He estado leyendo a cerca de la maternidad y ese momento en el que la mujer se convierte en madre, su vida cambia radicalmente y muchas veces se siente sola e incomprendida al verse madre por primera vez (o segunda o tercera); siente que nadie la entiende; siente frustración y desamparo por eso que está viviendo y no comprende, para luego creer que quizás debería sentirse diferente…

Creo que todas las que nos convertimos en madres nos sentimos así algún día. Yo tuve la oportunidad de haber formado parte de un grupo de mujeres (y a ratos hombres también) en el que, todas embarazadas, nos reuníamos y hablábamos de lo que sentíamos, lo que nos dolía, y lo que nos ayudaba a dormir, a sentir menos acidez, o lo que funcionaba para relajar los pies hinchados… en fin; ese grupo en dónde todas nos sentíamos acogidas, parecidas, comprendidas, hinchadas, o sí, ¿por qué no decirlo?, gordas, felices, sensibles, feas o hermosas… Cada una se sentía rara y diferente a lo que estaba acostumbrada a ser. En ese grupo todas éramos algo diferentes a lo que éramos y eso nos hacía sentir unidas y acogidas, no era “la única loca de la cuadra” gorda, o hinchada, o ¡embarazada!, entonces en mi grupo de psicoprofiláctico todas éramos parte de una experiencia que compartíamos y parte de una comunidad, y eso nos unía.

Es a lo que yo llamo juntarse con los pares.

En diferentes momentos de la vida exploramos experiencias en las que nos sentimos ajenas a un entorno, siempre que somos las nuevas de algún lugar nos sentimos raras, y digamos que un tanto “solas”. Cuando vamos entrando en confianza y nos relacionamos con los que dejan de ser nuevos y coincidimos en algún tema, con algunos hacemos un vínculo y entonces nos sentimos más cómodas y comenzamos una experiencia de mayor libertad y crecimiento. De alguna manera siempre estamos haciendo esto sin darnos cuenta, aunque sería mejor si lo hiciéramos consciente para valorar más la experiencia.

También lo podemos hacer en la etapa de la menopausia, por ejemplo, juntarte con mujeres que están en esa etapa de su vida, para enriquecer las experiencias y compartir los momentos difíciles, de explosiones emocionales, de bochornos, etc… tener a alguien que guíe al grupo con conocimiento y experiencia que ayude a descubrir las partes amorosas y bellas de la experiencia es indispensable para romper los paradigmas de los juicios que se viven cuando no sabemos mucho de la etapa por la que pasamos.

Otra etapa en la que es fundamental juntarse, es cuando algunas mujeres dejan su vida profesional para ser madres y tienen esta crisis de si están haciendo lo correcto; es una etapa importante para buscar a esas mujeres que están pasando por momentos parecidos al suyo y que se sientan contenidas y sea más fácil transitar sin un impacto negativo en tu vida.

Y, ¿a qué me refiero con un impacto negativo en su vida? Pues que cuando te sientes insatisfecha y frustrada por qué crees que lo que estás viviendo no es lo que quieres, entras en una emoción de frustración y malestar que al prolongarse genera ansiedad, depresión e incluso baja autoestima y hace que nos sintamos menos valiosas o menos capaces, y esa sensación afecta a la forma en la que te relacionas con tu mundo, tu gente y cómo compartes en tu vida.

Cada momento de la vida de una persona tiene espacios en los que cambian las cosas, por circunstancias relacionadas a momentos y periodos de la vida, y hacernos acompañar en esos momentos por personas que saben de lo que pasa, ayuda mucho; así no nos perdemos en la confusión de no saber qué nos está pasando y podemos comprender más fácilmente que esto es una etapa pasajera y que lograré entrar a un momento nuevo de mi Ser en el que encuentre calma. Esos momentos es importante no pasarlos solas.

Una terapia sería de gran ayuda, para sortear las “olas” fuertes que nos llegan en ciertos momentos de la vida, un grupo de auto ayuda, un grupo de terapia, un grupo de amigas que se junten para apoyarse en los momentos que las une. Pueden apoyarse con un libro que les ayude a comprender la experiencia vivida, o un terapeuta que modere esas reuniones, creo que siempre podemos buscar apoyo de muchas formas, en grupos que existen o en grupos que podemos formar para encontrar a nuestros pares que pasan por momentos parecidos a los que yo paso.

Por eso funcionan los grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos, o Neuróticos Anónimos, si tienes este tipo de condiciones, o Psicoprofilácticos, si vas a ser mamá, La liga de la leche, si estás amamantando, y aprender a crear nuevos grupos para las nuevas experiencias que van surgiendo en la historia de nuestras vidas. Para crecer juntas y sentirnos bien, “normales” dentro de la unicidad y rareza que cada una es. Porque somos únicas e irrepetibles, pero vivimos en una sociedad que a veces exige cierta uniformidad en nuestro comportamiento y hacernos entrar ahí hace que nos sintamos inadecuadas y diferentes.

Te invito a que te preguntes qué grupo te gustaría formar, y coméntalo con tus amigas, quizás encuentres a varias interesadas en este tema y logren descubrir mucha belleza en sus cuestionamientos al unirse y compartirlos, crecer juntas, no estamos solas, confiemos en que juntas podemos salir adelante de lo que sea.

Serie despertar y permanecer despierta.

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