Y es que bien lo canta Charly García con y sin los Ángeles Azules: «nadie puede y nadie debe, vivir, vivir sin amor»… porque las sustancias que segrega nuestro cerebro cuando estamos enamorados, son las responsables de nuestro bienestar o de nuestro infierno personal.

Les cuento:

La química del amor es una realidad que no tiene tanto que ver conque si literal te gusta o no cómo huele la persona o las mariposas en el estómago que se te alborotan con pensar en ella o en él; tiene que ver con la oxitocina, la serotonina, la dopamina y otras sustancias que convierten al amor en adictivo y con efectos adversos, por ello en momentos sentimos que flotamos y hasta podemos dejar de comer y sentirnos increíbles, y en otros, el bajón es tan grande que se manifiesta la dependencia.

Las hormonas del amor

Todo nuestro cuerpo está cableado con neuro receptores que reciben y procesan los estímulos químicos que causan todas las sustancias que viajan en nuestro organismo. Las hormonas del amor nos pueden llevar tanto a sentir que estamos en el cielo como a perder la cabeza; y es que mientras estamos en ese proceso de sentir amor o emoción por alguien más; nuestros neurotransmisores se acostumbran a sentir ese flujo activo y excesivo de sustancias que nos hacen sentir felices y bien; y cuando esa etapa se agota; viene el bajón.

El «amor» libera de manera natural y en fuertes cantidades dopamina, serotonina y oxitocina; son neuroquímicos que nos dan energía, felicidad, alegría y vínculo amoroso; y sí, créelo o no, el cuerpo y el cerebro se acostumbran y es cuando pasa que nos volvemos adictos: necesitamos esas sustancias para estar bien.

Este fenómeno ha sido estudiado por neurólogos expertos como Gareth Leng; quienes afirman que la oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción, hormona que también segregamos cuando tenemos un bebé o cuando lo amamantamos; por eso creamos un lazo irrompible y también cuando experimentamos un orgasmo.

Las llamadas hormonas del amor nos hacen sentir oxitocina: un abrazo vale más que mil palabras

Oxitocina: esa hormona maravillosa

Estudiada por neurólogos expertos como Gareth Leng, se ha documentado que la oxitocina ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de emoción. La hormona actúa «cambiando las conexiones» de los miles de millones de circuitos neuronales. Esta hormona es conocida como el neurotransmisor de la confianza o del amor.

La oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el cuerpo) y actúa como una droga (sustancia exógena introducida en el cuerpo desde el exterior), liberando transmisores como la dopamina, la noradrenalina (norepirefrina) o la serotonina. Estos neurotransmisores permiten inundar el cerebro de feniletilamina. Este compuesto químico es de la familia de las anfetaminas y tiene una duración en el cerebro de unos 4 años según la teoría de Donald F. Klein y Michael Lebowitz surgida en la década de los 80.

Cuanta más oxitocina se libera, más unido te sientes a la otra persona. Considera en este punto que tus creencias sobre el amor como concepto puede influir para que liberes más o menos químicos. Entre más contacto físico: más oxitocina, más confianza (más fortalecimiento de las conexiones neuronales) y más fidelidad. Aquí es donde impacta el «donde hubo fuego, cenizas quedan», porque esa hormona se puede segregar cuando te reencuentras con alguien que amaste en el pasado…

Cuando la oxitocina desciende, se elevan los niveles de cortisol y ahí es que experimentamos miedo, pánico o ansiedad.

Serotonina:el neurotransmisor de la felicidad

La producimos cuando nos sentimos parte de algo o de alguien y sobre todo cuando alguien nos demuestra su afecto con admiración y respeto. La atención romántica por parte de una persona de mayor estatus, desencadena sentimientos fuertes y hace que se sienta bien. El cerebro disfruta el respeto y genera serotonina. La autoestima juega un papel importante en este aspecto, pero una caída de serotonina, además de generar tristeza, puede ser una razón orgánica para buscar la atención de alguien más, como si la infidelidad tuviera un origen químico.

La serotonina actúa sobre las emociones y el estado de ánimo, genera optimismo, buen humor y sociabilidad y es conocida por representar un papel importante en la inhibición de la ira y la agresión. Niveles bajos de serotonina están asociados con la depresión y la obsesión (síntomas del desamor). Los fármacos antidepresivos, se encargan de aumentar los niveles de serotonina para corregir el déficit neuroquímico, y es por eso que al Prozac (el antidepresivo más famoso del planeta) le llaman la droga de la felicidad.

Las experiencias positivas constantes y los pensamientos positivos también aumentan los niveles de serotonina. En cambio los pensamientos desagradables, las malas noticias, hablar de cosas tristes y preocupantes o enfadarse, inhiben completamente la activación de la serotonina.

Dopamina: aquí sucede la adicción

La dopamina es una sustancia relacionada con el placer y por ello se asocia a las apuestas, al consumo de drogas relajantes y al amor.

“Sí alguien es único en su vida y se centra en esa persona, es porque el sistema de la dopamina se ha activado», dice Helen Fisher (2004), antropóloga biológica.

La dopamina es importante ya que está implicada en el sistema de recompensa. Y está la noradrenalina que es la responsable de sentir que se acelera el corazón, que estás eufórico o en estado de éxtasis, que te sobra energía y hasta de ruborizarte cuando alguien te gusta.

La química en el amor si existe. «Somos una fábrica de dogas naturales», dicho por la misma Helen Fisher.

Así que, la próxima vez que te enamores, ubica cuál es la verdadera razón de que te sientas bien junto a esa persona, y literal; «no pongas todos tus huevos en una misma canasta». Enamórate si corresponde y disfruta, pero ten otras actividades que te generen bienestar y felicidad, porque esa producción de hormonas del amor puedes producirlas de otras maneras y no caer en la codependencia que nos lleva a relaciones tóxicas o que nos hacen daño.

Recuerda que, más vale solo que mal acompañado y si de amor se trata, el amor propio va a crear el camino para que ese amor bonito que tanto esperas, suceda con la persona ideal para ti. Y si no llega tan pronto como quieres, pues cómete un chocolate, te hará sentir bien sin romperte el corazón.

Un abrazo,

Karla Lara

Imagen de Freepik


Síguenos en redes sociales como @KENArevista: