Indolencia: es la palabra que define la respuesta del gobierno al levantamiento de voz de las mujeres.

RAE: Indolente: “Que no se afecta o conmueve”.

“Insensible, que no siente dolor”.

Cuando veo las vallas que desplegaron para proteger a los monumentos de las “peligrosas” mujeres que marcharían el 8 de marzo hasta el zócalo, para expresar el dolor de la impunidad e indolencia que se siente ante tanta violencia, sometimiento, injusticia y abuso hacia las mujeres en nuestro país: más de 10 muertas cada día, más la agresión, abuso, maltrato que con el confinamiento ha aumentado de forma exacerbada, lo que habría esperado es que quien debería tomar cartas sobre el asunto, levantara la voz, se pusiera de pie junto a nosotras las mujeres y decidiera hacer algo.

En vez de eso, el presidente en persona dice: “…en el pasado no había protestas así, empezaron con nuestro gobierno, porque valiéndose de un movimiento justo, noble, lo usan para lanzarse contra el Gobierno” (mañanera 8 marzo 2021).

“La mayoría de las llamadas de violencia doméstica son falsas” (mañanera abril 2020), o “el crimen es una crisis de valores provocada por el neoliberalismo” (BBC 21 feb 2020).

Cualquier cosa que diga a favor de las protestas de las mujeres, cuando remata con una frase que resta importancia al esfuerzo de las mujeres de expresarse, haciéndolo personal, de que los neoliberales se suben a la manifestación para agredir a su gobierno, le resta fuerza y valor al movimiento como si no fuera lo suficientemente importante como para darle toda la luz y la atención a lo que se quiere exponer.

Es decir, ¿es la marcha de las mujeres y pone una valla para proteger a los monumentos y las mujeres de los neoliberales? Eso me dice, que no le importa lo que las mujeres estamos diciendo, es una forma más de no escuchar lo que el mensaje expresa, y eso es lo que yo veo indolente, obtuso, miope, esta incapacidad de ver lo que está frente a tus ojos, y la imposibilidad de querer ver.

Un tweet que encontré me hizo ver lo que tampoco yo veía: @GretaRico: “El muro se materializó, y con ello muchas logramos verlo, pero en realidad, siempre ha estado ahí…”

Así es, ese muro siempre ha estado, invisible y ¡al fin lo hemos visto! Es un muro que ha estado y permanecerá, y aunque le saquemos el mejor provecho como fue la bellísima iniciativa de hacerlo un memorial de todas las mujeres que hemos perdido de forma brutal e injusta, ese es un gran mensaje que si el gobierno y nuestro presidente no se detuvieron a ver, es porque su indolencia y miopía no se los permite.

Lo que sí estoy segura es que muchos más ciudadanos nos pudimos dar cuenta de todo y tanto que hay que hacer, y que todas nos sumamos de las maneras que pudimos a apoyar la marcha, escribiendo, trabajando en lo que hace conciencia, limitando nuestra presencia en las redes sociales o en el mundo, visibilizando nuestra relevancia; de la manera que hayamos podido muchas, lo hemos hecho con más conciencia cada vez. Asimismo muchos hombres que escuché comentar, en noticieros, honrando y respetando que lo que había que hacer más que hablar de lo sucedido es dar voz a las mujeres y repitieron las frases que escucharon, leyeron las pancartas que vieron, contaron las historias de mujeres que hablaron, y dejaron que hablaran. Las redes se llenaron de datos, más de uno despertó, más de una reaccionó, y así, poco a poco vamos dando voz a esa voz que no se escucha en donde debería. Pero no son los únicos que debemos escuchar, la sociedad que sí escucha, vamos a actuar, en las urnas, en las calles, apoyando a las que lo necesiten, dignificando la menstruación, dando voz a las mujeres que necesiten voz, ayudando a valorarse y despertando conciencia para que cada una hagamos lo que nos corresponde para que podamos aportar al cambio.

Hoy me sentí frustrada, agredida, acallada, y después de expresar mi voz a través de este texto, me siento liberada, fortalecida, acompañada, de todas las que estamos dispuestas a hablar alto y fuerte y no volver a callar. Aunque nos nieguen, aunque nos maten, no volveré a callar.


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