Cada vez escuchamos más las ventajas de ser una mujer independiente y, afortunadamente, vemos más ejemplos, no solo en nuestras familias sino en el showbiz. ¿Quién no piensa en la adorable y exitosa Sandra Bullock como una de estas mujeres?
Lo que no tenemos muy claro es el concepto, ja, ya que por mucho tiempo se ha cargado de un fuerte y triste estigma al concepto de mujer independiente. O nos vamos a los extremos: o somos tal o somos cual, como si solo existiera el negro y el blanco. Les tengo noticias: podemos ser lo que queramos, vivir como queramos y ser una mujer independiente.
Por eso, hoy vamos a revisar estos secretos que nos harán clarificar esta confusión.
5 características de una mujer independiente
Tiene opiniones propias: la mujer independiente sabe qué opina
Y antes de que pienses que esto significa «no ser dominada por un hombre» detente. No necesariamente. Tener opiniones significa cuestionarse lo que las otras personas piensan, la sociedad dicta y lo que ella ha pensado hasta… ayer. No importa si sus amigas de la secundaria -todas- querían tal cosa cuando crecieran, ella lo ha pensado y se lo pregunta constantemente hasta dar con el clavo: qué quiere y qué piensa ella. Si fue criada sin cuestionar sus creencias religiosas, por ejemplo, ella piensa en qué hay en su interior y con qué se identifica. No importa si creció en una familia con ciertas creencias, ella aprende a tener las suyas. Es una mujer abierta y bien informada, escucha opiniones diversas y así se deja enriquecer para entonces sí tener la propia.
Enfrenta el cambio: sabe cuándo es momento
No significa que no le dé miedo, hay algunas a las que les da, a otras no. Pero con todo y miedo está abierta a cambiar. Y tiene que ver con el punto anterior: no se queda en «lo cómodo o conocido» si eso significa estancarse. Va por más, ya sea en sus creencias limitantes o su situación laboral o terminar esa relación que le hace daño.
Acepta sus errores: sabe pedir perdón
Una mujer independiente sabe que es imperfecta y que puede equivocarse y no por eso se latiga hasta sangrar, vive con culpa o culpa a las demás personas por sus errores. Si necesita tiempo para meditar lo que haya pasado, lo hace y después, ofrece una disculpa cuando es necesario. Esto es parte de crecer y madurar, y vemos que ella es una mujer madura.
Pide ayuda: sabe que no puede sola para todo
Hay cosas en las que será líder, otras que ella pueda resolver sin ayuda, pero no es una isla. No es súper mujer y no desea serlo. Sabe cuándo es momento de pedir ayuda y no por eso se siente -o se reconoce- débil o en desventaja.
Maneja bien sus finanzas: sabe la importancia de los ingresos
No importa si está en casa maternando, si está afuera trabajando, si tiene ahorros o inversiones: piensa en su futuro y su presente. Así que queda en un acuerdo «salarial» con sus parejas en caso de ella no trabajar (importantísimo punto), busca tener un ingreso por medio de una renta o un trabajo fijo o temporal. El punto es que saben la importancia de tener ingresos y también pensar no solo en sus padres, hijxs o demás, también planea qué será de ella cuando sea mayor y comienza a hacer algo al respecto.
Este punto podrá ser muy polémico, pero yo conozco mujeres casadas que no trabajan y reciben un salario por encargarse de sus casas. Muchas veces MUCHO mayor a lo que me queda a mí trabajando y pagando todas mis cuentas. Y no lo malgastan sino que lo invierten o ahorran de alguna forma.
Una mujer independiente puede o no tener hijxs, puede estar en sus 20 o en sus 80, puede estar enparejada o en soltería, puede ser heterosexual, pansexual, homosexual o asexual. Viene en todos los tamaños, colores, formas y creencias, simplemente está en paz pero en evolución, en deconstrucción y en total responsabilidad de su ser.
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Foto CC 2.0 de Wikimedia Commons por Gage Skidmore
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