La higiene es un hábito que nos inculcan desde muy pequeñas y es algo que, por salud, debemos aplicar en la mayoría de nuestras actividades cotidianas, incluso a nuestros materiales de maquillaje. Este procedimiento es muy fácil y sencillo, que te ayudará a cuidar y a prolongar la vida útil de tus brochas y esponjas.

¿Por qué hacerlo?

Estas herramientas están en contacto directo con tu rostro y pueden ser las causantes de poros tapados, brotes de acné y, en el peor de los casos, infecciones graves, por eso es de suma importancia lavarlos una vez por semana con agua y jabón. Las brochas y las esponjas pueden ponerse duras y, al tener contacto directo con tus poros, pueden afectar la producción de colágeno y elastina, porque los llenan de impurezas y los tapan; esto, aunque no lo creas, te puede causar arrugas.

Te enseñaremos en 4 pasos cómo hacerlo

Paso 1: Necesitas una toalla, jabón antibacterial, un recipiente y reunir todas las brochas y esponjas que debas limpiar.

Paso 2: Llena con agua el recipiente; para tener la medida perfecta, introduce una brocha y llena hasta la mitad, exactamente en la zona de metal. Lo importante es no llegar a la zona de la madera, porque la puedes dañar.

Paso 3: Agarra una brocha y échale una o dos gotas de jabón, frota en la palma de tu mano haciendo movimientos circulares para sacar todo el exceso de grasa y sucio en ellas, luego sumérgelas por unos segundos en el recipiente. Repite esto con cada una, incluyendo las esponjas.

Paso 4: Una vez escurridas las brochas y esponjas, después de haber quitado el exceso de agua, debemos secarlas por completo. La forma correcta de hacerlo es en la dirección de los pelos, es decir del mango a las puntas; haz presión sin halar repetidas veces y verifica si ya está seca.

 

Importante: Si quieres dejarlas escurrir, porque sientes que no se secaron bien, hazlo con los pelos viendo al piso para que no pierda la forma. En el caso de las esponjas, déjalas encima de un paño seco.

 

Tips:

  • Compra brochas de pelo natural. Te durarán más
  • Lava con agua tibia para conservar los pelitos
  • Limpia una vez por semana
  • Utiliza jabón neutro o jabón antibacterial
  • Ponlos a secar con los pelos viendo hacia el piso (en el caso de las brochas)
  • Evita que las brochas tengan presión entre ellas
  • Reposa en un lugar fresco y ventilado (en el caso de las brochas)

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