El ajetreo del día a día, las responsabilidades y el constante flujo de información pueden hacer que la mente se acelere justo cuando más necesitamos desacelerar. La calidad de nuestro descanso nocturno influye directamente en nuestro bienestar físico y mental, pero a veces, simplemente no podemos desconectar. La solución no tiene que ser complicada ni exigir horas en el gimnasio. De hecho, un entrenamiento de 30 minutos antes de dormir puede ser la clave para una noche de sueño reparador. En esta guía, te presentamos una rutina de yoga suave diseñada para calmar el sistema nervioso, liberar tensiones musculares y preparar tu cuerpo y mente para el descanso.

El yoga es mucho más que estiramientos; es una práctica que une la respiración, el movimiento y la conciencia. Practicarlo antes de ir a la cama puede ser un puente efectivo entre el caos del día y la tranquilidad de la noche. A diferencia de los entrenamientos intensos que activan el cuerpo, este tipo de yoga está pensado para relajar, no para energizar. Sus posturas, o asanas, son suaves y restauradoras, ideales para liberar el estrés acumulado en hombros, caderas y espalda, zonas que suelen cargar con la tensión del día.


La importancia de desacelerar

Nuestros cuerpos están programados para responder al estrés, un mecanismo de supervivencia que en la vida moderna se activa constantemente, aunque no estemos huyendo de un peligro real. El resultado es un sistema nervioso hiperactivo que dificulta conciliar el sueño. Realizar una rutina de yoga para dormir le envía una señal clara a tu cuerpo: es hora de bajar la guardia. Al estirar suavemente los músculos y concentrarte en la respiración, pasas del estado de «lucha o huida» al de «descanso y digestión». Esto no solo te ayuda a dormir más rápido, sino que también mejora la calidad de tu sueño, permitiendo que el cuerpo se repare y se regenere.

Esta rutina de yoga suave es perfecta para principiantes y no requiere experiencia previa. El objetivo principal es escuchar a tu cuerpo, no exigirlo. Cada postura debe sentirse cómoda, sin dolor. El enfoque está en la respiración profunda y consciente, que actúa como un ancla para tu mente, ayudándote a dejar de lado los pensamientos rumiantes y a conectarte con el momento presente.


Tu rutina de 30 minutos de yoga para la noche

Antes de empezar, encuentra un espacio tranquilo. Puedes poner música suave o encender una vela para crear un ambiente relajante. Usa ropa cómoda. La práctica es una invitación a la calma, no una obligación.

Postura del niño (balasana)

Inicia tu rutina en el suelo. Arrodíllate, separa las rodillas al ancho de las caderas y lleva los glúteos hacia los talones. Extiende los brazos hacia el frente o déjalos descansar a los lados del cuerpo, con las palmas hacia arriba. Apoya la frente en el suelo. Esta postura es excelente para aliviar la tensión en la espalda y el cuello, y te ayuda a sentirte segura y arraigada. Mantén la postura por 3-5 minutos, respirando profundamente.

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Postura del perro boca abajo (adho mukha svanasana)

Desde la postura del niño, levanta las caderas hacia el techo, formando una ‘V’ invertida con tu cuerpo. Estira los brazos y las piernas. Si tus isquiotibiales están tensos, dobla ligeramente las rodillas. Esta postura estira toda la parte posterior del cuerpo y energiza suavemente, sin ser demasiado intensa. Te ayuda a liberar la tensión de la espalda baja. Mantén por 1-2 minutos.

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Postura de la mariposa (baddha konasana)

Siéntate en el suelo con las plantas de los pies unidas y las rodillas cayendo hacia los lados. Puedes sostener tus pies con las manos. Esta postura abre las caderas y la ingle, áreas donde solemos acumular estrés. Si te sientes cómoda, inclina el torso hacia adelante para un estiramiento más profundo. Permanece en la postura por 3-5 minutos, permitiendo que tus músculos se relajen.

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Postura de la paloma (eka pada rajakapotasana)

Esta postura es una de las más efectivas para estirar los flexores de la cadera y el glúteo. Desde el perro boca abajo, lleva una rodilla hacia adelante y colócala detrás de la muñeca del mismo lado. Estira la otra pierna hacia atrás. Puedes inclinar el torso hacia adelante. La postura de la paloma es excelente para liberar el estrés emocional que se almacena en las caderas. Hazlo en ambos lados, manteniendo la postura por 2-3 minutos en cada pierna.

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Torsión espinal reclinada (supta matsyendrasana)

Acuéstate boca arriba y abraza las rodillas hacia el pecho. Deja caer ambas rodillas hacia un lado, manteniendo los hombros pegados al suelo. Gira la cabeza hacia el lado opuesto. Esta torsión suave libera la tensión en la columna y ayuda a la digestión, preparando el cuerpo para el descanso. Permanece en cada lado por 2-3 minutos.

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Postura del cadáver (savasana)

Finaliza tu rutina de noche acostado boca arriba, con los brazos a los lados del cuerpo y las palmas hacia arriba. Cierra los ojos y relaja cada parte de tu cuerpo, desde los dedos de los pies hasta la coronilla. Este es el momento de integrar todos los beneficios de la práctica y permitir que tu mente y cuerpo se calmen por completo. Permanece aquí por 5-10 minutos.


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Más allá de la práctica

Incorporar este entrenamiento de 30 minutos a tu rutina es una inversión en tu salud y bienestar. No solo te ayuda a combatir el insomnio, sino que también fortalece tu conexión mente-cuerpo, aumenta tu conciencia corporal y te enseña a manejar mejor el estrés diario. Con el tiempo, notarás que duermes más profundamente y te despiertas sintiéndote más renovado. Este simple acto de cuidado personal puede transformar tus noches y, por extensión, tus días.

Hacer yoga en casa es un momento especial para crear tranquilidad, pero si lo haces por las noches, es oportuno para crear un descanso de calidad. Cada una de estas posturas tiene una intención, por lo tanto, practícalas y poco a poco, crea una atmósera de confort en tu cuarto todas las noches.

Fotos Freepik


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