Si tienes el cabello rizado u ondulado, es probable que tu vida haya sido una búsqueda constante del producto o la técnica milagrosa para combatir el frizz, lograr definición y evitar ese temido efecto «león». Durante años, hemos luchado contra nuestra textura natural con planchas calientes, productos agresivos y cepillados que solo conseguían deshacer la magia de nuestros rizos. Pero, ¿y si te dijera que la solución no es luchar, sino escuchar y honrar la naturaleza de tu cabello?
Bienvenida al Método Curly, una filosofía de cuidado capilar que ha revolucionado la forma en que millones de personas en todo el mundo entienden y aman sus rizos. No se trata de una simple tendencia, sino de un regreso a lo esencial: dejar atrás los químicos dañinos y las prácticas agresivas para darle a tu melena la hidratación y el cuidado que realmente necesita.
Esta es tu guía definitiva del método curly para principiantes. Te llevaremos paso a paso a través de sus principios y su rutina de cuatro pasos clave para que puedas despedirte del encrespamiento y darle la bienvenida a unos rizos definidos, flexibles y llenos de vida.
La filosofía curly: ¿Qué ingredientes debes evitar?
El primer paso para empezar el método es convertirte en una detective de etiquetas. La base de esta filosofía es eliminar ciertos ingredientes que son especialmente perjudiciales para la delicada estructura del cabello rizado.
- Sulfatos. Son detergentes muy potentes (como el Sodium Laureth Sulfate) presentes en la mayoría de los champús convencionales. Limpian de forma tan agresiva que arrastran los aceites naturales que tu cabello necesita para mantenerse hidratado y sin frizz.
- Siliconas. Son plásticos que recubren la hebra capilar para dar una falsa sensación de suavidad y brillo (ingredientes que terminan en -cone, -conol o -xane). El problema es que no son solubles en agua y crean una barrera que impide que la hidratación real penetre en el cabello, generando acumulación y dejando los rizos pesados y sin vida a largo plazo.
- Alcoholes secantes. Ciertos alcoholes de cadena corta (como el alcohol denat o isopropyl alcohol) se evaporan rápidamente y le roban la humedad a tu cabello, dejándolo seco y quebradizo.
Al eliminar estos ingredientes, permites que tu cabello respire y absorba la hidratación que tanto anhela.
El ritual en 4 pasos para revitalizar tus rizos
Ahora que sabes qué evitar, vamos a la acción. Esta rutina de cuatro pasos transformará tu melena.
Paso 1: lavado suave (limpieza sin agresión)
El objetivo es limpiar el cuero cabelludo y el cabello de impurezas sin comprometer su hidratación natural. Para ello, olvídate de los champús con sulfatos.
Opta por un champú de formulación delicada (low-poo) que respete el equilibrio y el microbioma natural de tu cuero cabelludo. Ingredientes como el agua de arroz fermentada son fantásticos, ya que aportan brillo, elasticidad y favorecen la definición natural.
Con el cabello completamente mojado, aplica el champú solo en el cuero cabelludo. Masajea suavemente con las yemas de los dedos (nunca con las uñas) para eliminar la suciedad y el exceso de grasa. La espuma que se genere al enjuagar será suficiente para limpiar el resto de la melena sin necesidad de frotarla agresivamente.

Paso 2: acondicionamiento profundo (hidratación y desenredado)
Este es, quizás, el paso más importante para el cabello rizado. La hidratación es la clave para unos rizos sanos y definidos.
Elige un acondicionador o un tratamiento intensivo sin siliconas que sea extra nutritivo. Ingredientes como las proteínas vegetales (por ejemplo, de chícharo o de trigo) son excelentes para fortalecer la fibra capilar y mejorar su resistencia. Los extractos botánicos y de origen natural, como los de hongos adaptógenos (reishi, shiitake), actúan como antioxidantes, protegiendo el cabello del estrés ambiental.
Aplica una cantidad generosa de producto de medios a puntas, sobre el cabello muy mojado. Este es el único momento en que debes desenredar tus rizos. Hazlo con mucho cuidado, utilizando un peine de dientes anchos o tus propios dedos, siempre empezando por las puntas y subiendo gradualmente hacia la raíz para evitar la rotura. Deja actuar el tratamiento el tiempo que indique el producto para que sus ingredientes penetren en la fibra capilar.

Paso 3: definición y protección (el producto leave-in)
Una vez que has enjuagado el acondicionador (puedes dejar un poquito si tu cabello es muy seco), llega el momento de la definición. Un producto sin enjuague (leave-in) es esencial para sellar la hidratación, dar forma a los rizos y mantener el frizz a raya.
Puedes usar un acondicionador sin enjuague ligero, una crema para peinar o un gel definidor, dependiendo de tu tipo de rizo y del nivel de fijación que desees. Algunos tratamientos de acondicionamiento profundo son tan versátiles que una pequeña cantidad puede funcionar como un excelente leave-in, convirtiéndose en un producto 2 en 1 ideal para simplificar tu rutina.
Con el cabello todavía goteando, distribuye el producto de manera uniforme. Puedes hacerlo con la técnica de «manos rezando» (praying hands) para alisar la cutícula, o con la técnica de scrunching, apretando los rizos de abajo hacia arriba para fomentar su encogimiento y definición.
Paso 4: secado respetuoso (adiós a la fricción y al frizz)
El último paso es crucial. La forma en que secas tu cabello puede hacer o deshacer todo el trabajo anterior. Olvídate de la toalla de rizo tradicional; sus fibras ásperas generan una fricción que causa el temido frizz.
Esta es la forma ideal de secar el cabello con delicadeza. Extiende una toalla de microfibra o una camiseta vieja de algodón sobre una superficie plana. Inclina la cabeza hacia adelante y «deposita» tus rizos sobre la tela. Luego, envuelve la tela alrededor de tu cabeza como un turbante, sin retorcer. Este método absorbe el exceso de agua sin deshacer los rizos, permitiendo que se sequen agrupados y conserven su elasticidad. Puedes dejarlo de 15 a 30 minutos antes de secar al aire, o incluso toda la noche.
Si necesitas un secado más rápido, la única herramienta de calor permitida es un secador con difusor. Úsalo siempre en la temperatura y velocidad más bajas. Coloca los rizos sobre el cuenco del difusor y llévalo hacia el cuero cabelludo, sin moverlo mucho. Repite por secciones y, muy importante, no toques tu cabello hasta que esté 100% seco para romper el «cast» (la capa dura que dejan los productos) y revelar unos rizos suaves y definidos.
Enamórate de tus rizos, paciencia y amor
El Método Curly es más que una simple rutina; es un viaje de autoconocimiento y aceptación capilar. Requiere paciencia, especialmente al principio, mientras tu cabello se desintoxica de los ingredientes agresivos y aprende a vivir en su estado natural.
No te desesperes si no ves resultados perfectos desde el primer día. Escucha a tu cabello, experimenta con los productos y las técnicas, y sobre todo, disfruta del proceso. Verás cómo, con el tiempo y el cuidado adecuado, tus rizos cobrarán una vida que nunca creíste posible, mostrándose más sanos, definidos y radiantes que nunca.
Fuente: Ringana, modificado por Mariel Gadaleta
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