Después del 2020 y casi finalizando 2021 nos hemos dado cuenta de lo valioso de lo local. Nos quedamos «aquí», cerquita, en nuestras casas y colonias.

Sí, poco a poco hemos empezado a viajar, pero, ¿no les pasó que ya encontraron LA tiendita que tiene lo que necesitan y está a unos cuantos pasos?

El fenómeno de lo local

Si bien los «farmers markets» son tianguis muy populares en Estados Unidos y en México están los mercados sobre ruedas, no son precisamente lo mismo. Se supone que los primeros son productos locales, es decir, el señor del pueblo vecino cultiva sus zanahorias, la señora de las cremas para el rostro las hace en su departamento de la misma colonia donde se ponen los puestos… Esa producción local hace que la economía crezca y se quede en el mismo lugar donde vives, pero también, asegura la calidad.

Si bien en México no contamos aún con mercados orgánicos por todos lados, cada vez hay más emprendedoras que se lanzan a hacer sus propios productos, además de que las tiendas a granel tuvieron un auge enorme este año.

compra local

Foto de Maddi Bazzocco en Unsplash

La compra local no solo nos da productos en muchas ocasiones más frescos, también apoyamos a los vecinos y… ¡creamos lazos y nos enraizamos!

El sentido de pertenencia crece además de que apreciamos mucho más todo lo que compramos y preparamos.

Con el consumo local es probable que nos lancemos a cocinar desde cero, es decir, que nos atrevamos a probar nuevos platillos elaborados por nosotras mismas lo que nos da un sentido de recompensa y sí: bienestar.

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Puedes comprar todo de manera local y si bien en ciertas colonias o poblaciones es de lo más normal, hay otras ciudades en donde todo se hace en el súper y desde el auto. Esta ya no es la tendencia.

Que uno de los aprendizajes del encierro durante 2020 sea eso: acercarnos a los nuestros y comprar lo que producen; usar nuestros pies para trasladarnos y probar nuevas cosas.

En lo particular puedo decirles que ya tengo mi tienda a granel favorita que me surte de almendra fileteada a mucho mejor precio que en tiendas grandes, además de un lugar de productos biodegradables para la limpieza de mi casa (y aunque no lo crean, muy económicos), el local de botanas «novedosas» (esas sí, más costosas, pero de vez en cuando está bien), la pastelería japonesa que algún día les conté, el café que vende bebidas muy originales, la camioneta de productos oaxaqueños que vende un chocolate que te mueres de delicioso (para hacer con agua o leche), etc. Todo esto hace que me sienta más parte de mi comunidad y eso, hace que quiera trabajar para el bienestar de la misma.

¿Te ha pasado lo mismo? Déjanos tus comentarios y dinos si también ya te uniste a esta tendencia de bienestar.


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