![](https://kena.com/wp-content/uploads/2020/05/en-casa.png)
Tiempos de cuarentena que por mucho superan los 40 días…
No se trata de resumir o de describir el cómo nos sentimos porque creo que no es sencillo para la mayoría.
Ya tenemos recorrido un camino. Voluntaria o involuntariamente nos hemos adaptado (ojalá) a los cambios y ya leímos en muchos espacios que no es un concurso de belleza ni un curso de verano, por eso nadie tiene la obligación de «lograr» o de «superar» nada en este tiempo. Esto se parece al postparto y miren que he atravesado cuatro… ese tiempo sin tiempo en el que realidades paralelas suceden al unísono, la vida dentro y la vida afuera, la vida en nuestro país y la vida en el mundo, la vida que quiere escapar de la ineludible muerte y sobrevivir.
Estamos unos días bien y unos días mal. Es una montaña rusa de emociones, sentimientos, pensamientos, temores reales y alucinaciones personales, pérdidas dolorosas y el temor al futuro, la carga del presente y la culpa del pasado. Todos expuestos en nuestra cara, frente al espejo en este tiempo en el que todos (unos mas que otros), hemos estado con nosotros mismos.
![](https://kena.com/wp-content/uploads/2020/05/coronavirus.png)
Foto de United Nations COVID-19 Response para Unsplash
Recién leí que «Todos estamos en la misma tormenta, pero no vamos en el mismo barco» y así las cosas. Las emociones positivas un día son súper sencillas de acceder y otros días nos hundimos leve o profundamente en los pensamientos que nos debilitan emocionalmente o en las nostalgias que nos paralizan, porque de alguna manera se extraña lo anterior y no vemos lo que tenemos.
Obvio no somos iguales, todos reaccionamos distinto, podemos saber ejercer o no nuestra inteligencia emocional y ser resilientes y adaptarnos como guerreros a los cambios actuales, o sentir que estamos a nada de rendirnos y dejarnos llevar por la corriente.
No hay fórmulas mágicas y estar bien no se logra con una receta de cocina, no hay un paso a paso, ni los 5 esenciales para el «bien estar».
Consejos sobran, el mundo digital está lleno de profesionales y especialistas dando lo mejor y de opinólogos bien intencionados queriendo ejercer «algún» control.
Nadie sabe que carga tiene el otro para reaccionar de una manera o de otra, si acaso podemos interpretar lo que vemos, sentimos, escuchamos y dar nuestro juicio, y tampoco será acertado.
Lo que SÍ podemos intentar es analizar a título personal cómo es que llegamos a estos días, es decir; quiénes éramos antes de la cuarentena, en qué nos hemos ido transformando y quiénes seremos después de este tiempo, nada escrito en piedra pero sí a manera de reflexión, porque cuando lo hago hacia adentro, cuando lo hago desde mi persona será mas fácil llevar a cabo los cambios que apliquen.
Cierto es que muchos de nosotros hoy hemos entrado en un proceso de desintoxicación, que va desde hábitos, hasta cosas de consumo y personas. Espero que nos estemos dando cuenta de todo lo que NO necesitamos para estar bien, de todo lo que nos resta energía y atención y que «antes» teníamos por tener. Ojalá estemos identificando lo que NO es parte esencial en nuestro día a día, desde servicios hasta objetos y con cuáles nos sentimos bien, de pronto a lo mejor sabemos que la fruta fresca es un regalo que no siempre está disponible y que la prenda de vestir de «fast fashion» nos sirve para nada y para nada.
Por otro lado, ¿cuántos insomnios nos ha ocasionado lo que NO podemos controlar?, en cambio; ¿qué recuerdo o esperanza nos ha llevado a soñar con mejores tiempos (presentes, pasados o futuros)? ¿Quiénes son esas personas que han estado ahí (aún sin estar físicamente), para acompañar nuestras horas, en las buenas y malas, en lo cierto y en el miedo? ¿A cuántas de esas personas queremos genuinamente ver y abrazar?, y ¿cuántas otras personas que creíamos eran nuestras incondicionales… no están más?
![confinamiento](https://kena.com/wp-content/uploads/2020/05/Captura-de-pantalla-2020-05-14-a-las-10.44.28-300x277.png)
Imagen de United Nations COVID-19 Response para Unsplash
Es un ejercicio de valor, valorar y sopesar cada aspecto de nuestra vida, cada uno de nuestros roles, las prioridades que siempre creíamos ordenadas y que un día, luego de tantos días de distanciamiento social, han cambiado y está bien.
Estamos bien un día sí, y un día no. Y esa es una de las tantas cosa que están cambiando en el «nuevo normal».
¿Será quizás el momento de mostrarnos a nosotros mismos como somos en realidad y sin filtros? Yo esperaría que sí y que si no lo hacemos del todo, al menos aceptemos que el mundo como lo conocíamos cambió y con él nosotros (queramos o no), pero esta sensación de estar bien y mal días y días, puede ser un maestro para reinventarnos, para aceptarnos dentro de nuestro «nuevo normal», para mirarnos al espejo y darnos las gracias por ser una historia que contar, por ser un alguien que acompaña a otro alguien en su propia historia.
Un día sí podemos darnos el espacio para reír o para llorar y un día no, porque tenemos tiempos y responsabilidades que cumplir. Un día sí para cuidar de nosotros y comer sano y hacer dieta y ejercicio y meditación y yoga y pilates y caminadora y 2 litros de agua. Y un diía no, para acostarnos a ver nuestra serie o película favorita o no bañarnos o comer delicioso y sin culpas. Un día sí para temer por el futuro que hoy (y siempre) es incierto; y un día no, porque somos humanos y nos encanta sentir esperanza y pensar lo mejor aún en los peores tiempos.
Un día sí y un día no, porque eso es la vida, antes, durante y después del Covid, pero quizá no nos habíamos dado cuenta…
Síguenos en redes sociales como @KENArevista: