Como mujeres siempre nos hemos preocupado por el aspecto físico, por vernos y sentirnos bien, aunque esto no necesariamente es algo negativo, la influencia de la comunicación, los comerciales y redes sociales si pueden afectar la manera en la que las mujeres se ven a sí mismas y transformar los hábitos saludables en una autoexigencia malsana. Este impacto en la mujeres poco saludable se le llama violencia estética.

La misma se refiere a esa presión social para que las mujeres sigan los cánones de belleza preestablecidos, que actualmente se relacionan con cuerpos delgados, con glúteos grandes, pecho considerable y con un rostro lo más “simétrico” posible. 

violencia estética
kim Kardashian ha establecido un canon de belleza. Foto de Jeisonmercedes en Pinterest.

Para lograr estos cánones, las mujeres pueden llegar a violentar su propio cuerpo con transformaciones drásticas o poco saludables. Esto no quiere decir que los procedimientos como la cirugía estética sean malos, pero el motivo de que cada vez más mujeres recurren a ella, podría estar relacionado con esta presión social en aumento y terminan convirtiendo la cirugía plástica en una adicción, llevando al cuerpo y el rostro al punto de la deformación, y a padecer de trastorno dismórfico corporal.

México es el quinto país con mayor demanda de cirugías estéticas en el mundo, con una cantidad de cerca de 923 mil cirugías de este tipo al año, de acuerdo con el Colegio de Profesionistas con Maestría en Cirugía Estética de México, el cual también estimó que el alza se mantendrá estable en el país.

Sin embargo, no solo es el uso excesivo de cirugías plásticas, sino que además va dirigido a otros cambios relacionados, por ejemplo, realizarse un cambio en la estructura capilar por medio de tratamientos agresivos, o el blanqueamiento de la piel.

¿Cómo se practica este tipo de violencia?

Una forma común en la que se aplica este tipo de violencia es por medio de la crítica o el bullying, que puede ser practicada tanto por hombres como por mujeres, acción que alimenta este ciclo tóxico. Un ejemplo claro son los señalamientos cotidianos del tipo: “te verías más linda con más pecho”, o “si fueras más delgada tendrías novio”, etcétera.

Consecuencias de la violencia estética:

  • Baja autoestima, debido a falta de aceptación.
  • Discriminación (laboral o social): Al negar a ciertas mujeres el acceso a puestos de trabajo debido a su tipo de cuerpo, color, tipo de pelo, entre otros aspectos.
  • Racismo y sexismo: Al señalar la piel blanca como deseable, y tonos más oscuros como indeseables, y sexismo porque muchos de los aspectos que se les critican a las mujeres son fomentados o valorados en los hombres como el vello corporal o el peso.
  • Autolesiones: Como consecuencia máxima de la pérdida de autoestima.
  • Ansiedad: Debido a la necesidad de aceptación social innata en el ser humano y las cualidades físicas personales que pueden ser contrarias a los cánones.

¿Qué hacer ante la violencia estética?

  • Fomentar entre hombres y mujeres la inclusión y aceptación de distintos tipos de cuerpos, tipos de cabello, color de piel, etcétera.
  • Priorizar los cambios físicos que resulten benéficos para la salud como mejorar la alimentación, el consumo de agua, dormir mejor, y otros hábitos saludables. Es cierto, salud es belleza.
  • Evitar las críticas, denunciar el bullying y establecer protocolos de acción en empresas e instituciones.
  • Trabajar en la aceptación propia desde las diferencias, pues son estas las que nos hacen personas únicas.
  • Pedir ayuda profesional en caso de que la forma de verse a sí misma se vea afectada negativamente.
¡Trabaja en tu amor propio! Foto de Chalo Garcia en Pexels

Lo importante es reconocer que todas tenemos virtudes y características que nos hacen únicas y bellas, que la perfección no existe, así como aprender a ver la belleza en las diferencias y los rasgos particulares de cada persona, a fin de reducir la violencia estética en el día a día.

 Fuente: La Puerta

 

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