Durante años se nos ha dicho que debemos de ser fuertes, invencibles, no rendirnos, mantenernos de acero a pesar de las circunstancias de nuestra vida, pero quienes hemos tenido inconvenientes (o sea todos), sabemos que no es tan sencillo como «échale ganas», ni tampoco funciona solo sonreír para ser felices. Brené Brown es una investigadora que ha estudiado por más de dos décadas el impacto del coraje, la vulnerabilidad, la vergüenza y la empatía en los seres humanos y The New Yorker ha descrito su trabajo como «el imperio de las emociones que enseñó a una nación entera a ser vulnerable».

El tema de la salud mental cada día se aborda más, y en muchas ocasiones su debilidad o el inicio de su deterioro reside en esta idea de mantenernos fuertes y resistente no importa qué; hasta que no podemos más y nos quebramos, sumado a la falsa idea de que ser «vulnerables» nos hace frágiles, débiles y hasta desechables.

¿Qué es la vulnerabilidad?

En el estricto sentido, vulnerabilidad es el riesgo que una persona, sistema u objeto puede sufrir frente a peligros inminentes, sean ellos desastres naturales, desigualdades económicas, políticas, sociales o culturales.

La palabra vulnerabilidad deriva del latín vulnerabilis: vulnus, que significa «herida», y el sufijo –abilis, que indica posibilidad; etimológicamente, vulnerabilidad indica una mayor probabilidad de ser herido.

Las personas cuando nos sentimos «vulnerables» nos invisibilizamos de manera natural para desaparecer, pero lo que no tenemos claro es que mostrarnos vulnerables no nos hace menos, por el contrario, muestra nuestra valentía.

Arriesgarse en la vida no es sinónimo de ganar, evidentemente también podemos perder… y si perdemos y nos sentimos vulnerables, no sirve esconderse. Cuando eres valiente con frecuencia te vas a atrever a cosas que otros no se atreven y te vas a equivocar más veces que los demás, y no es que elijas equivocarte, es que te atreves a más y hay mayor riesgo.

Brené Brown nos habla de hacer propios nuestros errores y fracasos, esos que nos hacen sentirnos frágiles o débiles, porque del camino de la valentía no hay regreso y sí hay mucho aprendizaje, lo que aprendemos nos hace contar historias y todos necesitamos las historias de otros.

Ahora, lo importante no es la pérdida, eso es inminente al riesgo, lo importante es no abrazar toda la retroalimentación u opiniones que los demás nos den sobre nuestro error, hay que ser selectivo, por ahí dicen bien que las mayores críticas vienen de las personas que no se arriesgan a nada.

También nos hablan de amar, pero tenemos la falsa creencia que darnos a otro alguien es un riesgo que muchos no quieren correr y vienen esas «maneras de amar» limitadas, estreñidas, contenidas, en las que no damos todo por miedo y no reconocemos el miedo porque nos hace vulnerables… ¿ven?, es un círculo vicioso.

Si amamos y damos amor intensamente el amor se expande y se multiplica, principalmente para nosotros, cuando estamos o estuvimos con alguien que «nos hacía hacer magia a su lado»; no es la persona, eres tú mismo el creador de esa magia, eso es lo que tenemos que entender, que sí podemos mostrar ser vulnerables y que ello es un poder.

Esta frase me encanta: «lo opuesto a la carencia no es la abundancia, lo opuesto a la carencia es tener suficiente», y eso nos puede quitar muchos miedos y sufrimientos innecesarios.

Fíjate en las veces que te has equivocado, es poco probable que repitas el mismo error si pusiste atención; si pasaste de largo te va a volver a pasar, pero si reflexionaste, si aprendiste, entonces ya sirvió, ese es el camino de la valentía. Ser valientes emocionales es reconocer que no todo es perfecto y que no siempre somos felices, todo es en instantes, pero si tienes suficiente amor y suficiente felicidad, entonces no careces ni de amor ni de felicidad.

Y sí es muy valioso fortalecer el cuerpo, pero se nos olvida fortalecer el espíritu, la creencia absoluta de que somos suficientes, de que lo tenemos y lo podemos todo (sin arrogancia) si tan solo nos atrevemos a pensarlo. Cuando somos vulnerables salen las emociones más profundas, los sentimientos más puros, es nuestra esencia sobreviviendo y mostrarnos así nos suma TODO. Aduéñate de tus historias, de tus errores, de tus fracasos, afuera te pueden decir qué sí y qué no hacer ¡¡tú hazlo!! Es tu historia y sobre todo: ten la valentía de reconocer tus emociones y curiosidad de por qué hiciste lo que hiciste o quieres hacer lo que quieres hacer.

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Image by John Hain from Pixabay


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