niños-pistolas-armas

Esta es una historia real que viene a cuenta de las matanzas que sucedieron en USA recién el fin de semana pasado.

Les pido que lean con el corazón y que tomen lo mejor, lo que crean que pueda sumar. No es un discurso de odio. Es un tema de paz (que tanto nos urge).

A mi hermano lo mataron hace 2 años, recién fue la fecha de su cumpleaños, el número 35.

Este es un texto íntimo, no privado, que resume lo que siento y lo que sentí casi inmediato a saber de la muerte de mi hermano. Dos años después, apenas comprendo que hay cosas que suceden y que te enfrentas a ellas con lo que tienes, con lo que eres… y no siempre puedes hacerlo de la mejor manera.

La única intención es alzar una voz que no elegí tener, para acompañar a otros, para quizás sostener a otros y para cuidar, ojalá cuidar, la vida de otros.

¡Las pistolas no son juguetes! (ni siendo de juguete)

Sucede que un mal día, un ser que alguna vez fue un niño o niña (rotos), que alguna vez jugó con una pistola a matar a otro, mató a mi hermano.

Así: lo mató. Le arrancó la vida y todas sus posibilidades en este plano.

Yo creo que la vida de cada ser tiene un plan divino que nos rebasa y que tenemos un cuerpo que es un instrumento sagrado, un estuche, pero matar a otro no creo aún que sea parte de ese plan divino.

Soy madre de 4, y soy hermana de un varón… fui y soy responsable de los juegos que juegan mis hijos… y los niños y las niñas que puedo tener a mi cargo, porque el juego en la vida del niño es su laboratorio, es en donde practican y experimentan la vida de acuerdo a lo que nosotros los adultos les facilitamos.

armas-pistolas

Imagen de rawpixel en Pixabay

No les des pistolas a los niños. No es un juego, porque se traduce en esta trágica realidad que hoy es palpable en tantos lugares y espacios cercanos, en donde también juegan nuestros niños o los hijos de otros.

Les pido reflexionar sobre si usar pistolas (de plástico, madera o agua) realmente suman al desarrollo de un niño o de una niña, o en realidad normalizan la violencia. Estoy convencida de que jugar a matar normaliza la violencia, porque con juguetes bélicos o pistolas de juguete, solo puedes jugar a matar a tu compañero de juegos o a que tu compañero de juegos te mate… y eso no puede y no debe ser normal.

«Claramente jugar con una pistola no te predispone a ser un homicida, pero normaliza algo en tu ser, algo fuera de lugar como la violencia». Jugar a cazar animales con un rifle, normaliza la violencia. Ver, jugar y compartir videojuegos de guerra, de golpes, de matar… normalizan la violencia. Jugar con cualquier objeto a matar a otro ser vivo, normaliza la violencia. Esto NO debe de ser. Lo que debe y tiene que prevalecer y ser NORMAL ES LA PAZ, NO LA VIOLENCIA.

¿Qué es tan difícil de entender que los niños de hoy y de ayer son los adultos de mañana y de hoy?

¿Qué necesitamos comprobar para entender que la manera en que crece un niño o una niña determina su proceder, su actuar y su decir?

Yo no quiero que muera el hermano, el hijo, el padre de nadie mas para que esto sea comprensible.

Los adultos o cualquiera que sea mayor que un niño: padre, madre, maestro, abuelo, vecino, quien sea, somos responsables de estos niños y niñas para que nunca, nunca, nunca, nunca, sean capaces de quitarle la vida a nadie.Mi hermano fue ejecutado como tantos otros seres humanos mas alrededor del mundo con un arma de fuego. Igual que las personas en El Paso, en Ohio… en México.

Cuando supe del suceso se quebró mi alma, se hizo una herida tan profunda que me quitó todos los filtros con los que veía el mundo y me obligó de golpe a reconocer la maldad. Fue ese momento en el que tenía que elegir entre odiar y buscar respuestas y venganzas, que no arreglan nada y elegí no odiar con la explicación de que no voy a sembrar más odio, porque no voy a contribuir a mermar vidas de ninguna forma, ni con mi energía.

Elegí continuar amando en esta vida y pensar y creer que el ser humano nace bueno y que es bueno y que los que están heridos necesitan amor y no más odio, esa es mi elección. Las personas rotas matan, roban, mienten, dañan, no hace falta romper más seres humanos.

Yo decidí de inmediato liberar de mis pensamientos negativos a quienes hayan matado a hermano, perdonando y dejando ir cualquier sentimiento de odio y rogué y sigo rogando al poder superior que cubra a todos los seres que amo con un manto de luz infinita que los proteja de todo mal.

Hoy tengo una causa en mi vida que no elegí, nunca me hubiera imaginado estar en este sitio, sintiendo y pasando por esto… pero es la vida la que decide. Hoy reafirmo que pistolas ni de agua… Y mi voz se va alzar con volumen inmenso en ello. No se callen. Amemos. Cuidemos. Todos a todos en y desde el amor, con luz absoluta para quienes portan un arma y que están dispuestos a usarla. Que el alma toque sus corazones y sus mentes para que ojalá suelten las armas. No tiene que haber una guerra, si un niño juega con una pistola puede usar una verdadera al crecer y matar al hermano, al hijo, al padre de alguien…

Estoy cierta de que son muchos los factores que suman para que un niño se convierta en un adulto violento, y no solo jugar con pistolas de manera aislada…, lo que propongo es la reflexión profunda sobre la manera en que criamos a los niños, en qué juegos les permitimos o facilitamos, por qué los dejamos explorar el mundo violento, malo… ¿Cuál es la razón o la justificación para hacerlo? Como toda causa sé que habrá personas que empaticen con esto y muchas otras que no. Yo considero que si de pronto alguien piensa que no tiene por qué sumarse a una propuesta de esta naturaleza porque no es su problema… en realidad no está pensando.

Normalizar la violencia es un problema de todos, nos expone a todos, nos concierne a todos.

El dolor de perder a mi hermano es irremediable, el duelo me ha hecho mudar la piel a marchas forzadas, de manera inesperada, mi manera de interpretar la vida como yo la conocía no está más, y sin embargo; creo que somos más los buenos… Y esa será mi suma al mundo, desarmar los hogares, no conectar con el odio, sumar desde el amor y desde la paz para honrar la vida de mi hermano Mario Alberto quien siempre me hizo saber que el miedo vive solo en mi cabeza.

«Que el eterno sol te ilumine y el amor te rodee, que la luz pura interior brille en tu camino». Te amo.

@KarlaDoula


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: