¿Sabías que la Organización Mundial de la Salud incluyó la adicción a los videojuegos como enfermedad «reconocida»? Ya lo califican como un trastorno que NO necesariamente se define por jugar demasiado.
Seguro te preocupa ver a tu hijo pasar horas delante de una computadora o consola de juegos, con el control en la manos. Son muchos los jóvenes que se refugian en este entretenimiento y lo convierten en una de sus principales aficiones. La edad de «iniciación» también ha disminuido y hoy ya es normal ver a un niño de 5 años o menos conectado con las distintas opciones que hay en el mercado.
De hecho, tanto se ha «normalizado» esta práctica que existen torneos y campeonatos mundiales centrados en videojuegos. Hay colegios que ofrecen materias optativas de este tipo, en lo que se conoce como eSports.
Ante esta avalancha de tecnología, surgen las adicciones. La nueva Clasificación Internacional de Enfermedades recoge el llamado «gaming disorder», como una variante de la ludopatía.
¿Cómo saber si es adicción ?
El trastorno es diagnosticado, NO por la cantidad de horas sino cuando la actividad interfiere con la rutina.
La adicción a los videojuegos ocurre cuando la dependencia hacia las partidas de juegos se vuelve tan intensa que se dedica al menos cuatro horas diarias, escapando de todo tipo de responsabilidad. No es un trastorno sólo de niños. Los adultos también sufren de «Gaming Disorder«. Los varones son más propensos. Se diagnostica cuando el usuario presenta estos tres síntomas durante 12 meses:
- Pérdida de control al jugar ( Ira, frutración, malas palabras, gritos…).
- Continuar jugando aunque esté consciente de los efectos negativos en el colegio, trabajo o en las relaciones familiares. Incluso la salud y la higiene se ven comprometidas.
- Los videojuegos son la prioridad. No importan otras actividades, eventos o intereses (dejan los deportes, evitan salir al cine o a pasear con amigos, no quieren «salir» del cuarto, etc.).
La adicción a los videojuegos, conlleva una serie de consecuencias como aislamiento, tristeza, bajo rendimiento escolar, depresión, frustraciones, mal manejo de las emociones,entre otros.
La buena noticia, es que aunque la gran mayoría de los niños son «gamers» esto no significa que vayan a desarrollar una adicción. Solo unos pocos cumplen los criterios.
Aunque se trata de una enfermedad mental, las estadísticas dicen que puede afectar cuando mucho al 1% de la comunidad «gamer».
Sin embargo, esto no significa que debamos bajar la guardia. Todavía falta mucho por analizar. Entre tanto hay algunas recomendaciones que como padres podemos seguir:
- NO le prohibas el uso del videojuego. Es parte de su entorno, solo debes poner límites e intentar que esa actividad se vea sustituida por otra.
- Incentivar la realización de deportes y de actividad física.
- Habla con tu hijo. Trata de entender que es lo que más disfruta y por qué quiere jugar con tanta frecuencia.
- NO desconectes la computadora o la consola de forma arbitraria. Cuando le digas que el tiempo terminó, déjale un momento para que se despide de la partida y finalice su juego. Eso evitará frustraciones.
- Conoce su entorno y ¿por qué no?, trata de jugar alguna partida. Te sorprenderás de su reacción.
Nuestra responsabilidad como padres también en tratar de entender el mundo de estos nativos digitales y por supuesto, poner los límites y estar atentos.
Recuerda que la tecnología en general, es una parte importante de sus vidas. Si llegas a identificar parte de lo que aquí te he comentado, no dudes en buscar la ayuda de un especialista; cuanto más rápido lo hagas será mucho mejor para tu hijo.
Síguenos en redes sociales como @KENArevista: