En México, los últimos datos obtenidos por parte de la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición Continua 2023, señalan que la cobertura de inmunización en la población adolescente y adulta a nivel nacional se encuentra por debajo de la meta del 95%, mientras que en la población infantil solo el 49.8% de niñas y niños menores de un año lo completan, y se estima que alrededor del 50% de infantes de seis años no lo finaliza correctamente. Conoce la importancia de la inmunización. 

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Inmunización, ¿qué es?

Empecemos por decir que, es el proceso por el cual, una persona desarrolla protección hacia una enfermedad. El objetivo de las vacunas es estimular el sistema inmunitario del cuerpo para protegernos contra infecciones o padecimientos, esta acción incrementa la posibilidad de prevenir enfermedades, discapacidades y fallecimientos por enfermedades prevenibles como el sarampión, la rubéola, la paroditis, la difteria, el tétanos, la tosferina, el cáncer cervicouterino, la poliomielitis, la hepatitis A y B, las neumonías bacterianas, las enfermedades diarreicas y meningitis bacterianas.

“Los beneficios de la inmunización son incuestionables. Representan una reducción en la incidencia de distintas enfermedades infecciosas, complicaciones en la salud y la mortalidad, además de representar un ahorro significativo en gastos de tratamientos por todos estos atributos, la vacunación hoy es, indudablemente, uno de los mayores avances de la salud mundial”, indicó la Dra. Cynthia Vega, directora de Relaciones Médicas de PiSA Farmacéutica.

En la infancia, la inmunización es fundamental, debido a que permite a generar inmunidad antes de que las niñas y los niños estén expuestos a enfermedades que podrían ser mortales.  El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) y la Organización Mundial de la Salud (OMS) calcularon que en la región de América Latina y el Caribe dos millones de infantes no recibieron una o más dosis de inmunización triple bacteriana (difteria, el tétanos y la tos ferina DPT) en 2022.

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Cobertura mundial

A nivel mundial, la cobertura de vacunación se estancó como uno de los resultados en el sector salud por la pandemia de COVID-19, ya que, al contar con sistemas de salud sobrecargados, se registraron importantes retrasos en la inmunización durante los años 2020 y 2021. Desde este acontecimiento global, las cifras de vacunación no se han recuperado a las presentadas durante los años previos al 2019.

“Es importante mencionar que para considerar que una población está protegida, aproximadamente del 85% al 95% de las personas deben estar inmunizadas. La falta de vacunación y esquemas incompletos se ha asociado a brotes que han surgido en últimas fechas de enfermedades tales como varicela, enfermedad neumocócica, sarampión y tosferina, entre otras. Incrementando también el riesgo de complicaciones graves”, enfatizóla Dra. Vega.

En México, la Secretaría de Salud ha informado de manera reciente que, durante la tercera semana del mes de abril del presente año se han registrado 421 nuevos casos de sarampión, identificando como principal factor asociado que el 92.4% de los casos no cuentan con antecedente de vacunación para prevenir este padecimiento. Por otra parte, en lo que va del año se han confirmado 749 casos de tosferina en 15 estados del país y el fallecimiento de 45 infantes sin antecedentes de vacunación.

“La vacunación es una herramienta crucial para la prevención de distintos tipos de enfermedad y con los años, ha demostrado ser una de las estrategias más efectivas en la historia de la medicina. Es esencial comprender la importancia del cumplimiento del esquema de vacunación para el desarrollo y bienestar de una población, especialmente en niños, cuyas complicaciones por no contar con las inmunizaciones correspondientes, pueden presentarse en edades adultas como vemos en tiempos recientes”, finalizóla especialista.

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Fuente:  PiSA Farmacéutica®

Hablemos del sarampión

Es una enfermedad viral altamente contagiosa causada por el virus del sarampión, que pertenece a la familia Paramyxoviridae. Se transmite principalmente a través de las gotas respiratorias cuando una persona infectada tose o estornuda, y puede propagarse fácilmente en ambientes cerrados y con alta densidad de personas. La infección suele afectar principalmente a niños, aunque puede presentarse en cualquier edad si no se ha vacunado previamente.

