El síndrome de la niña buena es aquel donde las mujeres ignoran sus propios deseos por complacer a su entorno. ¿Exceso de bondad?

El patrón de estas mujeres se resume en una crianza buena pero con falta de amor propio o de padre o madre, cosa que no les permite defenderse o tener criterio propio de las cosas. Cuando esto sucede, terminan idealizando a otras personas a tal punto, que solo piensan en complacerlos sin pensar en su felicidad como principal objetivo, pero muchas veces en el fondo, están buscando ser amadas (si me porto bien, van a amarme).

Se caracterizan por: 

  • Tienen dificultad para decir no y cancelar los planes
  • Cuando hablan, cuidan mucho sus palabras para no herir a la otra persona
  • Tienen miedo de decepcionar a los demás
  • Obedecen las reglas a pesar de que vayan contra sus propios ideales
Síndrome de niña buena. Foto: Pavel Danilyuk en Pexels

Síndrome de niña buena. Foto: Pavel Danilyuk en Pexels

Las niñas buenas y sus emociones 

1- Ansiedad: esta emoción se hace notar cuando la persona idealizada le expresa su mal humor o distancia. Es aquí donde empieza una vida de martirio para «la niña buena» y empieza a ser víctima de sus propios pensamientos, como: «¿qué he hecho mal, será que ya no quiere estar conmigo?», etc.

En este punto, la frustración y episodios nerviosos o depresivos empiezan hacer una mala jugada que pasa desapercibida por la mujer en cuestión.

2- Sentimiento de culpa: esta emoción aparece justo en el momento cuando la niña buena intenta darse un espacio para ella y estar a solas consigo misma. Es como una voz interna que la domina y la hace sentir egoísta por no estar con esa persona. Pero también: miedo a que si dice que no, la dejarán de amar, la olvidarán.

¿La solución?

La terapia con especialistas es un buen comienzo, donde se pueda adoptar dinámicas que ayuden a reforzar el autoestima y trabajar con nuestro propio diálogo interno.

Potenciar la autoestima, desarrollar las habilidades asertivas, dejar a un lado ese miedo de no agradar a todo el mundo, dejar de juzgarte o de dar excesivo valor a las necesidades de los demás, es precisamente lo que necesitarás para dejar a un lado este síndrome y mejorar tu bienestar psicológico de una vez por todas.



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