En un momento histórico en que de pronto deberíamos centrar nuestra atención como humanidad en los problemas que ponen en riesgo a la raza humana, parece más importante llevar nuestra atención a la apariencia de las personas porque existe el permiso social de opinar sobre la vida de los demás, sobre todo si han decidido ser personas públicas.

También está el hecho normalizado de que la publicidad y las redes sociales nos han llevado a aceptar ciertos estereotipos de belleza y juventud de los cuales, ni los hombres se salvan.

En esta afirmación difiero, pues creo firmemente en que toda persona debería de tener el criterio individual de decidir sobre su aspecto solo tomando en consideración lo que genuinamente desea o necesita en lo personal, no porque «alguien» más luzca de tal o cual manera, no porque nadie más le pida lucir de tal o cual forma. Dicho esto, resulta que las celebridades están expuestas al escarnio público sea que luzcan perfectas (por irreales) o deterioradas (porque al parecer pierden el derecho humano y natural a envejecer) y total que, con nadie quedan bien.

Recientemente Zach Efron y Madonna han sido los blancos públicos de las criticas sin control sobre su apariencia física: el primero por joven, bajo el argumento de que ha abusado del bótox y que ello ha modificado su rostro y sus seguidores (y haters) coinciden en que «no hacía falta»… y la segunda, por reaparecer públicamente con una apariencia de piel impecable y rejuvenecida que no corresponde a su edad, pues ya «es muy mayor». Yo, soy de la opinión que cada quien es libre (o debería de serlo) para hacer de su vida, rostro y cuerpo un papalote. No niego que existe como en todo el riesgo de abusar y caer en un uso que pueda ser hasta peligroso al querer modificar el cómo nos vemos, pero la ciencia, la medicina, la tecnología cada vez están más avanzados y la oferta en el mercado de tratamientos cosméticos y estéticos cada día es mejor y vuelvo, la decisión de consumirlos o no es personal, y en manos de expertos y profesionales el riesgo es mínimo.

En todo momento, desde que la apariencia ha sido importante para el ser humano han existido opciones para modificarla, mantenerla o mejorarla. El cuánto, cómo y dónde ya son una serie de multi factores que cada quien debe analizar y tomar en cuenta antes de decidir qué «se va a hacer». La prioridad hoy y siempre debe ser la salud, la propia y la ajena porque somos parte de un todo. Pero, si además quieres y puedes verte mejor o diferente… ¿Qué más nos da a los demás que eso sea así? Efron y Madonna son dos limitados ejemplos de cientos que a diario están en boca de miles, sea porque lo hacen «bien» o porque lo hacen «mal» según los demás. De verdad NO es relevante, todos somos más que una imagen, que una foto, que una apariencia efímera (porque lo es al igual que la vida), si quieres mejorarla VAS, si quieres cambiarla VAS, si algo de ti no te gusta, te resta o te incomoda a TI y quieres que ya no sea así y está en posibilidad de cambiarse VAS. Ya basta de ser opinólogos de todo porque creemos que podemos, porque asumimos que cada uno tiene una verdad absoluta sobre lo que «otro» hace o deja de hacer. En tiempos en que la humanidad se divide y debilita como especie por cualquier tema, mas nos valdría mejor apoyarnos o guardarnos nuestras opiniones negativas.

Mi esposo siempre dice que no porque tenemos boca la tenemos que usar para hablar, a veces es mas valioso el silencio y no porque esté bien o mal lo que hace alguien por cuidarse o simplemente verse distinto, sino porque no es de la incumbencia de nadie.

Zach Efron y Madonna, dos personas talentosas, preocupadas por ellos y por su entorno, cada una sumando desde su lugar con su experiencia y recursos, son más, mucho más que un rostro que nos guste o que nos confronte. Que no se nos olvide que somos espejos, que todos somos maestros de todos y que, en el mejor escenario nos complementamos, pero en el actual, «lo que Juan dice de Pedro, dice más de Juan que de Pedro».

Abrazos,

Karla Lara


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