La verdadera cultura, esa que define generaciones y forja identidades, rara vez nace en los museos o en las galerías de arte. Germina en el asfalto, en el ruido de las ruedas de un skate sobre una vereda rota, en el sudor de un sótano de rock, en la rima improvisada que estalla en una plaza pública. Son movimientos orgánicos, a menudo marginados, que con el tiempo se convierten en leyendas. Pero su historia, muchas veces, vive solo en la memoria de quienes estuvieron ahí.

Para combatir ese olvido y celebrar esos espacios y escenas que marcaron un antes y un después, una nueva y ambiciosa serie documental se ha propuesto una tarea monumental: archivar la memoria de la cultura urbana argentina. A través de cuatro cortometrajes, este proyecto rinde tributo a los universos del skate, el rock de Cemento, las tribus de la Galería Bond Street y el fenómeno del freestyle de El Quinto Escalón.

Más que un simple homenaje, esta serie es un acto de justicia poética. Un recorrido audiovisual por los lugares donde todo empezó, contado desde adentro, con las voces y los testimonios de sus verdaderos protagonistas. Es una oportunidad única para entender las raíces de movimientos que siguen latiendo con fuerza en el corazón de la ciudad.

Más allá del homenaje: el arte de archivar la contracultura

En un mundo de contenidos efímeros, un proyecto de esta naturaleza es una declaración de principios. Su valor no reside solo en la nostalgia, sino en su función como archivo histórico. Documentar estos movimientos es fundamental para que las nuevas generaciones entiendan que las expresiones artísticas que hoy consumen de forma masiva tuvieron un origen crudo, autogestionado y, a menudo, contestatario.

El gran acierto de esta propuesta audiovisual es su compromiso con la autenticidad. La narrativa se construye «desde adentro», evitando la mirada externa o antropológica. Para lograrlo, se convocó a directores con una sensibilidad única y una conexión real con el material que estaban filmando. Además, la participación de figuras clave como Klan, Fabi Cantilo o Leo García no es un simple cameo; son ellos quienes hilan el relato, quienes le ponen cuerpo y alma a la historia.

Este nivel de producción y respeto por la historia a menudo es posible gracias al apoyo de entidades que entienden la importancia de la cultura callejera. En este caso, el proyecto fue impulsado por una icónica marca de calzado urbano, una firma intrínsecamente ligada a la música, el skate y el arte independiente. Su rol como facilitador ha permitido que estas historias se cuenten con una calidad cinematográfica excepcional, sin por ello perder ni un ápice de la energía del «barro» del que surgieron.

Los cuatro pilares: un viaje al corazón de la identidad porteña

La serie se estructura en cuatro episodios, cada uno dedicado a un microcosmos que definió a la juventud de su época.

1. «Querido Skate»: la pasión que unió generaciones. El primer episodio es una carta de amor al skate, no solo como deporte, sino como una forma de vida, una herramienta de libertad y una comunidad. Dirigido por Bruno Scabini, el documental explora la escena del skate en Buenos Aires a través de la mirada de dos generaciones: Ezequiel Martínez y Patricio Saidman. Este diálogo intergeneracional demuestra la vigencia de una pasión que se hereda, que muta pero que mantiene intacto su espíritu de rebeldía creativa y su capacidad para transformar la percepción del espacio urbano.

2. «Querido cemento»: el templo del rock under. Para cualquiera que haya vivido el rock de los 80 y 90 en Buenos Aires, Cemento no es solo un nombre. Era el templo. Un escenario simple, oscuro y con una magia inigualable, donde el ruido era arte y la rebeldía era ley. Dirigido por Lu Valdemoros y con la voz inconfundible de Fabi Cantilo, este episodio promete ser un viaje emocional a la cuna de bandas que hoy son leyendas del rock argentino. Es un homenaje a un espacio físico que fue, en realidad, un espacio simbólico: el lugar donde la juventud post-dictadura encontró un canal para su furia, su poesía y su necesidad de expresión.

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3. «Querido bond street»: el santuario de lo alternativo. También bajo la dirección de Lu Valdemoros, este capítulo se adentra en los pasillos de un lugar mítico: la Galería Bond Street. Mucho más que un centro comercial, la Bond Street fue el santuario de las tribus urbanas de Buenos Aires. Punks, góticos, metaleros, y toda clase de almas que no encajaban en el molde convencional, encontraron allí su refugio, su lugar de pertenencia. Con la narración de Leo García, un ícono de la escena alternativa, el documental explora cómo este espacio se convirtió en un epicentro de libertad, moda no convencional y autoexpresión en su estado más puro.

4. «Querido quinto escalón»: la plaza que revolucionó el freestyle. El fenómeno cultural más reciente de los cuatro, pero no por ello menos influyente. Dirigido por Sepia, este episodio se sumerge en el corazón de Parque Rivadavia, el lugar que vio nacer a El Quinto Escalón, la competencia de batallas de rap que pasó de ser una reunión de amigos a convertirse en el evento de freestyle más grande del mundo de habla hispana. Con la participación especial de Klan, uno de sus fundadores y una de las voces más crudas y reales del under, el documental analiza el impacto de un movimiento que democratizó el hip-hop y catapultó a una nueva generación de artistas argentinos a la fama mundial.

Detrás de cámaras y próximos estrenos

El rigor del proyecto se ve reforzado por la colaboración periodística de Mariano del Águila, un aliado clave en el proceso de investigación y desarrollo de cada historia, asegurando una base sólida de hechos y testimonios.

Tras el estreno del primer episodio dedicado al skate, los tres documentales restantes se irán lanzando semana a semana durante este mes de julio, y podrán verse de forma gratuita tanto en el canal oficial de YouTube como en las redes sociales de la marca que impulsa el proyecto.

Cuando la calle cuenta su propia historia

Esta serie documental es mucho más que un conjunto de cortometrajes. Es un acto vital de preservación de la memoria colectiva. Es un recordatorio de que las grandes transformaciones culturales no se gestan en las oficinas de marketing, sino en la energía cruda y honesta de la calle. Al amplificar estas voces y acompañar estos procesos genuinos, se mantiene viva la esencia de lo que realmente importa: las historias de una comunidad contadas por sí misma.

Fuente: Converse, modificado por Mariel Gadaleta 


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