Después de una temporada de fiestas o vacaciones, ¿cuántas veces te han dicho que deberías bajar esos kilos de más? Detrás de esos «propósitos», se esconde una cuestionable idea de belleza y salud que, en realidad, puede ser una forma de violencia estética y de body shaming. 

Cada momento es una nueva oportunidad para abrazarnos, querernos y celebrar la diversidad que hace a todas las mujeres únicas. Reflexionemos sobre los «propósitos»…

Ya sabes, esa pequeña o larga lista que podemos hacer mentalmente, en un post it o en la computadora, que contiene las metas que nos proponemos para un nuevo ciclo: ahorrar, estudiar, viajar, leer, y en muchos casos, seguramente hacer ejercicio o comer de forma saludable con el objetivo de llegar a un determinado peso o talla.

Pero es justo que en este último hagamos una pausa y pensemos… ¿Qué tan a menudo nos imponen ideas sobre cómo deberíamos vernos, sobre cómo “tendría” que ser nuestro cuerpo?

¿Qué es el body shaming?

Es el acto de juzgar, criticar o avergonzar a alguien por su apariencia física y sí, es una forma de violencia que se denomina estética. Ya sea a través de comentarios hirientes sobre el peso, la forma del cuerpo o cualquier característica única de una persona, el body shaming perpetúa ideales de belleza inalcanzables y crea una atmósfera tóxica que impacta profundamente en la salud mental y emocional. 

Body Shaming: desafiándolo para vivir vivas y libres. Foto: Becca Tapert, Unplash

Body shaming: desafiándolo para vivir vivas y libres. Foto: Becca Tapert, Unplash

¿Cómo se ve la violencia estética?

Comentarios negativos sobre nuestro cuerpo, chistes, burlas y presiones para alcanzar ciertos estándares, sugerencias no pedidas sobre alguna dieta, algún tratamiento para la piel o el pelo… ¿Es eso realmente necesario?

¡Por supuesto que no! Recuerda que tu cuerpo es tuyo, único y digno de amor tal como es. Las cicatrices, el acné, el peso, la estatura… todo eso forma parte de la hermosa historia que cuentas cada día y te hace ser tú, única e irrepetible. Y ese es precisamente tu súper poder.

Incluso en la maternidad 

Es importante tener en mente que el body shaming no es algo que sucede solo después de las fiestas o celebraciones. Es algo a lo que hemos de hacer frente todos los días. Un ejemplo particular es la violencia estética que viven las mujeres que pasar por la maternidad. Ser mamá es un acto de amor y valentía que transforma el cuerpo de maneras asombrosas.

Sin embargo, es triste ver cómo algunas mujeres son sometidas al body shaming después del trabajo de parto. Cada marca, cada cambio es un testimonio de la increíble fuerza que poseemos. En lugar de juzgar, celebremos las cicatrices de la maternidad deseada como maravillosas huellas de una vida creada.

La verdadera belleza radica en la diversidad y en abrazar nuestra autenticidad

“La verdadera belleza radica en la diversidad y en abrazar nuestra autenticidad. La presión por encajar en ciertos moldes solo afecta nuestra autoestima y salud mental, y en muchas ocasiones pone en riesgo nuestro estado físico también», afirma Angélica Contreras, vocera de la plataforma Mujeres Vivas, Mujeres Libres.

Del mismo modo, dice que es importante priorizar la salud, la felicidad y el amor propio, más allá de cualquier estándar superficial.

«Invito a todas las niñas, las jóvenes y mujeres a construir una comunidad donde todas nos sintamos vivas y libres para ser quienes somos. Desafiemos juntas las expectativas injustas, celebremos nuestras diferencias para exigir y construir un futuro, donde todas las mujeres tengamos el derecho de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas”, añade. 

No hay un único estándar de belleza, y cada cuerpo tiene su propia historia y razón de ser.

¡Unámonos para rechazar el body shaming y la violencia estética! Pongamos un alto juntas a esta forma de crueldad, recordándonos a nosotras mismas y a los demás que cada cuerpo es un testimonio de experiencias, resistencia y autenticidad.

¡Celebremos la diversidad y el amor propio!

Fuente: Mujeres Vivas, Mujeres Libres.
Foto principal: Adam Winger, Unplash


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