Por primera vez en nuestro país se llevó a cabo “Rockland”, el concierto con la banda más numerosa: 300 voces, 150 guitarras, 150 bajos y 150 baterías. Lo mejor del asunto es que el 100% del boletaje fue donado a la Fundación Más Magia Más Vida, que apoya a niños con cáncer. Buena vibra, altruismo y rock n’ roll, ¿puede una noche ser más perfecta?
Hace lo que parece una eternidad –como 2 años– estaba yo saliendo con un cuate que amaba tocar la batería y la verdad es que la tocaba muy bien, o sea MUUUUY BIEN. Aprendió a los 7 años y tenía 42, ya te imaginarás el dominio. Canción que le pusieras, canción que te tocaba a la primera sin ensayar ni nada. Lo hacía parecer tan fácil…
…hasta que me dio “mi primera clase” (de batería) me di cuenta que en realidad sí tiene su chiste, sí, no es nada más darte de batacazos a los platillos, ¡no!, pero bueno. La cosa es que una vez, cenando en casa de este cuate, una persona me mandó un mensaje que decía “Dile a Gonzalo que están haciendo casting para este concierto, por si le interesa”.
Se lo leí y quedamos intrigados: “Buscamos 150 baterías, 150 bajos, 150 guitarras y 300 voces. Manda tu video y sé parte de Rockland, la banda más grande de México, con 700 músicos en acción”.
Me acuerdo que a los dos días era el deadline (la fecha límite para mandar el material) y Gonzalo no había mandado nada.
– ¿Por qué no has mandado el video?
– Estoy cansado
– ¡Mándalo!
– No me siento bien
– ¡No importa! Toca dos canciones y mándalo
– No sé, no sé
– ¿Qué no sabes? ¡Amas tocar batería! DO IT!
– Cené mucho, me duele la panza
– ¡Me vale! Ándale, yo te grabo
– No, no quiero
– ¡Ándale! Yo te edito, ¡ándale, párate!
A regañadientes, Gonzalo se sentó en la batería y empezó a tocar. Eligió dos rolitas rockeras (después de todo el evento se llamaba “Rockland”), las edité, las subimos a Vimeo y mandó el mail. “Hola, soy Gonzalo y me interesa formar parte de la banda”.
El resto es historia.
Lo escogieron y empezaron los ensayos.
¡Y todo fue virtual hasta hace poquito!
En esa época, la pandemia estaba en su todo su apogeo, así que les mandaban las partituras por mail, ellos sacaban las canciones, las ensayaban y subían su video a la plataforma para que los revisaran. Primero 3 canciones, luego 8, luego 12, luego 17 hasta llegar a las 21 que tocaron el sábado pasado.
¡¡¡HICIMOS HISTORIA CON ROCKLAND!!!
Este concepto de Rockland ya se había hecho en otros países y ahora tocó la oportunidad a México. Fue en el Estadio Ciudad de los Deportes (del Cruz Azul) y la verdad estuvo impresionante; se sintió una energía súper poderosa y lo disfrutamos cañón. Aunque el evento se pospuso infinidad de veces (al menos cuatro), definitivo valió cada minuto.
Antes de seguir y por si tenías el pendiente, yo dejé de salir con este cuate desde hace mucho, entonces no me invitó, pero gracias a que escribo aquí, me regalaron 10 boletos, así que el palco VIP del estadio –desde donde lo vi– se puso padrísimo. ¿Mencioné que hubo barra libre? Yo no tomo, pero mis amigos estuvieron felices.
El concierto inició con una canción de Guns N’ Roses que me fascina, “Sweet Child of Mine”, a la que siguieron temas como: “Start me up”, “Personal Jesus”, “Walk this way”, “I was made for lovin’ you”, “We’re not gonna take it”, “Even flow”, “Satisfaction” (que me sabía gracias a Britney), “Paradise City”, “Highway to hell”, “Back in Black / I love rock n’ roll”, “Enter Sandman”, “Are you gonna go my way”, “Jump”, “Living’ on a prayer”, “Sex on fire”, “Smells like teen spirit”, “We will rock you”, “Rock and Roll all nite” y la más famosa de Bon Jovi, “It’s my life”, con la que cerraron la gran noche.
Sé que hubo también varios famosos por ahí rockeando en el escenario principal, entre ellos: Dave Evans, vocalista original de AC/DC; Gilby Clarke, ex guitarrista de Guns N’ Roses; Tony Méndez, de Kerigma; Abulón, de las Víctimas del Doctor Cerebro; Germán Quintero, de El Clan, y por último pero no menos importante, Elohim Corona, baterista de Moderatto, quien subió a su Instagram un reel padrísimo del ensayo general que tuvieron el viernes, un día antes del concierto.
Algo que me encantó es que, durante sus intervenciones, los organizadores hicieron mucho énfasis no sólo en la cantidad de músicos que estaban ahí, sino en la calidad de ellos. Y es que había desde profesionales y veteranos ¡hasta adolescentes y niños!, todos dando lo mejor de sí, 100% entregados a la causa, a la música y al público –casi 13 mil almas– que esa noche aplaudimos su talento, pasión y compromiso.
Impresionante también que de verdad nunca se oyó «ruido» en lugar de música… Yo decía “¿Cómo le van a hacer para que todos toquen parejitos?”, y no sé cómo le hicieron, ¡pero lo lograron!, así que felicidades a Rodrigo Renovales, productor del evento, quien por cierto ya planea la segunda edición, ahora inspirada en las canciones icónicas del rock en español. ¡Obvio tampoco me lo pierdo!
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