En la era actual, tomar decisiones informadas sobre el manejo del dinero es más importante que nunca. La estabilidad financiera va mucho más allá del simple ingreso mensual; depende directamente de las elecciones que tomamos con esos recursos. Aprender a administrar el dinero, a ahorrar de forma constante y a invertir con inteligencia son prácticas que no solo construyen una base sólida, sino que también nos permiten alcanzar metas personales y estar preparados para imprevistos.

A pesar de los avances en educación financiera, todavía enfrentamos desafíos significativos. La Encuesta Nacional de Inclusión Financiera (ENIF) 2024 reveló que, si bien el 63% de los adultos mexicanos afirma tener algún tipo de ahorro, muchos recurren a métodos informales de bajo rendimiento. Sin embargo, hay un cambio positivo: 10.6 millones de personas han abierto una cuenta de ahorro en una institución financiera formal, lo que indica una creciente conciencia sobre la seguridad y el valor de las prácticas financieras estructuradas. Este cambio de mentalidad es un primer paso crucial, pero el siguiente reto es fomentar la inversión como una estrategia clave para el crecimiento del patrimonio.

Una manera práctica y accesible de empezar a mejorar nuestras finanzas personales es a través de la regla 50-30-20. Esta técnica divide los ingresos mensuales en tres categorías: 50% para necesidades básicas (vivienda, alimentación, transporte), 30% para gastos personales o flexibles (entretenimiento, salidas) y 20% destinado al ahorro e inversión. Aplicar esta fórmula ayuda a mantener un equilibrio saludable, promoviendo hábitos financieros sostenibles y construyendo un futuro financiero más seguro.


De ahorrador a inversionista: La clave para el crecimiento

El ahorro es el primer paso para construir un futuro financiero sólido, pero el segundo, igual de importante, es aprender a invertir ese dinero de forma inteligente. Guardar dinero en esquemas informales, como bajo el colchón o en tandas, genera una falsa sensación de seguridad y expone el patrimonio a robos o a la pérdida de valor por la inflación. Invertir es poner el dinero a trabajar para que crezca con el tiempo. Esto se puede lograr a través de diversos activos como la renta fija, bienes raíces, acciones, bonos y fondos mutuos.

Ana Sofía Moya, directora de ahorro e inversiones de Crediclub, enfatiza la importancia de este segundo paso: “En Crediclub, creemos que la inversión no debe ser exclusiva de expertos o grandes capitales. Por eso desarrollamos productos accesibles, seguros y con buenos rendimientos, pensados para todos los mexicanos que desean que su dinero crezca sin complicaciones ni riesgos innecesarios”. Esta perspectiva democratiza la inversión, haciendo que la estabilidad financiera sea alcanzable para un público más amplio.

¡Todo tiene que ser legal!

Es fundamental que estas prácticas se realicen en instituciones reguladas por las autoridades mexicanas y que cuenten con un sólido respaldo. Crediclub, por ejemplo, es una plataforma 100% digital con más de 19 años de experiencia en el mercado mexicano. Su solidez y bajo riesgo están avalados por calificaciones “A+” de Moody´s y “A” de HR Ratings, dos de las agencias de calificación más reconocidas a nivel global. Esto brinda una capa de seguridad y confianza a los inversionistas.

La inversión inteligente no se trata de arriesgarlo todo, sino de tomar decisiones informadas para hacer crecer el dinero. Las instituciones como Crediclub ofrecen herramientas que facilitan este proceso, permitiendo que cualquier persona, sin importar su experiencia o nivel de ingresos, pueda comenzar a construir un futuro financiero más estable.

El ahorro y la inversión ya no deben verse como prácticas complicadas y lejanas. Con el acompañamiento adecuado y las herramientas correctas, cualquier persona puede dar el paso hacia la estabilidad financiera y la realización de sus metas. La clave es empezar hoy, con pequeños cambios que, con el tiempo, se convertirán en una gran diferencia.

Fuente: Crediclub


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