¿Con que frecuencias postergas tus actividades o deberes?
“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy” ¿Cuántas veces hemos escuchado o repetido esa celebre frase? Ese consejo que con frecuencia nos dieron nuestros padres, es parte del concepto de procrastinación. Debo confesar que fue hace poco cuando me enteré que el hábito de dilatar las tareas, lleva ese complejo nombre. Resulta ser que, en estos tiempos de rutina digital con todo al alcance de un clic, hay psicólogos y especialistas estudiando esta tendencia que nuestras abuelitas calificarían como simple flojera. Pero NO, procrastinar no necesariamente es un asunto de holgazanería sino de manejo de las emociones.
¿Qué es la procrastinación?
Procrastinar deriva del verbo en latín procrastināre, es decir: postergar hasta mañana, pero también viene de la palabra del griego antiguo akrasia, que es hacer algo en contra de nuestro mejor juicio.
Tomando en cuenta la definición, “procrastinar” es el hábito de posponer actividades o situaciones que deben ser resueltas a la brevedad, por otras más agradables. Cuando procrastinamos ESTAMOS CONSCIENTES de lo que hacemos.
Ahora bien, decíamos al principio que el manejo de las emociones juega un papel importante. ¡Si nuestro estado de ánimo es negativo, generará aburrimiento, ansiedad, e inseguridad! En consecuencia perdemos el enfoque y aplazamos lo que necesite de nuestra concentración.
En estos tiempos de crisis, cuarentena, homeschool y homeoffice; es mucho más frecuente la procrastinación y afecta a TODA LA FAMILIA. Los chicos, por aquello de que son nativos digitales, quieren todo a la velocidad de un click. El no poder resolver rápido sus actividades les genera aburrimiento, por ende, las dilatan. Es así como este hábito puede volverse crónico y hay que estar pendiente.
Con el paso del tiempo, la procrastinación podría tener costos no solo a la productividad, sino efectos negativos en nuestra salud mental y física.
5 CONSEJOS PARA COMBATIR LA PROCRASTINACIÓN
1.- ORGANIZA TUS TAREAS
Sí, llevar una agenda siempre ayuda. Establece tus prioridades y pon primero las que requieran mayor esfuerzo o que no te gusten tanto.
2.- ESTABLECE TUS PLAZOS
Un “Dead Line” o fecha de entrega siempre ayuda. Cada una de tus labores, debe tener fecha de vencimiento. Se realista. Imagínate un compromiso o un contrato laboral para cada una de ellas.
3.- LOS BREAKS SON NECESARIOS.
Por algo en el colegio, cada materia o bloque está separado por lo menos con 10 minutos. No pretendas realizar toda la labor sin hacer descansos. Busca tu receso y aprovéchalo para tomar un café, dar un par de vueltas o simplemente cerrar los ojos y poner tu mente en neutro.
4.- APRENDE A DECIR NO
No puedes pretender ser la super woman que todo lo resuelve. Hacer la comida, atender a los niños, escribir el artículo, salir a la reunión con el contador, limpiar la casa y recibir con una sonrisa a tu pareja al mismo tiempo. Cuando organices tus ideas, trata de que durante ese tiempo NADA ni NADIE te distraiga. De esta forma optimizarás tu tiempo.
5.- UTILIZA LA AUTOMOTIVACIÓN
Después de finalizar tus labores, date un chance para consentirte. Prémiate. Así sea con un capítulo de tu serie favorita o saliendo a dar un paseo.
Lo más importante es dar el primer paso, sin este, no existen los demás.
A todos nos pasa, pero es posible llegar a un equilibrio. En lo particular me funciona tratar de establecer mi agenda y he empezado a apagar el celular cuando tengo que concentrarme en algo especial. Lo acompaño de música relajante y un café recién hecho.
Créeme que ayuda y cuando revertimos el hábito también somos ejemplo para el resto de la familia. Así que podemos empezas por aplicar el refrán que como te decía TODOS CONOCEMOS: «No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy».
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