Fibrosis quística es un padecimiento hereditario que se clasifica como la enfermedad pulmonar crónica más común en niños y adultos jóvenes. No se puede prevenir ni tiene cura, sin embargo, los tratamientos mejoran la calidad de vida del paciente.
En este sentido, provoca la acumulación de moco espeso y pegajoso que afecta los pulmones, el tubo digestivo, las glándulas sudoríparas, el páncreas, el hígado, los intestinos, los senos paranasales y los órganos sexuales.
Fibrosis quística: Consecuencias
Produce dificultad para respirar y genera el crecimiento de bacterias que pueden terminar creando repetidas infecciones pulmonares y daños graves en estos órganos.
Diagnóstico
Aunque los síntomas en algunos casos no se detectan hasta la adolescencia, solo las pruebas médicas genéticas, de sangre y de sudor revelan su existencia.
El sudor salado, tos con expectoración, infecciones frecuentes y afecciones nasales recurrentes son señales de alerta.
Los tratamientos pueden incluir terapia física para el pecho, terapias nutricionales y respiratorias, medicinas y actividad física.
Ejercita y respira
Ponerse en movimiento es una de las mejores acciones para vivir con fibrosis quística (FQ) y procurar mejor calidad de vida.
La Sociedad Canadiense de Pediatría recomienda practicar al menos 60 minutos de actividad moderada a vigorosa al día, especialmente a niños con FQ, porque los ayuda a mejorar la masa muscular, su sistema
pulmonar y su condición física.
Lo correspondiente es que el médico tratante recomiende la disciplina deportiva más favorable. No obstante, algunos especialistas sugieren el ciclismo, el baile y las pesas.
¿Sabias que…?
Este mal afecta también la absorción de nutrientes por parte del páncreas y el proceso digestivo.
Foto principal: Freepik
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