Cada 24 octubre se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Poliomielitis, una enfermedad muy contagiosa causada por un virus que invade el sistema nervioso y puede causar parálisis en cuestión de horas.
Esta enfermedad viral afecta a los niños menores de cinco años y si un menor está infectado, el resto corre igual riesgo de padecerlo.
Lo que debes conocer sobre la polio:
1. Causa parálisis. Los síntomas iniciales de la polio son fiebre, fatiga, dolor de cabeza, vómitos, rigidez en el cuello y dolor de extremidades; sin embargo, puede causar parálisis permanente en uno de cada 200 casos, ya que afecta a la médula espinal.
2. Se multiplica en el intestino. Debido a que los alimentos y agua contaminada son el medio de transmisión, el virus se multiplica en el intestino y es el lugar de origen para invadir el sistema nervioso. Por ello, muchas personas infectadas excretan el virus en las heces, aunque no tengan síntomas.
3. Sin cura. La polio no tiene cura, sin embargo, es prevenible a través de la vacuna, la cual protege de por vida.
4. Alto contagio. El riesgo de contagio es mayor entre siete y 10 días antes y después de la aparición de los síntomas. El virus persiste en la garganta una semana después del inicio de la enfermedad, mientras que en las heces es de tres a seis semanas.
5. Meses más peligrosos. El contagio del virus se da en “temporada baja” (enero-abril), es decir, en los meses que normalmente no existe contagio. Los de “alta transmisión” comienzan en mayo, donde los casos pueden multiplicarse y poner en peligro la erradicación de la enfermedad.
La mejor protección: la vacuna
La vacunación es la mejor manera de protegerse contra la poliomielitis. En casi todas las personas, los beneficios de la vacunación superan con creces los posibles riesgos.
Especialistas del Centro Médico de la Universidad de Maryland explican que hay dos clases de vacunas de polio: la antipoliomelítica oral (VOP), es la que con mayor frecuencia se da a menores y viene envasada en forma de gotas que se aplican fácilmente por vía oral, y la antipoliomilítica inactivada (VPI), que es administrada en forma inyectable en una pierna o en un brazo, generalmente a personas adultas.
La mayoría de los infantes debe recibir un total de cuatro vacunaciones con VOP, en las siguientes etapas de la niñez: a los 2 meses, a los 4 meses, entre los 6 a 18 meses y entre los 4 a 6 años.
De acuerdo con el instituto médico, las primera y segunda dosis de esta vacuna son necesarias para ayudar a que el sistema inmunitario proteja contra la polio, mientras que la tercera y cuarta dosis brindan protección adicional.
A las personas adultas no se les aplica una inyección de refuerzo, a menos que exista la posibilidad de viajar o vivir en lugares en donde se haya presentado esta enfermedad.
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