
Cuidar de la salud visual no es solo ir al oftalmólogo una vez al año ni usar gafas cuando te acuerdas. Al igual que te cepillas los dientes todos los días o haces ejercicio para sentirte bien, los ojos también necesitan atención diaria. Dejar de depender completamente de los lentes y aprender a ver con conciencia puede marcar la diferencia en tu calidad de vida.
Las estadísticas son alarmantes: según el Primer Informe Mundial sobre la Visión de la Organización Mundial de la Salud (OMS), uno de cada tres habitantes del planeta tiene algún problema visual, a pesar de que el 80 % de los casos son prevenibles o reversibles. La OMS estima que para 2030 la mitad de la población tendrá dificultades para ver bien, y para 2050, prácticamente toda la humanidad.
¿La buena noticia? Podemos cambiar esa tendencia con nuestros hábitos diarios.
El problema no es solo la luz azul
Cuando se habla de fatiga visual, casi siempre se culpa a las pantallas. Pero en realidad, el daño no proviene únicamente de la luz azul. La mirada fija y prolongada a una sola distancia, el sedentarismo ocular, y los malos hábitos posturales y emocionales también juegan un papel fundamental en el deterioro de la visión.
No se trata solo de cambiar la pantalla por el papel, sino de reeducar los ojos para ver de manera más consciente, relajada y dinámica.
¿Usas lentes todo el día? ¡Alerta con eso!
De acuerdo con estudios realizados por el investigador Antonio Medina del MIT, el uso excesivo de gafas puede volver a los ojos dependientes, acelerando los problemas de visión. Por eso, es importante usarlas solo cuando son necesarias, como al conducir o para tareas de precisión.
Una opción interesante para fomentar una visión activa son las gafas estenopeicas, que en lugar de cristales tienen una lámina opaca con pequeños orificios. Estas ayudan a estimular la vista sin forzarla, y se pueden usar de forma segura para leer, ver televisión o trabajar frente a una computadora.
El mito de los lentes multifocales
Muchas personas optan por gafas multifocales para evitar tener que cambiar de lentes. Sin embargo, este tipo de lentes puede afectar la postura, ya que obligan a mantener posiciones forzadas para enfocar correctamente. Siempre que sea posible, es mejor usar lentes separados para ver de cerca y de lejos, aunque parezca menos práctico.
La alimentación también habla a través de los ojos
Como dice la experta en visión natural Ainhoa de Federico, los ojos no solo son el espejo del alma, sino también del páncreas y del hígado. Una dieta pobre en nutrientes puede reflejarse en la salud ocular. Nutrientes como vitamina A, luteína, zeaxantina, omega 3 y zinc son esenciales para prevenir la degeneración ocular.
Incluir alimentos como zanahorias, espinacas, huevo, aguacate, pescado azul y semillas puede ayudarte a proteger tu visión desde adentro.
Aprende a relacionarte con la luz natural
Pasamos la mayor parte del día bajo luz artificial, lo que provoca una desincronización en nuestros ritmos biológicos. Los ojos, al no recibir luz solar directa, envían señales erróneas al cuerpo, afectando el sueño, el sistema inmunológico y la salud en general.
La luz entra por los ojos. Cuando usamos gafas oscuras todo el tiempo, evitamos que esa información llegue al cerebro. Aprender a exponerse gradualmente a la luz solar (sin mirar directamente al sol) es una herramienta poderosa para recuperar el equilibrio interno.
El impacto oculto de las luces LED
Las luces LED y las pantallas inhiben la producción de melatonina, la hormona del sueño. Eso nos hace dormir mal y ver peor. La recomendación es evitar las pantallas dos horas antes de dormir, usar filtros de luz cálida y sincronizar la exposición a la luz natural desde temprano.
Un truco simple: sal a caminar por la mañana y recibe luz natural sin gafas por unos minutos. Eso reinicia tu reloj biológico y mejora tu agudeza visual durante el día.
La postura sí importa (y mucho)
Todo en el cuerpo está conectado. La tensión muscular en el cuello, la mandíbula o la espalda puede afectar los músculos que rodean los ojos, dificultando el enfoque. Por eso, una buena postura, movilidad consciente y estiramientos diarios pueden tener un efecto directo en cómo ves.
Mover el cuerpo también significa mover los ojos. Alterna la visión de cerca y de lejos, parpadea, y da descansos visuales cada 20 minutos.
El estrés también se manifiesta en la vista
Una investigación liderada por Ainhoa de Federico encontró que en el 88 % de los casos de pérdida de visión repentina, existía un evento emocional estresante vinculado. Las emociones no solo afectan el corazón o el estómago: también tensan los ojos.
Practicar respiración consciente, reducir el estrés, hacer pausas, caminar al aire libre y liberar tensiones no solo es bueno para tu mente: también lo es para tu vista.
Malos hábitos que afectan tu visión
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Mirar solo de cerca (pantalla, libros, celular).
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No parpadear lo suficiente.
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Permanecer en interiores todo el día.
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Usar gafas incluso cuando no se necesitan.
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Comer ultraprocesados sin nutrientes reales.
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No moverse ni ejercitar la vista.
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Dormir poco o mal.
Buenos hábitos para una visión natural y saludable
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Usa gafas solo cuando realmente las necesites.
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Haz pausas visuales: cada 20 minutos, mira 20 segundos a lo lejos.
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Camina al aire libre y expón tus ojos a la luz natural cada mañana.
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Practica estiramientos de cuello, espalda y mandíbula.
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Añade alimentos ricos en vitamina A y antioxidantes a tu dieta.
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Parpadea conscientemente cuando uses pantallas.
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Medita o realiza ejercicios de respiración profunda.
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Cambia pantallas por vistas reales: observa el cielo, los árboles, el horizonte.
“Nos lleva el mismo tiempo mirar mal que aprender a mirar bien, lo que nos ayudará a preservar, prevenir y mejorar la vista de por vida”, finaliza Ainhoa de Federico. Por eso lo ideal es comenzar a poner en práctica diferentes técnicas como el palmeo, el asoleo, ejercicios de relajación y estimulación para los ojos, para cuidar la vista de manera natural.
Ver bien es una cuestión de hábitos
La salud visual no es un destino inevitable marcado por la genética o la edad. Es una construcción diaria basada en cómo usamos nuestros ojos, cómo nos alimentamos, cómo nos movemos y cómo gestionamos nuestras emociones.
Es importante culminar esta nota añadiendo y reafirmando que, así como es importante mover y ejerciciar la musculatura corporal, es necesario hacerlo con los ojos, para mejorar la vista de forma natural. Presta atención, conciencia y voluntad. Empieza ya mismo, leyendo esto, tus ojos estarán agradecidos eternamiente.
Fuente: Volver a ver claro, modificado por Mariel Gadaleta.
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