Dirás, Mym ten piedad, soy madre primeriza, apenas puedo con el día a día. ¡El plástico me lo pone fácil! Las botellitas de agua que llevo en el carro, en la cajuela, en el carricoche, en mi saco… Los minipaquetitos de galletitas, frutos secos o cualquier otra delicia, siempre tan a mano, ¡los necesito, Mym! Los geles, los envases monodosis, las bandejitas de fruta, las bolsas del súper… Es todo taaan fácil así. ¡Ay, no me compliques más la vida!

Además, lo reciclo todo. Lo juro, en casa tengo la bolsa amarilla para los plásticos, la negra para el mixto, la marrón para el orgánico, una azul para el papel, reciclo todas las pilas, el vidrio… ¡Solo falta que después de ir al baño abone las plantas con lo que imaginas! Ay, no. Es un estrés, yo ya cumplo con el planeta. Mi parte ya está hecha, ¡en serio, Mym, no me pidas más! Solo me falta volver a las cavernas para vivir más en armonía con la naturaleza.

Si te pasa todo esto te diré que te entiendo muy bien, yo estaba en ese punto hasta hace poco. Compraba sin mirar el empaquetado, me daba igual que fuera una naranja, ya envasada por la naturaleza, envuelta en corcho blanco. Luego lo reciclaba y me quedaba tranquila. ¡Ya tenía bastante con llevar una lupa para leer la lista de ingredientes!

Pero cuando me di cuenta de que cada día llenábamos una bolsa con plásticos para reciclar pensé que algo hacíamos mal en casa. ¡Diez litros de plástico al día es muchísimo!

Así que empecé por lo más sencillo: los bebibles individuales y las botellitas de agua. Dejé de comprarlos y ahora reutilizamos un envase que dura una eternidad. ¿Es más cómodo? Pues no. ¡Para qué nos vamos a engañar! Lo cómodo es comprar y tirar. Pero lo cómodo no siempre es la mejor opción, ¿verdad? De hecho, ¡casi nunca lo es!

Sé que es una cosa más de la que estar pendiente. Pero es solo al principio. Busca una forma fácil para no comprar alimentos o cosas súper envasadas. Cuando pienses que es una tontería, que total, un plastiquito más…, mira a tu hijo, imagínalo bañándose en el mar rodeado de plástico. No te convertiste en mamá buscando una vida cómoda, ¿verdad? No nos queda otra, hay que hacerlo por ellos, por nuestros hijos… ¡vivamos sin plástico!

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