Puedes querer ser más feliz, anhelar una vida plena y relaciones saludables, pero sin darte cuenta, has permitido que tu identidad se construya alrededor de tu dolor. Te defines por lo que te pasó, por las heridas que ahora te acompañan, por las ausencias que te marcaron. Y lo haces sin mala intención. Simplemente te acostumbraste a explicarte a ti mismo y al mundo a través del sufrimiento. Esta es una forma común de construir tu identidad en el sufrimiento.

Tu historia te dio sentido en su momento. Te ayudó a entender por qué las cosas fueron como fueron, por qué experimentaste ese abandono, rechazo o traición. Pero con el tiempo, esa explicación se convirtió en un lugar conocido, una especie de hogar emocional en el que sigues viviendo, aunque ya no te sirva para sanar heridas emocionales. Es un patrón que, aunque cómodo por familiar, te mantiene estancado.

Hace poco leí un texo que me hizo reflexionar un montón y pensé en compartilo contigo a través de Kena. Laura Ribas, es una Psicólogo profesional que ayuda muchísimo a sanar heridas y retomar el amor propio. No sé si te ha pasado, pero hay ciertos momentos de la vida que te haces vulnerable y te cuestionas hasta la manera de respirar, ¿cierto?, es precisamente lo que hoy vamos a hablar. La experta comparte unos tips increíbles.

El anclaje del pasado y el autosabotaje

Así que ahora, te mueves por el mundo esperando el rechazo, el abandono o la traición. Inconscientemente, buscas patrones que validen tu dolor original. Y sin darte cuenta, terminas saboteando o atrayendo justo eso que más temes. Cada vez que esto ocurre, lo tomas como una prueba más de que “así eres” o “así es la vida”, reforzando la falsa creencia de que tu dolor no es tu personalidad, sino tu esencia inmutable. Es un círculo vicioso que te impide superar trauma y avanzar.

Es vital entender una verdad fundamental en el camino del crecimiento personal: tu dolor no es tu identidad. Lo que te pasó no te define; te formó. Las heridas son cicatrices de batallas pasadas, no el mapa de tu futuro. Y aunque no fue tu culpa haberlas recibido, sí es tu responsabilidad sanar sus efectos. Seguir repitiendo la historia solo prolonga el caos, el aislamiento, la dependencia emocional y la sensación de vacío.

Sanar: la nueva forma de vivir

Sanar heridas emocionales no significa negar tu pasado. No se trata de fingir que no dolió o que las cosas fueron diferentes. Sanar es, de hecho, todo lo contrario: es dejar de organizar tu vida alrededor de él. Es el acto consciente de liberarte de las cadenas de la repetición.

Implica dejar de buscar vínculos y relaciones que validen tu herida, de refugiarte en comunidades donde el trauma sea el punto de unión, de usar el sufrimiento como una carta de presentación para conseguir amor o atención. Esta es la primera y más poderosa lección para dejar de sabotearte.

Sanar es hacer las paces con la historia, aceptar que ocurrió, pero sin convertirla en tu bandera de guerra o en tu única característica. Es un acto de profunda valentía que te lleva a preguntarte:

  • ¿Quién quiero ser más allá de mis heridas?
  • ¿Cómo puedo contarme mi historia de una forma que honre mi dolor, sin que me encadene a él?
  • ¿Qué pasos debo dar para completar mi transformación personal?

Tres pasos para comenzar a sanar

El camino para sanar heridas emocionales y superar trauma requiere un trabajo continuo, pero puedes empezar con tres acciones poderosas:

1. Reconoce la diferencia entre ser y haber sido. Tus reacciones actuales (el miedo al rechazo, la necesidad de control, la desconfianza) son ecos de un pasado doloroso, no rasgos inamovibles de tu carácter. Al reconocer que tu dolor no es tu personalidad, creas la distancia necesaria para elegir una respuesta diferente. Es un paso gigante para sanar el pasado.

2. Crea una nueva narrativa. Si tu historia actual es “soy una persona abandonada/traicionada/rechazada”, cámbiala por una que te empodere: “fui abandonada, pero soy un sobreviviente. Ahora elijo construir relaciones seguras.” Honra la experiencia, pero reescribe tu final. Usa el crecimiento personal para escribir el guion.

3. Enfócate en el presente, no en la profecía. Si esperas la traición, actuarás con desconfianza, y esa desconfianza generará fricción, lo que podría llevar a que, efectivamente, la relación termine, confirmando tu profecía. La clave para dejar de sabotearte es centrarte en la persona que tienes enfrente, sin proyectar el fantasma de tu pasado sobre ella. Permite que el presente sea nuevo.

La transformación personal está en el ahora

Al final, la sanación emocional no es un destino, sino una elección que haces todos los días: la elección de vivir desde tu potencial, no desde tu dolor. La elección de que lo que te formó no te va a definir. Este es el verdadero significado de la transformación personal.

Tu personalidad es la suma de tus valores, tus talentos, tus sueños, y las elecciones que haces en el presente. Deja de usar tu identidad en el sufrimiento como tu carta de presentación y permite que tu fuerza y tu luz tomen ese lugar. El camino para sanar heridas emocionales se abre cuando dejas de ser un prisionero de lo que te pasó y te conviertes en el arquitecto de lo que quieres ser.

Es tiempo de dejar la casa emocional del dolor y construir un hogar donde la felicidad sea tu cimiento.

Fuente: Freepik


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