Síntomas, ¡presta atención!

Los síntomas del sarampión generalmente aparecen entre 10 y 14 días después de la exposición al virus e incluyen fiebre alta, tos, conjuntivitis (ojos rojos y llorosos), congestión nasal y manchas blancas en la boca conocidas como manchas de Koplik. Posteriormente, aparece una erupción cutánea que comienza en la cara y se extiende por todo el cuerpo, acompañada de malestar general. La enfermedad puede ser grave, especialmente en niños pequeños, adultos inmunocomprometidos o personas con deficiencias nutricionales, pudiendo causar complicaciones como neumonía, encefalitis o incluso la muerte.

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Prevención

Se basa principalmente en la vacunación con la vacuna triple viral (sarampión, paperas y rubéola), que es altamente efectiva y segura. La inmunización suele administrarse en dos dosis durante la infancia, logrando una protección duradera. A nivel global, los esfuerzos para erradicar el sarampión han sido exitosos en muchas regiones gracias a campañas de vacunación masiva; sin embargo, aún persisten brotes en áreas donde la cobertura vacunal es insuficiente debido a factores como desinformación o dificultades logísticas.

Control

También implica medidas de aislamiento para evitar su propagación durante los períodos infecciosos y campañas de sensibilización sobre la importancia de la vacunación. Aunque no existe un tratamiento antiviral específico para el sarampión, el manejo clínico se centra en aliviar los síntomas y prevenir complicaciones mediante cuidados adecuados y atención médica oportuna. La erradicación del sarampión sigue siendo un objetivo importante para la salud pública mundial, dado su potencial para causar epidemias significativas si no se mantiene una alta cobertura vacunal.

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Tosferina, ¿sabes qué es?

También es conocida como pertussis. Es una enfermedad bacteriana altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Se transmite principalmente a través de las gotas respiratorias expulsadas al toser o estornudar, y puede afectar a personas de todas las edades, aunque es especialmente peligrosa en bebés y niños pequeños. La enfermedad se caracteriza por una serie de ataques de tos severa y persistente que pueden durar varias semanas, acompañados en algunos casos de un sonido agudo al inspirar, conocido como «gallo» o «whoop», que da nombre a la enfermedad.

Síntomas

Los síntomas iniciales de la tosferina suelen asemejarse a los de un resfriado común, con congestión nasal, estornudos, fiebre leve y tos ocasional. Sin embargo, después de una o dos semanas, la tos se vuelve más intensa y frecuente, presentándose en accesos violentos que pueden terminar en vómitos debido a la fuerza de la tos. En los lactantes y niños pequeños, estos episodios pueden ser muy peligrosos, provocando dificultades respiratorias severas, apnea (pausas en la respiración) e incluso complicaciones pulmonares o cerebrales. La enfermedad puede durar varias semanas o incluso meses si no se trata adecuadamente.

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Prevención

La prevención principal contra la tosferina es la vacunación con la vacuna DTP (difteria, tétanos y pertussis), que se administra en varias dosis durante la infancia y refuerzos en la adolescencia y adultez. La vacunación ha reducido significativamente los casos en muchas partes del mundo; sin embargo, aún existen brotes en áreas con baja cobertura vacunal. Además del uso de vacunas, el control incluye el aislamiento de los casos infectados para evitar su propagación y el tratamiento con antibióticos como macrólidos (por ejemplo, eritromicina) para eliminar la bacteria del organismo y reducir la transmisión.

Tratamiento

El tratamiento oportuno con antibióticos no solo ayuda a disminuir la duración de los síntomas sino que también reduce el riesgo de contagio a otras personas. Sin embargo, no existe un tratamiento específico para aliviar completamente los ataques de tos; por ello, el manejo clínico se centra en brindar soporte respiratorio y controlar las complicaciones. La tosferina sigue siendo una amenaza significativa para los lactantes menores que aún no están completamente inmunizados y para quienes tienen sistemas inmunológicos comprometidos. Por ello, mantener altas tasas de vacunación y vigilancia epidemiológica son estrategias clave para controlar esta enfermedad.

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