Quizás has escuchado hablar de este término sin saber, a ciencia cierta, de qué se trata. Te contamos cómo ponerlo en práctica, sin perder tu esencia.

Mente abierta

Esta frase suele trasladarnos al ámbito sexual, porque -realmente- está muy ligado a personas con pocas inhibiciones y dispuestas a experimentar en la cama. Sin embargo, es un término subjetivo y no solo se refiere a este aspecto.

Una persona de «mente abierta» tiende a ser tolerante con el mundo que la rodea. Comprende opiniones, preferencias y prácticas de los demás, sin juzgar. Por ejemplo, si tiene amigos gays y deciden casarse o iniciar un proceso de adopción (en los países donde es legal), si tiene conocidos que usan drogas, fuman cigarrillo o tienen muchos tatuajes, no se alarma ni los etiqueta.

Existen preferencias que podrían posicionar a los más conservadores como «mentes cerradas«.

¿Cuál es el punto de comparación? Pues el que tiene la mayoría de la población, pero suele ser algo muy relativo.

¿Qué es lo más importante?

Respeto y tolerancia. Si eres de mente abierta y te parece que algunos son demasiado complicados ¡perfecto! está bien que lo sean. Mantén tus límites y encárgate de disfrutar tu vida sin prejuicios.

Recuerda que no vale de nada si permites TODO, menos a alguien que tiene un criterio distinto.

Si eres «chapado a la antigua» y hay cosas que, de plano, no comprendes, deja que cada quien decida y viva como mejor le parezca. No te desgastes mostrándoles tu punto de vista.

¿El punto ideal?

El término medio, donde actúas como consideras, permites lo que sientes que debes permitir y no interfieres en la vida de nadie.

Es muy importante que no dejes de lado tus creencias por querer «encajar» en un grupo o agradar a terceros.

Sabemos que despertamos tu interés en cuanto a los open mind en el sexo. Síguenos la pista…

 


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