Por: Ana C Jones, Emotional Freedom Coach. Meditation & Yoga
En nuestra sociedad actual, tendemos a tener una fuerte inclinación hacia dar consejos y ofrecer soluciones a los demás. Nos han enseñado que es útil y constructivo brindar nuestro punto de vista y ayudar a las personas a encontrar una salida a sus problemas.
Sin embargo, en ocasiones olvidamos el poderoso impacto que puede tener simplemente estar presente y escuchar a alguien en su momento de vulnerabilidad.
En este artículo, exploraremos la importancia de dejar de lado nuestros impulsos de ofrecer consejos y en su lugar, brindar un apoyo verdaderamente significativo al permitir que las personas se sientan vistas y escuchadas en su dolor.
El valor de la compasión y la escucha pasiva
Cuando alguien se acerca a nosotros para compartir sus dificultades, es esencial recordar que su intención puede no ser recibir consejos o soluciones inmediatas. A menudo, simplemente necesitan un espacio seguro para expresarse y sentir que su voz es escuchada. Al practicar la empatía y la escucha pasiva, les estamos ofreciendo un regalo invaluable: la validación de sus sentimientos y experiencias.
El valor de la imparcialidad y la aceptación
Cuando alguien se encuentra en un momento de profundo dolor o confusión, es esencial resistir el impulso de juzgar o intentar «arreglar» a esa persona. Cada individuo es único y tiene su propio proceso de sanación.
Nuestra tarea no es imponer nuestras propias ideas o expectativas, sino brindar apoyo y aceptación incondicional. Al mostrar compasión y rechazar el juicio, estamos creando un espacio seguro y acogedor para que los demás compartan su vulnerabilidad.
Suelta y confía
En un mundo impulsado por la prisa y la necesidad de tener respuestas rápidas, a menudo olvidamos el valor y la importancia de simplemente estar presentes para los demás.
Al dejar de lado nuestros deseos de ofrecer consejos y soluciones, y en cambio, ofrecer nuestra escucha compasiva, podemos brindar un regalo significativo a aquellos que nos rodean.
A veces, lo mejor que podemos hacer es ser testigos del dolor de los demás y ofrecerles un espacio donde se sientan vistos y escuchados. Así, inspiramos a otros a encontrar su propia fuerza y resiliencia, y les damos el regalo de la aceptación incondicional en su camino hacia la sanación y el crecimiento personal.
Al final del día, darle el beneficio de la duda a la persona que está frente a nosotras de que tiene TODA la capacidad para salir adelante, empodera mucho más que el sentir lástima por ellos. Al traer al frente este sentimiento de lástima involucra al ego. El ego dice yo soy mejor que tú. Y en realidad no existe lo mejor o lo peor. Existen circunstancias conscientes y no conscientes en las que elegimos estar… lo sepamos o no.
Cuando nos enfocamos en lo nuestro, inspiramos a otros
En lugar de asumir que siempre debemos tener las respuestas o soluciones, centrémonos en nuestras propias vidas y metas. Al hacerlo, transmitimos un mensaje poderoso a los demás: que cada uno de nosotros tiene el poder de enfrentar y superar nuestros propios desafíos. Nuestra dedicación y enfoque en nuestras propias metas pueden servir como una inspiración para aquellos que nos rodean, demostrando que el verdadero cambio y crecimiento provienen de dentro de cada persona.
Foto de Freepik
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