Las zapatillas inmortales de Mirta Plá

Es considerada una de las «cuatro joyas» del ballet cubano. Fue la figura principal de su generación dentro del Ballet Nacional de Cuba (BNC).

Comenzó sus estudios en el Conservatorio Municipal de La Habana. Entre sus maestros destacan Fernando Alonso, León Fokin, Alexandra Fedorova, José Parés y Mary Skeaping.

Su debut lo hizo con tan solo 13 años, en 1953. En 1959 fue ascendida a solista y en 1962 alcanzó la categoría de primera bailarina. Mirta tenía un talento increíble sobre las tablas, se le considera la reencarnación de Fanny Cerrito, famosa bailarina romántica del siglo XIX.

Su elegancia, soltura y gracia la llevaron a obtener en París la Estrella de Oro de la Danza, después de su majestuosa interpretació de Grand Pas de Quatre. Su increíble actuación fue alabada por Serge Lifar, famoso bailarín y coreógrafo ucraniano. «Plá era como una litografía que se animara en movimiento«, exclamó el coreógrafo.

Participó como invitada del Ballet del Teatro Griego de Los Ángeles y el Ballet Celeste de San Francisco. Luego protagonizó los grandes clásicos románticos. En 1963, interpretó el papel de Myrtha, Reina de las Willis, en el film cubano Giselle. Además, su refinamiento expresivo la llevó a encarnar papeles como la princesa Aurora en La bella durmiente, o Lisette de La fille mal gardée.

Mirta Plá nació en Cuba en 1940 y falleció el 23 de septiembre de 2003, en Barcelona, España. Siempre será recordada como una joya del ballet mundial.

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