se está ejerciendo a través de plataformas en las cuales los pacientes llenan sus datos, luego se hace una videollamada para una entrevista en la que se guía al paciente para un auto examen. Así el médico puede hacer una observación que será la base para un diagnóstico y para el tratamiento”.
Aclara que hay algunas resistencias con esta práctica, tanto entre pacientes como entre los profesionales, a quienes los formaron con la premisa de que a los pacientes hay que tocarlos y olerlos para poder dar un diagnóstico certero.
Razones de su éxito
La pandemia del Covid-19 dejó al desnudo fallas estructurales del sistema de salud mundial y permitió que el desarrollo de la telemedicina avanzara en un instante lo que habría tomado al menos otros cinco años consolidar, cuando menos en América Latina.
La atención vía Internet puede resultar en:
- Diagnósticos y tratamientos más veloces.
- Aumento de la eficiencia en los cuidados.
- Reducción del estrés en los pacientes, que pueden sentirse más cómodos en sus hogares.
- Ayuda a personas con problemas de movilidad o que viven en zonas remotas
- Facilita el seguimiento de los casos.
Para los profesionales de la salud también tiene beneficios ya que:
- Pueden controlar mejor sus horarios de trabajo.
- Se reduce su exposición, lo que minimiza el riesgo de contagios.
Práctica en auge
En América Latina no hay datos al respecto, pero la American Medical Association hizo estudios y comprobó que en Estados Unidos en el año 2016 solo el 15,4% de los médicos practicaba la telemedicina.
Ahora, la cantidad de profesionales que usualmente echa mano de esta herramienta en su profesión pasa del 50%, sin contar la contingencia por la pandemia.
Muchos de ellos comenzaron la telemedicina como un segundo empleo y ahora la han convertido en su ocupación principal.
El futuro en la región
Con la pandemia en curso se han establecido alianzas con países del primer mundo, como el Reino Unido, para fortalecer esta herramienta en América Latina.
Se estima que los servicios impacten positivamente a cerca de 7.000 profesionales del sector privado de salud en la región, y que la práctica de la telemedicina se mantenga en el tiempo.
Una limitante es que también tiene uno de los peores servicios de Internet en el mundo, pero de momento son más las ventajas que las desventajas, así que es bueno estar familiarizado con la telemedicina, que parece haber llegado para quedarse.
¿En qué casos usarla?
La telemedicina puede usarse para consultas en casi todas las especialidades, y no solo en lo referido al Covid-19, aunque en ese caso es lo más eficaz para disminuir la tasa de contagios. Puede servir para atención primaria en medicina general y muchas especialidades, incluso la psicología.
Con la telemedicina se salvan las distancias y se reducen los tiempos de espera y los costos. La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomendó la práctica de la telemedicina en casos de epidemias
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