Ayer, 20 de mayo se conmemoró el «Día del psicólogo», por lo que he recibido una serie de felicitaciones, comentarios y memes que me han hecho reflexionar cómo esta profesión está rodeada de mitos urbanos sobre los psicólogos. Tan curiosos que seguramente la tele y algunas pelis, nos han heredado.

Para empezar, yo soy psicoterapeuta, y no, no es lo mismo. Vamos a desmentir los mitos urbanos más comunes sobre los psicólogos y de paso vamos a diferenciarlos de los psicoterapeutas.

1. El psicólogo da terapia

Un psicólogo estudió psicología y eso no lo entrena por completo para dar terapia; lo ideal es que curse un posgrado que lo especialice. Al igual, un psicoterapeuta puede o no, haber hecho la licenciatura en psicología, pero sí debe contar con una carrera afín y con el posgrado que lo entrena a dar terapia general y después estudiar cada especialización (niños, adicciones, grupos, parejas, transtornos alimenticios, etc.).

2. Te cobran por escucharte hablar

Este mito surge de la gente que dice «no creer en los psicólogos/terapeutas» y que es igual el café con su amiga. Créeme, mucho pasa por nuestra mente, cuerpo y corazón mientras escuchamos a los pacientes y estamos revisando en nuestro archivo organísmico el mejor proceder a su servicio. Sí, debemos ser excelentes escuchas y en las corrientes modernas somos mucho más activos en las sesiones.

3. Tienen un divan

El diván es muy importante en el psicoanálisis freudiano, pero esto se ha vuelto un cliché del psicólogo en la tele. La mayoría de los consultorios tenemos sillones, sillas cómodas o colchonetas en el suelo. No solemos grabar ni tomamos nota (salvo excepciones que siempre buscarán tu consentimiento) y aunque habrá alguno que otro que se precie de darte un diván como opción, hay diversidad.

4. Analizan todo, todo el tiempo

Este mito urbano sobre los psicólogos, me da risa y a la vez me agobia. No crean que andamos por la vida escaneando psicológicamente a la gente o sus conductas… ni nos interesa, nos faltan elementos y ¡sería muy cansado!

5. Hablan de tu infancia hasta el cansancio

No toda terapia es arqueológica, en el sentido de irnos a revisar el pasado. Solo hacemos esto, cuando observamos que una situación actual tiene ancla en algo del pasado y con su revisión, quizá se apoye el destrabe o la resolución. Las terapias actuales se centran en el presente.

6. No los puedes engañar

Como mis dos padres son psicólogos, la gente me decía de pequeña: «uy! ha de ser imposible engañarlos…» Yo respondía que no eran gitanos sobrenaturales y hasta los gitanos no hay quién les salve de la mentira… tan humana. No somos Dr. Cerebro ni leemos la mente.

7. Debido a su profesión, no tienen problemas en la vida y saben controlar perfecto sus emociones

Estudiamos herramientas de consciencia y control, pero no nos exentan de vivir la vida humana. Nos rompen el corazón, tenemos días de furia, podemos llorar hasta llenar cubetas, los hijos nos desobedecen, los jefes nos maltratan.

8. Siempre que me entero que hay uno, aprovecho para contarle mis cosas

Típico: Ah, ¿eres psicóloga?/ dime ¿cómo me ves?/ Interprétame este sueño de anoche/ te voy a contar un problema que tengo/ tú seguro vas a decirme qué hacer con mi marido/ recétame algo para dormir/ (por cierto, tampoco podemos recetar… eso es con el doctor psiquiatra). ¡PLIS NO!, no nos agarres en la fiesta… ve a consulta con nosotros, ese es el espacio indicado… ¡y cuesta!

Y bueno, ya que desmitificamos los mitos urbanos sobre los psicólogos y de paso de los terapeutas, espero te hayas quitado trabas de encima y te acerques.

Mientras dura la cuarentena, tu opción de terapia psicológica se ha vuelto online (da click al link).

Cuéntanos tu experiencia con estos especialistas en @kenarevista o si tenías algún #mitosobrepsicólogos


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