Cuando el año comienza a desvanecerse y el aire frío de la montaña anuncia la llegada de las festividades, surge una necesidad casi instintiva de buscar refugio, conexión y significado. Valle de Bravo, con su mística natural, se convierte en el escenario ideal para esta búsqueda. Lejos del ruido de la ciudad, entre montañas que parecen susurrar calma y un lago que actúa como un espejo de nuestros propios sueños, la temporada decembrina adquiere una dimensión diferente.

No se trata simplemente de encontrar un lugar para cenar. Se trata de encontrar un espacio donde la gastronomía se eleve a la categoría de ritual, donde el fuego no solo caliente el ambiente sino también el espíritu, y donde cada plato servido sea un acto tangible de gratitud por el ciclo que termina.

En este entorno privilegiado, la propuesta para cerrar el año va más allá de la mesa; es una invitación a una experiencia sensorial completa que busca despertar el alma y renovar las energías para lo que está por venir.

Cena de Navidad en Valle de Bravo. Freepik

Cena de Navidad en Valle de Bravo. Freepik

La gastronomía como ritual de unión: ¡Valle de Bravo! 

En estas fechas, la comida se convierte en el lenguaje universal del afecto. Es el medio a través del cual compartimos historias, celebramos la presencia de nuestros seres queridos y honramos las tradiciones.

Del mismo modo, cuando los ingredientes son seleccionados con sensibilidad y el entorno está diseñado para la introspección y el disfrute, la cena deja de ser un evento social para convertirse en una ceremonia de unión.

Por ejemplo, el aroma dulce y encantador de la canela caliente, el toque ahumad de la leña o de las especies que usaba la abuela a la hora de crear sus preparaciones.

Esos olores son los que nos hacen viajar a la infancia en la época navideña. ¿No te pasa? Es esa conexión que la que queremos anclar en tu mente, ya que no solo se trata de sabores, sino de recuerdos que alimentan el alma.

Esta filosofía de transformar el acto de comer en una experiencia trascendente es el núcleo de las celebraciones planificadas en este rincón mágico de Valle de Bravo.

Es decir, tanto para la Nochebuena como para la víspera de Año Nuevo, el enfoque está en crear memorias que perduren mucho después de que se haya levantado la última copa para el brindis.

Valle de bravo para Navidad. Freepik

Valle de bravo para Navidad. Freepik

Navidad en Xian: la calidez del fuego y el alma

La noche del 24 de diciembre posee una magia particular. Es una noche íntima, familiar, diseñada para la cercanía. Para esta ocasión, el espacio elegido se ilumina con destellos cálidos, evocando la seguridad del hogar.

El elemento central es el fuego, cuyo sonido suave y luz hipnótica invitan a la reunión y a la conversación pausada. Más que una cena, la propuesta es una ceremonia de gratitud.

El menú ha sido diseñado con una sensibilidad exquisita, logrando un equilibrio perfecto entre la nostalgia de los sabores tradicionales de la temporada y la sorpresa de un toque contemporáneo y elegante.

Menú especial de Navidad

La experiencia inicia con un aperitivo diseñado para despertar el paladar: un Negroni de mandarina y chile pasilla, ideal para el primer brindis.

La entrada es una oda a la dulzura de la estación: ensalada de manzana caramelizada con mantequilla noisette.

El plato fuerte es una combinación reconfortante y sofisticada: crema aterciopelada de betabel dorado con castañas, acompañada de un pollito de leche glaseado en piloncillo y especias, sabores que remiten profundamente a la cocina mexicana de celebración.

El cierre no podría ser más nostálgico: un buñuelo crujiente con helado de ponche, celebrando la dulzura más auténtica de la Navidad en nuestro país.

La velada culmina con un momento de profunda conexión: “El fuego de los deseos”. Este es un ritual en el que las intenciones escritas por los asistentes se entregan al cielo, transformadas en humo perfumado entre las brasas, recordando que, en este lugar, la Navidad no se mide en horas, sino en las emociones compartidas.

