Por alguna razón que todavía no identifico, últimamente pienso mucho en todo lo que la memoria nos provee y todo lo que depende de ella y coincidentemente llegó a mis manos «RECUERDA: la ciencia de la memoria y el olvido» (mi primer libro del año), escrito por Lisa Genova, autora del Best Seller internacional «Still Alice«, adaptado al cine y protagonizado por la actriz Julianne Moore y que volví a ver este fin de semana en HBO.

¿A quién no le genera angustia el no poder recordar algo? Un nombre, una fecha, un evento, una dirección… ¿A quién no le ha pasado tener «la palabra» enfrente, casi como si la pudieran tocar en 3D y no la pueden decir porque su mente se pone en blanco? ¿Quién no ha perdido el auto en el estacionamiento, las llaves, el celular, los lentes o dinero? y no precisamente por robo, sino porque literalmente no recuerdan dónde lo dejaron. ¿Se han quedado con una palabra o frase en la punta de la lengua sin poderla pronunciar porque no se acuerdan o con una idea a medio contar porque simplemente se «les fue»? O confirman que procrastinan constantemente porque se distraen con facilidad de lo que hacen…, bueno pues todos esos eventos pertenecen al campo de la memoria y también del proceso cognitivo.

Ahora, lo que yo no sabía, es que «olvidar» es una función del cerebro humano, no una falla, se trata de un proceso mental que da espacio a lo verdaderamente importante.

La memoria es algo que se ejercita y que, no necesariamente se deteriora o se pierde con el paso del tiempo. El olvido obedece a diferentes circunstancias empezando por la falta de atención y no siempre por padecer Alzheimer.

Algunos puntos para cambiar nuestra idea del funcionamiento de la memoria:

  1. Tu cerebro es increíble, interpreta y aprende todo pero no sirve a su máximo propósito sin memoria.
  2. Necesitas la memoria para todo.
  3. La memoria es esencial para aprender, sin ella no hay ni información (aprendizaje), ni experiencias.
  4. Usas la memoria todo el día: desde que despiertas hasta cuando te vas a dormir.
  5. La memoria te da sentido de quién eres: identidad y personalidad.
  6. Lo que recordamos, es mínimo versus lo que hemos vivido: lo que decimos recordar casi siempre es impreciso o incompleto pero «parchamos» el recuerdo con datos que creemos recordar.
  7. El cerebro ahorra espacio y limpia recuerdos que no considera importantes o vitales.
  8. Puedes crear y recuperar recuerdos de manera intencional.
  9. La memoria no se debilita con la edad.
  10. Para NO olvidar tienes que poner atención.
  11. La memoria NO reside en un solo lugar del cerebro.
  12. Hay varios tipos de memoria: de trabajo, motriz, semántica, episódica, prospectiva.
  13. Los recuerdos están incompletos y llenos de distorsiones.

Los recuerdos NO siempre se olvidan, a veces solo están temporalmente no disponibles y reaccionan a un estímulo que reconoces: un sonido, una melodía, un aroma, un color, un lugar… y definitivamente las emociones, el estrés y lo que estés viviendo impactan tu memoria. La «memoria corta» en realidad se llama «memoria de trabajo» y es la puerta de entrada a la memoria que se va al hipocampo: «recuerdos de largo plazo».

Para aprender y memorizar «algo» tienes que prestar atención y esto es importante a cualquier edad para crear un recuerdo; luego tu cerebro identifica el recuerdo como valioso y lo guarda; luego el mismo cerebro lo asocia a los estímulos que rodean el momento de la creación del cuerdo y para que se convierta en memoria debes poder acceder a él y recuperarlo.

La enfermedad del Alzheimer es otra cosa completamente distinta a simplemente «olvidar algo»: se debe a placas que se forman de una proteína llamada beta amiloide en las sinapsis y que toma entre 15 y 20 años en formarse para empezar a dar síntomas y comienza por interferir con la formación de nuevos recuerdos y en la etapa más grave, destruye las conexiones neuronales que tienen nuestros recuerdos más antiguos.

Olvidar también va ligado al estrés: la denominada «otra pandemia», y que; cuando se vuelve crónico e implacable es tóxico para el cuerpo y el cerebro y puede incluso desencadenar en padecimientos como: diabetes tipo 2, enfermedades cardiacas, cáncer, infecciones, trastornos por dolor, ataques de pánico, insomnio, depresión y enfermedad del Alzheimer. El estrés temporal y moderado mejora la capacidad de recuperar y generar recuerdos, el típico «trabajo bien bajo presión»; el estrés excesivo es desastroso para la memoria. Olvidar sucede. El olvido es natural; si te estresa olvidar, olvidarás más.

Dormir es un gran paliativo y remedio para recuperar la memoria. Necesitamos cuidar nuestras neuronas y cuidarlas del estrés, si quieres recordar necesitas:

  1. Poner atención.
  2. Visualizar estímulos o ligar la idea o el concepto a una imagen.
  3. Darle un valor emocional al aprendizaje.
  4. Practica recordar: repetición es el comienzo.
  5. ¡Apunta!, un hombre sabio que fue mi jefe me dijo una vez: «No confíes en tu memoria».
  6. Haz listas: «No confíes en tu memoria.
  7. Relájate.
  8. Duerme suficiente.
  9. Hidrátate bien.
  10. Habla contigo para crear el recuerdo.

Te recomiendo sin desperdicio leer «Recuerda, la ciencia de la memoria y el olvido» de Lisa Genova, Editorial Diana, Planeta de Libros México. También tiene versión en ebook. Todos merecemos recordar sin angustia.

Un abrazo,

Karla Lara

Foto principal: StroySet en Freepik


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