El domingo los fanáticos de la realeza estuvieron pendientes de la entrevista que la gran Oprah les realizó a los duques de Sussex y dejaron en claro cosas que ya habíamos descubierto en la serie The Crown. ¿Ya la viste? Si no, no te la pierdas, está en Netflix.
Hay muchas cosas interesantes en la serie y más allá de ser #TeamChabelita (yo ya lo soy) o #TeamCarlos o #TeamDiana, te sugiero que la veas completa y no caigas en correr a ver la parte chismosa: la última temporada donde sale Diana. No, hay que verla entera para comprender.
Pero más allá de la parte de ficción -no hay que olvidar que está basada en la vida real pero hay gran espacio para la ficción- hay cosas que sí podemos destacar y más, traer a colación con la entrevista de Oprah.
Aquí las 3 cosas que aprendimos con The Crown
Lo que importa es la corona
Esta lección fue muy importante para entender qué pasa realmente con la realeza británica. Todo mundo pone atención a la reina, a Isabel, como persona y el punto no es ella, es lo que representa. La corona.
En especial en las dos primeras temporadas aprendemos esta lección: va más allá de la mujer, del hombre que muere (su padre) o del hombre que claudica (su tío)… el peso es el de la corona. Y es un peso súper grande y fuerte, de hecho, Isabel le pide a su tío, el Rey Eduardo -quien claudicó por amor a una divorciada- que se disculpe porque por su «locura» de renunciar a todo por una mujer, puso esa «condena» en una niña a la que, por lugar en la familia, realmente no le correspondía. Isabel no tuvo opción. Lo que importa es la corona.
Cuando entiendes esto, entiendes el protocolo, la formalidad del asunto… entiendes mucho.
El acoso de la prensa es terrible
Todas sabemos que Diana falleció en un accidente de auto en París cuando huía de los paparazzi. Terrible. Pero no solo fue ahí el acoso, no, vemos a Diana acosada cuando era una adolescente maestra de kinder.
Harry era todavía un niño cuando se quedó huérfano y justo el acoso de la prensa -según la entrevista que mencionamos al principio- fue una poderosísima razón para dejar Reino Unido. No solo él lo vivió con su madre… ¡perdió a su madre! Y no quiere eso para sus hijos y su esposa. Los británicos están «ofendidos» porque se les tacha de racistas (ya que el color de la piel de los hijos de los duques puede ser objeto de críticas y discriminación) pero… Brexit.
Ahora, por ahí leí en internet que Megan parece sorprendida de todo lo que sucede en su vida y que se sintió «sola»… Esto es también un poco romántico, ¿en qué mundo vive? Era de esperarse, es un triste y altísimo precio que pagar. Eso sí, han sabido manejarlo y ha tenido el apoyo de su marido. Finalmente: se perdió este punto de la serie The Crown, debió de haberla visto. Je.
No existen los cuentos de hadas
Y todas de inmediato pensamos en Diana… pero hay que pensarlo bien, dos veces. Empecemos con ese caso, el más obvio y publicitado, el de la pobre chica inocente (lo era por la edad, pero se convirtió en una experta manipuladora) que cae en las garras de los malos (veeeemos, la verdad es que ella siempre quiso jugar el juego). Pero veamos a la misma Isabel y terminemos con el más triste: Margarita.
Isabel tiene que aguantar un montón, todo por su papel: la corona. ¿Quién no odió un poco a Felipe en la temporada dos? Yo sí. Cada vez me convencía de que él era «el malo» y me volvía más #TeamChabelita. Tuvo que aguantar un montón. Pero el peor de los casos fue el de Margarita, la hermana de la reina (ya falleció). No sé si realmente haya sido taaaan dramático y triste su caso, pero qué Diana ni qué ocho cuartos, ¡fue una gran tragedia!
Se enamoró de un asistente de su padre que… estaba casado. Pero ese no fue tanto el problema, no; el problema es cuando se divorció. Ella, por ser parte de la familia de «la corona» (otra vez), no podía unirse a alguien divorciado. Así que su amor estuvo destinado al fracaso.
Después tuvo un par de amores (pero nunca como ese), con uno se casó pero fracasó estrepitosamente, y el otro… bueno, quedó en una fantasía. No sé qué pasará con su vida amorosa en las siguientes temporadas pero sin duda hasta la actual, Margarita es claro ejemplo de que los cuentos de hadas no existen, ni siquiera para las princesas, ¿qué podríamos esperar las «no elegidas por dioses»?
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