Experiencias gastronómicas Valle de Bravo

Experiencias gastronómicas Valle de Bravo

Fin de año: el círculo de gratitud

La transición del 31 de diciembre al 1 de enero es un umbral energético potente. Para cruzarlo, El Santuario Resort & Spa transforma su espacio más emblemático, el Salón Feng, en un escenario vibrante donde el agua, la luz y la música se funden en una misma energía.

Esta celebración es una experiencia sensorial concebida como un “Círculo de Gratitud”. Es un homenaje consciente a los ciclos de la vida, utilizando la energía del lago como fuente simbólica de purificación y renacimiento. La noche está dedicada a la abundancia y la renovación, recordándonos que cada final es, inevitablemente, un nuevo comienzo.

La energía acogedora del reloj apuntando la medianoche del 31 de diciembre es una de las sensaciones más palpantes y reconfortantes que podemos sentir.

Es cómo estar atrevesando la delgada línea entre lo que fue y lo que será con el pasar de un segundo. Es cuando entonces, te propones metas, agradeces, bendices y decetras, soltando lo que no pudo ser con los ojos sollozos, llenos de esperanza y amor real hacia los tuyos.

La cena de Fin de Año en Valle de Bravo es un recorrido gastronómico de cinco tiempos, acompañado de barra libre, DJ en vivo, performance artístico y un espectáculo de fuegos artificiales que marcan el punto álgido de la celebración.

Menú especial de Fin de Año en Valle de Bravo

La bienvenida la da el Santuario Spritz, una fusión refrescante de prosecco o cava con Aperol y un toque de frutos secos. Le sigue un Mousse Bouche: una delicada empanada de huitlacoche con salsa de mole negro, un guiño al sabor ancestral de México.

La entrada es un balance perfecto entre frescura, dulzura y acidez: mix de hortalizas verdes con frutos rojos, queso de cabra, nueces garapiñadas y reducción de balsámico.

El primer plato es una suave crema de pimiento rostizado con almendras tostadas y un hilo de aceite de albahaca. Para preparar los sentidos hacia el plato principal, se sirve un limpia paladar cítrico y vibrante: granité de mandarina con mezcal joven y sal de jamaica.

Posteriormente, como plato fuerte, los comensales pueden elegir entre un filete de res con zanahoria rostizada, manzana a la mantequilla y tomillo, acompañado de salsa de vino tinto y frutos rojos; o un róbalo a la vizcaína, servido con papa cambray, chile güero y pimiento morrón, un toque mediterráneo con esencia mexicana. El maridaje sugerido incluye una copa de vino tinto Zucardi Serie Q o una copa de vino blanco 40 Vendimias.

El cierre perfecto lo aporta una tartaleta de mousse de queso de cabra y frutos rojos, ligera y cremosa con notas de acidez equilibrada.

Año Nuevo en el Santuario

Año Nuevo en el Santuario

El arte de transformar momentos en memorias en Valle de Bravo

Tanto la calidez íntima de la Navidad como la vibrante energía del Año Nuevo reúnen la esencia de lo que significa celebrar en El Santuario Valle de Bravo: el arte de transformar cada instante en una experiencia que trasciende lo ordinario.

Aquí, el verdadero lujo no reside en la opulencia material, sino en la profundidad del significado que otorgamos a cada momento compartido. Estas experiencias están pensadas para quienes buscan más que una simple fiesta; son para quienes buscan un ritual que alimente cuerpo, mente y espíritu para recibir el futuro con los brazos abiertos.

Finalmente, te invito a compartir este post a todas tus amigas y correr la voz de este interesante tema. Recuerda que Kena siempre estará en todas las tendencias ayudándote a tomar decisiones. Síguenos en nuestras redes sociales, y está al tanto de lo más top y actual. 

Rituales de fin de año para comer rico en Valle Bravo. Freepik

Rituales de fin de año para comer rico en Valle Bravo. Freepik

Fuente: El Santuariom¡, modificado por Mariel Gadaleta


 

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