Hace más de 30 años algunas personas se escandalizaban por el uso de prendas rotas, con apariencia inacabada o todas aquellas que no tenían las características típicas de un outfit lleno de glamour. Pero actualmente, este estilo hace una sacudida en la moda y renueva estilos de vestimenta, la anti-moda.

«La ‘anti-moda’ supone cuestionarnos los convencionalismos de la industria, experimentar para saber si realmente funcionan o no y buscar alternativas», explica a EFE Carolina Ceballos, de la firma española Enneges, insignia en este tipo de prendas en el país. 

¿Cómo surge la «anti-moda»?

Todo inicia en los años 70, cuando la diseñadora Rei Kawakubo decide ponerle fin a los típicos parámetros hegemónicos; dcide desmontar lo establecido para despejar a la sociedad de los parámetros de las tendencias para ese entonces. 

Se abre paso a la utilización de las piezas sin acabados perfectos, los rotos, desgarres y todo lo que actualmente es aceptado. 

Kawakubo debutó en la semana de la moda de París en 1982 con su colección «Destroy», en la que prendas drapeadas lejos de contornear la silueta de la mujer, dejaban que las formas del cuerpo fluyeran libres entre otras piezas deshilachadas, una presentación que encontró muchas críticas negativas.

El negro estuvo en el ojo del huracán

Este tono abrumó las pasarelas, consolidando un movimiento de moda que sin duda, dejaba a un lado la sofisticación de alta costura para empaparse de prendar con aires «crow» o «tribu de cuervos».

La «anti-moda» no solo es protagonista en firmas emergentes, sino que grandes marcas como Balenciaga en sus últimas temporadas u otras de corte clásico como Saint Laurent, tusan estos códigos a sus creaciones.

Es entonces cuando se le abre paso a las hombreras anchas en estructuras que dibujan líneas rectas, colores oscuros y un aire andrógino conforman una moda que replican las tiendas de moda rápida, mientras que editoriales y sesiones de fotos se impregnan de un aire entre oscuro y «grunge».



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