Increíble pero real, el año más raro de nuestras vidas se acerca a su fin, lo cual no significa que al acabar se irán las circunstancias que lo hicieron único hasta ahora: la inverosímil y casi surrealista pandemia de Covid19.

En otros años, los rituales de fin de año para el atraer dinero, viajes, amor y abundancia en todo sentido son conocidos y repetidos hasta el cansancio entre broma y broma: poniendo la esperanza en que funcione usar el calzón rojo o amarillo o barrer la mala vibra fuera de la casa o quemar las experiencias negativas o correr en la calle maleta en mano…,

Yo no pierdo la fe en que de algo debe servir inspirarse para atraer lo que uno desea, y lo que deseamos en común este año es literal: salud y bienestar.

Dicho lo anterior, yo quiero proponer que para despedir el 2020 usemos la práctica de Hooponopono,  que es un arte hawaiano muy antiguo de resolución de problemas.

Antigua práctica muy vigente

La palabra Hooponopono significa “enmendar”, “corregir un error”, «arreglar algo»; seamos sinceros, ¿a quién no le encantaría poder enmendar algo de este fatídico 2020?, que, ojo, yo en lo personal, tengo la experiencia de ser uno de los mejores años de mi vida (en crecimiento y aprendizaje individual), pero sé que fue uno de los peores años para la humanidad.

El objetivo de esta filosofía, es traer paz y equilibro de manera simple y efectiva mediante la limpieza mental y física, a través de un proceso de sanación, reconciliación y perdón.

Para poderlo llevar a cabo como ritual, las palabras que se usan o se invocan son «lo siento, perdóname, gracias, te amo», y creo firmemente que cada una de ellas en todo su profundo significado pueden aplicar a este 2020 que estamos a nada de despedir…

También se requieren ciertas actitudes:

Inspiración: al identificar el problema que quieres resolver. Por ejemplo lo que propongo, el 2020, no la pandemia en sí misma, sino el proceso personal tan extraño que vivimos confinados o no, retados o no, completos o no en nuestras emociones, salud, trabajo, familia, etc. Identifica qué te ha causado inspiración, de donde viene o se mantiene tu fuerza creativa.

Foto de notas de agradecimiento al personal médico en Wuhan, China. Imagen de Victor He.

Arrepentimiento: Toma la responsabilidad de haber aceptado y/o generado una serie de patrones, de creencias, de memorias y de asociaciones emocionales. Hazte cargo de la responsabilidad que has tenido en mantenerlas e identifica las que ya no te sirven más a ti o a tu propósito de vida.

Sé consciente que todo lo que hay en tu vida es creado a través de tus memorias.


Reparación: Siempre que te das cuenta de una acción, de una manera de pensar o sentir incorrecta debes corregir el error desde la consciencia. Si causaste daño, reconoce tu error, abandona las excusas, pide perdón e intenta reparar el daño. Es ahora, es hoy, nunca antes como hoy para estar en paz contigo y con el mundo alrededor, si acaso no nos hemos dado cómo y cuándo vas a ofrecer el perdón.

En mi caso, yo quiero sanar emocionalmente mi 2020, y por eso afirmo desde lo mas profundo de mi alma:

«LO SIENTO»: por haber sido ingenua al creer que todo pasa y que esto también pasará pero desde un lugar de confianza y no de sabiduría, donde llegué a rayar en la soberbia o ignorancia de «no es para tanto», «no va a pasar nada», «al que le pasa es porque se lo buscó», etc. No soy ni tengo la verdad absoluta en nada. Lo siento profundamente, mi humildad total para aceptar y aprender de lo que sigue en mi vida porque hoy más que nunca antes soy consciente de mi vulnerabilidad e insignificancia ante la vida misma.

«PERDÓNAME» por los errores que cometí, las fallas que repetí, las situaciones que no vi, las omisiones que dejé suceder, las acciones que causaron daño a mi persona o a otros, por si algún momento actué indiferente o exagerada, si alguna vez no pensé en los demás, si alguna vez el miedo le ganó a la certeza o el ego al amor. Por no creer a la primera que somos finitos, que la vida hay que vivirla a plenitud a cada respiración, propia y de los que amamos.

«GRACIAS» por el viaje interior intenso e infinito que inicié al quedarme en casa, sinónimo de conectar con mi alma, con mi esencia, con mis pensamientos, deseos, emociones y miedos. Por dejarme ver, sentir y pensar la vida en su esplendor y la facilidad con la que se nos escapa. Por todos y cada uno de los aprendizajes emocionales y tangibles, propios y ajenos. Por hacerme darme cuenta que la frase «éramos felices y no sabíamos» es un decreto constante; no asumía que hoy y solo hoy elijo ser feliz con lo que hay y con lo que tengo porque quiero.

«TE AMO», sí, profundamente, porque uno ama lo que te cambia la vida y tu 2020, me acercaste a los brazos, manos y aliento de las personas que más amo, me recordaste que la misión de mi vida es dar y que nada me da más felicidad que servir. Te amo por todos los momentos, memorias y experiencias para las que me regalaste el más caro y escaso de los medios: el tiempo, porque he abrazo a mis hijos más que nunca antes, porque los tengo conmigo sanos y felices 24 x7, porque me tengo sana y feliz hasta hoy 24×7, porque amándote acepté hacer lo mejor que puedo con lo que tengo y descubrí capacidades en mí que no conocía.

Mi lista en cada palabra es mucho mas grande de lo compartido aquí, pero la verdad e intimidad de lo revelado son las mismas.

Yo despido este 2020 con este ritual de amor que empecé a hacer desde el 1 de diciembre y cada día hasta el 31 de diciembre. Mi única intención es «remediar» no haber puesto atención a la primera. ¿El ajuste?, 2021, tienes toda mi atención y también toda mi consciencia, perdón, agradecimiento y amor desde ya y para el resto de lo que sea mi vida.

Un abrazo,

Karla Lara


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