La película “Querido Evan Hansen” me tocó profundamente, está amorosamente presentada a pesar de ser un tema que desgarra y evidencia una sociedad que en muchos momentos se resquebraja y a la vez aparenta lucir perfecta.
Titulo este texto “Todos somos Evan” porque todos, en algún momento de la vida, nos hemos sentido como él. Esa soledad abrumadora, o esa inadecuación que nos hace sentir raros, defectuosos, rotos.
Como terapeuta y comprometida en mi trabajo personal, reconozco que todas las personas que han pasado por mi terapia y con las que he asistido a talleres o grupos, para procesar mis temas, o para aprender nuevas técnicas para procesar, tenemos momentos de soledad o de un sentimiento de inadecuación; algunos lo hemos arrastrado a lo largo de toda la vida sin siquiera verlo, incluso tratando de ocultarlo hasta de uno mismo: “a ver si lo ignoro lo suficientemente fuerte, logra desaparecer” pareciera que decimos. Por el otro lado está la sensación de que el mundo y todos los que me rodean en él son tan perfectos, con sus vidas tan perfectas y con sus futuros llenos de éxito, como si la única fracasada, inadecuada y sola en el mundo soy yo.
“¡Y es que seguramente no me esfuerzo demasiado para ocultar mis defectos, y por eso las cosas no salen como deberían!”, parece que digo para mí.
Pero ahora, desde lo que sé hoy, imagino que cada individuo en una preparatoria o secundaria, tienen un globo de texto (como en los comics) diciendo lo mismo de sí mismo. “No soy suficiente, soy un fracaso y todos los demás son lo máximo, ¡se les nota!”
Tristemente, no tenemos la exclusiva de sentirnos, inadecuados, solos o rotos en esta edad. Creo que es parte de la edad, todos en algún momento cerramos esas puertas en las que nos mostramos vulnerables y expuestos a ser lastimados, por el miedo a no poder con nuestras deficiencias. Y eso nos lleva a lugares muy oscuros y dolorosos que nos conectan con una energía de miedo que nos limita y nos estanca. Si todos en la adolescencia hubiéramos sabido que “eso” iba a pasar… habríamos lidiado con esa etapa más fácilmente. Pero parte de la experiencia de ser adolescente es que no sabemos “nada de mucho” ¡y creemos que sabemos todo de todo! y eso pone una condición específica en la experiencia de ser un adolescente.
La película muestra diferentes momentos críticos en diferentes personajes Evan, Connor, Zoe (hermana de Connor), Jared (amigo por obligación), Alana (la que todo lo hace y es parte de todas las agrupaciones de la escuela) o las mamás/papá, y creo que todos nos identificamos con alguno.
Hacerlo cuando ya eres adulto también es una gran oportunidad, porque saber y ser empática; recordar lo que yo viví en ese tiempo me permite ser más amorosa conmigo y mi pasado que me ha traído hasta acá y poder hacerme cargo de esas heridas que se vivieron entonces, y con cualquier adolescente que me encuentre en el camino. Eso puede hacer la diferencia para una persona en esa edad. Y para mí en mi proceso de sanación de mis heridas de la adolescencia.
Esta película que es un musical que hace que algo tan difícil se sienta más fácil de ver, creo que ayuda a que tengamos un acercamiento al tema que es muy importante considerar en estos momentos de la vida.
Creo que en general la adolescencia es un momento crítico para todo ser humano, y creo que en estos tiempos de pandemia ha sido muy fuerte y ha pintado de otros tonos la experiencia que nos va a mostrar una nueva generación de adolescentes. Creo que han vivido momentos mucho más difíciles y necesitamos estar al tanto para poder apoyar las crisis que se vengan, por eso creo que este tipo de películas ayudan a visibilizar estas situaciones que se presentan en estos tiempos. Y que nosotros, si somos adultos, sepamos que tenemos que estar al pendiente de las reacciones de los adolescentes, porque como en la película nos muestran, todos fingen tener la vida perfecta, aunque por dentro se estén resquebrajando.
Démosle espacios abiertos para poder platicar con nosotros, que se puedan desahogar y expresar y compartir sus miedos, no desde decirles qué tienen que hacer, ¡no! Desde la apertura y la escucha, cosa que necesitamos practicar mucho, desde la empatía y el amor, y sobre todo desde la confianza en el amor que nos permite estar, sin juzgar, sin enseñar, sin dirigir… esto que todos, incluyéndome, necesitamos aprender para estar para los otros.
Gran película “Querido Evan Hansen”, aprendamos de estas grandes oportunidades que nos hacen reflexionar y prender y crecer.
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