Se acabó el 2020 y sólo puedo decir “¡Uff, qué año!”.  Aunque es la primera vez en mi vida que no siento nostalgia por el año que se va, soy de esas afortunadas que en realidad tiene mucho qué agradecerle.

Hubo muchos cambios en mi vida, además de los que provocó la pandemia, uno de ellos es que tomé una decisión muy importante para mí, renuncié a la que había sido mi casa laboral por 14 años, y a la cual le estoy muy agradecida por todo lo aprendido. 

Sí, aposté en plena pandemia por mis proyectos y por nuevos retos. A veces la crisis provoca miedo y parálisis, y a veces empuja y acciona, ya lo decía Winston Churchill: “nunca se debe desaprovechar una buena crisis”

Empecé a trabajar para una empresa que llegó por casualidad a mi vida, fue de esas coincidencias que tiene el destino para ti, y ello me dio la oportunidad de emprender mi propio proyecto de comunicación como parte de esto. Amo los retos y las decisiones tomadas en plena pandemia han sido un claro ejemplo de ello.

Decidí también que “Finanzas en Tacones” merecía más de mí, es algo que me motiva demasiado, me mueve poder dar mi granito de arena para que las personas sean más conscientes de la importancia del bienestar financiero, y de cómo ello puede ayudarlas a tener una vida más tranquila.

Sobre todo, después de una pandemia que ha pegado profundamente en lo económico, la salud financiera debe ahora tener un nuevo lugar en nuestras prioridades.

ASÍ LLEGUÉ A KENA

Amo escribir y deseaba tener más tiempo para hacerlo, y aunque ya colaboraba en otros espacios, este 2020 ¡me trajo a Kena! Llegué por casualidad, de esas casualidades que amas en la vida.

Llegué a esta comunidad por invitación de Cris Mendoza para un foro, luego otro, y de repente ya me estaba colando en la fila de bloggers. Deben saber que quienes conforman este team son especialistas en sus temas y mujeres de verdad admirables, y me siento tan honrada de compartir este espacio. 

Pero sin duda, lo que más le agradezco al 2020 fue la salud, mantenerme libre de ese virus canalla a mí y a mi familia, y que entre la incertidumbre, el encierro, y las nuevas formas de vivir, pueda hallar cada noche su sonrisa.

Y claro, esta vida no sería vida sin esas amistades que nunca te dejan y a las que nunca abandonas, porque no importa la distancia ni lo que ocurra en el mundo, la amistad siempre sale al rescate.

La vida es un suspiro

Una de las grandes enseñanzas que me dio esta pandemia, es que la vida es un suspiro. Por lo que uno no puede quedarse con los brazos cruzados, ni estar esperando a que las cosas se resuelvan o sea  “el mejor momento” para animarse a hacer algo.

Hoy estamos, mañana no lo sabemos, e independientemente del tiempo que tengamos destinados a estar aquí, empecemos a valorar y a vivir como si cada día fuera el último.

Un consejo, persigue tus sueños y no te detengas hasta alcanzarlos. Claro que no es sencillo, nadie dijo que lo fuera. Pero mientras más enfocados estemos más fácil será llegar a nuestro objetivo. 

Retomando de nuevo a Jobs, decía: «a veces la vida te pega con un ladrillo en la cabeza. No pierdan la esperanza. Estoy convencido de que la única cosa que me mantuvo a flote fue que amaba lo que hacía. Tienen que encontrar lo que aman. (…) Si aún no lo encuentran, sigan buscando. No descansen.»

Haz lo que quieras hacer, pero ponle amor

Sin duda fue un año atípico, que nos arrebató muchas cosas. Cuántos abrazos, cuántas presencias, cuántas cosas que antes eran que ya nunca volverán a ser. 

Pero el 2020 también nos enseñó a valorar un apretón de manos, una charla de café, una Navidad repleta de risas conocidas y, de hecho, a valorar la vida misma.

Este 2020 nos enseñó que no hay tiempo, que lo que no te mata te fortalece, que no hay distancias, que no debes esperar para decirle a la gente que quieres que la quieres, que la motivación viene de adentro, que a veces es necesario reinventarse. 

Nos detuvo de nuestro acelere cotidiano y nos obligó a parar nuestra vida, como una película que colocas en cámara lenta. Nos encerró con nosotros mismos por meses y nos invitó a reflexionar sobre lo verdaderamente importante. 

Ahora tenemos que tomar todos esos aprendizajes e incorporarlos en el 2021. Porque cambiar de año no significa apagar el switch e iniciar una nueva película que solucione todos los problemas, significan 365 nuevas oportunidades.  

Que nada te frene, que nada te detenga, no hay que esperar el mejor momento y si algo no funciona, cambia el plan y cambia el destino. 

No te conformes, no temas, no te paralices; si ya saliste de tu zona de confort haz que los obstáculos se conviertan en retos; ponte metas y lucha por ellas, cada día haz una mejor versión de ti. 

Haz lo que quieras hacer, pero ponle “amor”. Leí una frase que decía “todo aquello a lo que le pones amor, se vuelve magia”. Ama, vive, y busca simplemente eso, esa chispa que te haga feliz. 

Recuerda siempre que donde el alma sonríe, ahí es.

¡Feliz Año Nuevo!


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